Transcribo la entrevista que me han hecho en
DivulgaUNED con motivo de la publicación del artículo sobre co-autoría científica del que hablé en
esta otra entrada.
Escribir artículos entre varios investigadores es una práctica habitual, sobre todo cuando la investigación abarca diferentes áreas científicas. Jesús Zamora Bonilla, catedrático de Filosofía de la Ciencia de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), ha analizado la naturaleza de esta colaboración en un estudio, en el que explica las malas prácticas que existen y propone nuevos formatos para que la coautoría sea más rigurosa.

La ciencia es fruto de un trabajo colaborativo, no apta para solitarios a lo Robinson Crusoe / Ilustración de N. C. Wyeth – Wikimedia.
Si un investigador escribe un artículo solo, ¿recibe más reconocimiento de agencias de evaluación como laANECA?
Depende de las especialidades. En las ciencias naturales e ingenierías no se penaliza la coautoría, o se hace mucho menos, porque ahí es bastante habitual esa forma de colaboración. En las humanidades es donde más se tiene en cuenta y se prima que los autores firmen sus trabajos en solitario.
¿Por qué se recurre a la coautoría?
En general, la coautoría refleja el hecho de que una gran parte de la investigación científica constituye un trabajo colaborativo, en el que hay que combinar distintas capacidades, y a veces también diferentes puntos de vista. La ciencia no es una actividad para solitarios a lo Robinson Crusoe.
¿Qué tipo de malas prácticas existen?
El tipo de mala praxis más habitual es la de que un científico con más prestigio y más poder académico obligue a los verdaderos autores de la investigación a incluir su nombre como autor, sin haber contribuido nada o casi nada. De todas formas, en todos los casos en los que hay quejas de esta práctica no ha ocurrido que la contribución del “jefe” sea tan escasa como les parece a los otros autores. Al fin y al cabo, el trabajo de concepción y organización de un proyecto de investigación es fundamental, y es razonable que los investigadores que lo dirigen sean considerados autores de pleno derecho de las publicaciones que resulten de ahí, aunque no hayan estado tan involucrados en el día a día como los otros autores.
¿Hay alguna mala práctica más?
También es posible que varios autores se pongan de acuerdo en firmar cada uno los artículos del otro o de los otros, aunque su contribución haya sido nula o escasa, pero mi impresión es que ese tipo de falsa coautoría es mucho menos frecuente que la anterior.
¿Cómo podría controlarse que la coautoría sea real y no un “hoy por ti, mañana por mí”?
Es difícil de controlar, pues las agencias de evaluación no tienen recursos para indagar a modo de detectives en los entresijos de las investigaciones. Pero, como decía, me parece que es una práctica bastante poco habitual, sobre todo porque cada científico suele pensar que su propia contribución es más importante que la de los otros, y tiende a parecerle que saldría perdiendo con el intercambio. Incluso aunque cada uno estimáramos con objetividad el valor de nuestra contribución, el científico ‘mejor’ pensaría que sale perdiendo si hace ese intercambio con uno ‘peor’.
En su estudio sugiere que los artículos incluyan al final unos créditos, como en las películas, donde se explique qué investigador ha hecho cada parte, ¿no es así?
Es una posibilidad para ayudar a las agencias y a los procesos de evaluación, ya que los méritos que hay que atribuir son, en último término, de los individuos, no de los artículos o de los grupos. En algunas disciplinas es relativamente habitual hacer algo parecido, sobre todo en aquellas donde la división del trabajo es más clara por tratarse de la combinación de disciplinas o técnicas muy diferentes.
En las conclusiones se refiere al concepto, ‘la magia de la lógica’. ¿En qué consiste?
Es otro de los motivos por los que puede ser razonable firmar un artículo entre varios autores. Lo importante de cada publicación científica son sus conclusiones: un artículo es un argumento que pretende apuntalar o fundamentar una determinada conclusión, y es según el valor de esa conclusión por lo que la publicación va a terminar recibiendo más o menos citas. La contribución de cada autor individual no suele ser conclusión misma, sino algunas premisas que sirven como elementos de la argumentación en la que el artículo consiste. O sea, cada autor contribuye con algunas premisas del argumento, pero lo que se valora es la conclusión, su capacidad de repercusión en las publicaciones de otros colegas, o por decirlo de otro modo, el volumen de citas esperable. Este valor suele ser mucho mayor que la suma del valor de cada una de las premisas por separado. Por tanto, en un argumento lógico, el todo (la conclusión) es más que la suma de las partes (las premisas), y ahí está ‘la magia de la lógica’.