16 de abril de 2013

Déjale que lo descargue, que no hay en la vida nada, como la pena de ser pobre en una librería

Copio un comentario mío en el estupendo blog del escritor Teo Palacios:

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Estoy de acuerdo en que, como principio moral y económico, el autor tiene derecho a recibir una compensación por su obra. Lo que ocurre es que cualquier legislación sólo tiene sentido cuando el beneficio que la sociedad obtiene por aplicarla es suficientemente mayor que el coste de aplicarla. Prohibir algo que la gente se las va a terminar apañando para hacer si le da la gana, y de formas que va a ser más costoso detectar que el beneficio que se obtenga por detectarlo, no tienen sentido y terminan llevando a la pobreza a la sociedad que las intenta aplicar. Ocurre un poco como con el caso del consumo de droga: las mismas razones que llevan a prohibir la producción y venta de drogas podrían llevarnos a prohibir su compra y consumo, pero la mayoría pensamos que tener un cuerpo de policía mucho más numeroso y dedicado exclusivamente a controlar si cada ciudadano se fuma o se deja de fumar un porro tiene muchos más inconvenientes que las ventajas que podría traernos. Creo que en ambos casos son mejores unas políticas de restricción dirigidas más a controlar a los que se lucran con la venta de drogas o las descargas ilegales, que políticas pensalizadoras del consumo; y esto, acompañado, claro está, de políticas de concienciación ciudadana. Si la gente se convence de que, pese a que se le dé libertad para bajarse archivos, está bien que las obras que le han gustado le lleven a compensar DE ALGUNA MANERA a los autores (comprando alguno de sus libros de vez en cuando, yendo a un concierto si se trata de música, etc.), lo que tendremos será una combinación de descargas "alegales" y compras legales que, en último término, beneficiará a los autores de las obras que más gusten a la gente. Pero si empezamos acusándoles de ladrones, perderemos enseguida la poca autoridad moral que intentamos tener sobre ellos.
Por otro lado, teniendo en cuenta la crisis, y el 50 % de paro juvenil que sufrimos, no deja de consolarme el hecho de que muchos de esos jóvenes sigan despertando y alimentando su afición a la lectura aunque sea masivamente a través de desacargas "alegales"; si algunos autores han conseguido enamorarles, y la "industria cultural" no se empeña en mostrarles su odio como a criminales desalmados, habrá alguna esperanza de que, cuando la situación mejore y encuentren trabajos bien pagados, compensen con agradecimiento a aquellos autores (y a otros), decidiendo gastarse unos eurillos de vez en cuando en un libro para ellos mismos o para regalar, o dando un donativo a una biblioteca (que supongo que será la principal fuente de ingresos de estas instituciones dentro de unos años).
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Ya fuera del comentario, no he podido evitar acordarme del escritor Josep Pla, quien, muchas décadas antes de que existieran las fotocopiadoras y no digamos internet con sus epubs y pdfs, era asiduo de las librerías barcelonesas, en donde se pasaba largas horas leyendo directamente los libros que le apetecía, y con tal caradura que incluso dejaba un billete de metro en la página donde lo dejaba para volver a leerlo al día siguiente. Y no parece que los libreros lo denunciasen en los juzgados.

5 comentarios:

  1. "las mismas razones que llevan a prohibir la producción y venta de drogas podrían llevarnos a prohibir su compra y consumo, pero la mayoría pensamos que tener un cuerpo de policía mucho más numeroso y dedicado exclusivamente a controlar si cada ciudadano se fuma o se deja de fumar un porro tiene muchos más inconvenientes que las ventajas que podría traernos."

    A mí no se me ocurre ninguna ventaja. Debe ser que a otros sí. Creo que era uno de los Greatul Dead el que decía que las drogas causan paranoia y pérdidad total de contacto con la realidad a los políticos que nunca las han probado. Por eso han subido las multas mínimas por posesión de 300 a 3000 € y los agentes de la policía local son incentivados a repartir tantas como puedan, con el consiguiente deterioro de sus pocas tareas realmente útiles.

    "Creo que en ambos casos son mejores unas políticas de restricción dirigidas más a controlar a los que se lucran con la venta de drogas"

    Eso. A Bayer todos los controles que haga falta, pero si quiero comprar heroína y Bayer quiere vendérmela, yo no necesite enseñar en la farmacia otra cosa que las canas de mi barba (ni permiso de un médico, ni inscripción en un registro de consumidores).

    "y esto, acompañado, claro está, de políticas de concienciación ciudadana."

    Como mucho, políticas educativas para los niños y no basadas en la mitología que el prohibicionismo ha perpetrado para justificarse. Cuando los políticos infantilizan a la ciudadanía, la insultan. Cada cual que se conciencie por su cuenta, si le apetece. Y que conciencie a quien se deje, pero con su dinero.

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  2. Interesante Blog. Gracias por tus comentarios en mi Blog "Aprender Viajando", y por la sugerencia literaria del tercer comentario del día de ayer, que vi hoy. En realidad no soy una experta en ese tema, sólo me ha parecido interesante y he recopilado información de los medios de comunicación, para escribir el post y comentar la noticia en radio (la mayoría de los post de ese blog los escribo con ese fin). Donde recopilo, sí, los temas producto de mis propios trabajos o intereses, es en mi blog personal (alexguerraterra.blogspot.com). Muchas gracias otra vez.

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  3. Está claro que la llegada de Internet pide a gritos un cambio de paradigma que beneficiaría a la inmensa mayoría de los autores y mucho más a los consumidores. El problema es que sería a costa de las grandes editoriales y discográficas (hoy se llevan la tajada del león) y de las superestrellas (sólo las que han sido aupadas artificialmente por las anteriores, que la buenas venderán igualmente).

    Y digo el problema porque temo muy mucho que prevalecerán los intereses de estos últimos que utilizarán todas sus influencias, dinero y poder (y de todo eso tienen de sobra) para no perder la bicoca.

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  4. El lobby de los derechos de autor está muy dispuesto a poner un policía en cada conexión a Internet, caiga quien caiga, y es poderoso. Ya sabéis que la duración del copyright se extiende mágica y retroactivamente cada vez que los derechos de Mickey Mouse están a punto de caducar. Como nos descuidemos, implantarán una dictadura si ven que es la única manera de recaudar.

    Yo admiro a los autores. Pero me parece raro cobrar cada vez que alguien hace y vende una copia de algo que tú has hecho. Yo mi trabajo lo cobro solamente una vez cuando lo entrego, y aunque sé que otra gente lo lee, lo copia o lo utiliza como base para su trabajo, no espero cobrar por ello. Como el 99 % de la gente. Quizá ya sea hora de que esa cosa extraña de la SGAE termine y los autores (que por supuesto tienen derecho a aspirar a vivir de lo que hacen) busquen otra manera más normal de rentabilizar sus creaciones, que seguro que puede haberla.

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