Sostiene Díaz Ferrán, el presi de la CEOE, que hay que apoyar a las empresas (en especial, las grandes) para que no caigan. Va en la misma onda del "gran rescate" decidido por la administración Bush, para comprar los "activos tóxicos" del sistema e intentar que dejen de contaminar a los sanos. No puedo evitar, ante este intercambio de signos de SOS, acordarme de la metáfora que el economista David Anisi utilizaba para defender el keynesiano estado social: tenemos que exigir "trabajar con red", someter el esfuerzo de los trabajadores a la disciplina del mercado para aprovechar su productividad, pero con garantías de que no quedarán tirados en la cuneta cuando vengan mal dadas. Ante las historias de prestidigitación financiera que han llevado a la crisis actual, o al menos han pavimentado el camino hacia ella, parece que al nuevo keynesianismo le correspondería más bien el eslogan de "especular con red".
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Se ha comparado mucho este "rescate" con el "New Deal" de los años 30. Lo que a mí me gustaría proponer es, en cambio, que se aprovechara para firmar otro "trato": de acuerdo con que el Estado (o los bancos centrales, o el FMI, o quien sea) acudan a evitar las caídas de empresas en peligro, pero hágase en forma de préstamo, pagadero con intereses a cuenta de un nuevo impuesto sobre los beneficios (en cualquiera de sus formas) y sobre las remuneraciones escandalosas de los directivos (idem), de aquí a... ¿la próxima crisis?
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Porque... de utilizar una devolución de esos beneficios y remuneraciones obtenidas a lo largo de la última década, ni hablamos ¿no?
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¿O sí?
Es usté un rojo peligroso y antiliberal, que lo sepa.
ResponderEliminarYo lo veo como la metáfora del que va por ahí haciendo el burro con el coche: para algunos da igual los tortazos que se pegan, o las multas que les pongan, porque no aprenden. Hasta que no se matan o se quedan paralíticos no paran. Lo malo es que esos grandes empresarios y especuladores son precisamente los que conducen el autobús en el que los demás tenemos que montar nos guste o no. Y si en vez de un autobús pensamos en un avión, además son los que tienen el paracaídas y los que saben en qué momento saltar mientras el resto del pasaje no sabe la que le espera.
Lo de los impuestos es razonable, pero siempre tendremos la reticencia de los que saben que tienen agarraderas por todas partes y que saben que nunca jamás se quedarán en el paro: a esos siempre les parecerá mal que exista el seguro de desempleo para el resto de la chusma con la que ellos nada tienen que ver. Del mismo modo las regulaciones siempre serán saltadas por una pequeña minoría, que es la que se ha forrado increíblemente en todo esto. El pequeño inversor y el ciudadano de a pie serán los que paguen el pato, pero no debemos olvidarnos que en estos años de vino y rosas unos cuantos se han llevado cantidades ingentes de dinero y que la tienen a buen recaudo en alguna parte.
De acuerdo pero me gustaría una medida imposible más: que respondan ante la justicia las personas que han gestionado esas empresas que se han embolsado un potosí (o varios) y ahora las en quiebra. Que lo paguen con su dinero y, si así toca, con penas de cárcel (a ver si así se reinsertan).
ResponderEliminarMe imagino que esto será imposible, pues al fin y al cabo quien tendría que iniciar las acciones legales será quien tenga acciones, que también se han embolsado su respectivo potosí (o potosíes).
Lo más triste, es que si no van a rescatar a esas empresas, no sólo ellas, sino que nos vamos todas y todos al carajo...
Y además, no aprenderemos, y les dejaremos seguir igual hasta la próxima "recesión", "crisis", o como queramos llamarla.
¿Que hay que sacar la nación adelante? ¡Sencillo!
ResponderEliminarSe capitaliza en forma de acciones y se vende a China, Arabia Saudí o Rusia. De formas mas tontas se han conquistado territorios. Tener una empresa con los mismos privilegios de un Estado, es la leche.
A mí me bastaría con que se nos metiera en la cabeza (la de todos) que le libre mercado no se autorregula; esto es, que no existe.
ResponderEliminarSería el primer paso para buscar alternativas mejores.
Si "autorregularse" sí que se autorregula, igual que el clima terrestre. Lo que pasa es que hay huracanes, e inundaciones.
ResponderEliminarLo que no es de recibo es que le digan a uno que no puede vivir en las zonas más seguras o construirse una casa con cimientos firmes, sino que debe esperar el desastre y "que el Mercado elija a los suyos", como predican los profetas de los ciclos y las crisis económicas.
Los que predican la no intervención luego son lo que la hacen, pero la llaman de otra manera: "poseer información privilegiada", "pactar no darnos de cornadas y crujir a los que están debajo", etc.