. Uno de los problemas del actual debate sobre el cambio climático es el exceso de carga ideológica que llevan casi todos los participantes, y que además parece directamente proporcional a su nivel de presencia en los debates públicos. Como podéis suponer, uno de las cosas que no podemos consentir a bordo del Otto Neurath es el exceso de equipaje, por el peligro de hundimiento que conlleva. Así que vamos a intentar achicarlo un poquito.
. No sé si estáis enterados de una iniciativa curiosa para hacer frente al cambio climático. Se trata de echar hierro al asunto, y no lo digo en broma, sino literalmente: arrojar partículas de hierro al océano, para que fomenten el crecimiento de ciertos tipos de algas del plancton que absorben el CO2. Por supuesto, es una actividad que tiene sus riesgos, pues no se comprenden aún muy bien los ciclos químicos y biológicos involucrados a tan gran escala, lo cual es necesario para calcular bien los costes, los riesgos, y los beneficios esperables, pero me parece que al menos se trata de algo digno de investigar, dada la gravedad de la situación.
. Lo malo es que el problema ha surgido no precisamente porque los riesgos y las ventajas no estén claros. Cualquiera que conozca la dinámica de la ciencia sabe que hay una larga travesía desde los inicios de una investigación y de una hipótesis hasta un eventual consenso entre los especialistas; así que, como en todo lo demás, en este caso tendrán que investigarse mucho y discutir todo lo discutible.
. No: lo malo es que la iniciativa la están encabezando empresas privadas, en particular, una compañía denominada Planktos, que pretende vender sus servicios de "compensación de carbono" (carbon-offset) a cambio del precio correspondiente en bonos de reducción de gases de efecto invernadero. (Recuérdese que, por el protocolo de Kyoto, los países que emiten más de la cuota que tienen establecida pueden comprar estos bonos a los países que han emitido menos).
. "¡Dios santo! ¡Hacer negocio con la ecología! ¡Hasta dónde vamos a llegar! ¡Que el capitalismo aparte sus sucias manos de la atmósfera herida!". Esta ha sido más o menos la reacción de los grupos ecologistas (véase, p. ej., el blog de Carmelo Ruiz), quienes sostienen todos sus argumentos desde el prejuicio de que todo aquello que se haga por intereses económicos es moralmente reprobable y socialmente dañino.
. Pero la posición de los ecologistas, ¿no recuerda a la del alcalde aquel del cuento del Flautista de Hamelín, que se negó a pagar lo acordado a quien les había librado de las ratas? El incentivo del beneficio muchas veces ha espoleado la imaginación que hace falta en la investigación científica más que los sueños planificadores. Pretender renunciar a una solución simplemente porque se les ha ocurrido a "los malos de la película" es claramente irracional.
. También es ilógico el argumento de que fomentar las medidas "lucrativas" contra el cambio reduce el grado de compromiso y de concienciación de la gente. No veo cómo se sigue una cosa de otra, la verdad. Es como si decimos que la contratación de guardaespaldas privados hace reducir la preocupación del público por el terrorismo.
. Por supuesto, la medida habrá que estudiarla con suficiente rigor, e intentando calcular todos los riesgos. (P. ej., la empresa renunció hace poco a realizar un experiencia piloto cerca de las Galápagos, aunque ahora inicia otra polémica siembra de hierro frente a Vancouver). Pero descartarla sólo porque está "manchada" con el deseo de riqueza es tan absurdo como lo era el impedir el acceso de la mujer a la enseñanza "porque ello perturbaría la concentración de los estudiantes y profesores". Al fin y al cabo, si la lujuria era el pecado capital más horrible para los curas y sus guardias de corps, ahora lo es la avaricia para los eco-oscuros.
[Nuevos datos en contra de la iniciativa: ver]
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Una muestra de los prejuicios dominantes: la noticia que da hoy "El País", "Repulsa mundial a un intento de sembrar de hierro el océano", noticia firmada por María José Viñas (http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Repulsa/mundial/intento/sembrar/hierro/oceano/elpepusoc/20071114elpepisoc_7/Tes).
ResponderEliminarAdemás del error gramatical en el título (tendría que ser, si acaso, "repulsa por", no "repulsa a"), es deleznable que se hable de "repulsa MUNDIAL" cuando luego sólo se citan una corta lista de oponentes (eso sí, muy activos). Viva la imparcialidad.
Más que curioso me parece muy triste.
ResponderEliminarEn vez de reducir las emisiones, lo que algunos pretenden es seguir emitiendo lo mismo o más y poner un parche que no sirve para nada, salvo para terminar de jorobar los océanos. Ya casi nos hemos cargado la tierra firme y en parte los océanos, y ahora a rematar la faena.
Otra idea extravagante es la de ponerle un paracuas gigantesco a la Tierra y situarlo en órbita, en uno de los puntos de Lagrange, el L2 si no recuerdo mal, que es donde está colocado el satélite SOHO.
Como dicen por ahí, es como si para apagar un incendio nos venden gasolina para quemar el bosque que no ha ardido aún, y encima nos quieren cobrar la gasolina.
Luego nos dirán que se han pasado en la dosis de hierro y que se han cargado no se cuantas especies marinas, que se ha creado una plaga incontrolada de algas, y que están capturando demasiado CO2 y el planeta se está congelando.
Y para colmo, lo del calentamiento global es una estafa global, pero esto es tema de otro foro.
un buen negocio con la ecologia lo ha hecho 'al-gore'..
ResponderEliminaral muchacho no lo hicieron presidente de los USA asi que
decidio colgarse otra medalla, en este caso, el premio nobel
de la paz.. en fin, esto se llama en convertir en negocio el
supuesto desastre que ellos han causado: los muchachos
contaminan sin consuelo y despues se cuelgan medallas
advirtiendonos de que han conseguido convertir el planeta
en un basurero.. en fin, el siguiente paso sera vendernos
el detergente que lo deja todo limpio y natural, y de ahi
parece claro que se colgaran otra medallita.
Hola, soy María José, la autora de este artículo del País sobre Planktos. A mí tampoco me entusiasmó el título que le pusieron a mi artículo (por cierto, el título lo ponen los editores, no los periodistas), porque me pareció un poco sensacionalista. Pero se lo comenté a mi editora y me lo justificó diciendo que, tal y como explico en el artículo, la OMI había emitido un comunicado de repulsa. Y la OMI es un organismo a nivel mundial (ergo, repulsa mundial). Su razón tiene, mi editora.
ResponderEliminarAparte de eso, lo que me parece más preocupante de este caso es que destapa que no hay ni dios que esté autorizado a supervisar un experimento de este tipo en aguas internacionales. Tal vez a raíz de esta historia cambien las leyes, porque lo que es seguro es que cada vez habrá más experimentos de geoingeniería que intentan sacar dinero de la lucha contra el cambio climático (lo cual no me molesta, siempre que alguien imparcial los supervise para asegurarse que la ciencia se hace bien y no se provoca un desabarajuste colateral).
Un saludo,
MJ
María José:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu réplica. encantado de conocerte. Te pido disculpas por dirigir hacia ti el comentario sobre el título; vaya la crítica a la editora.
Sobre el fondo del asunto, comparto también tu preocupación sobre los riesgos de la falta de control. El problema, obviamente, es de las instituciones internacionales que deberían encargarse de ese control, y no sólo de las empresas que pueden aprovecharse de la situación. De todas formas, dudo mucho de que cualquier resultado que una empresa anuncie sobre investigaciones llevadas a cabo por su cuenta, sin control externo de ningún tipo, vayan a ser aceptadas por nadie. Si Planktos quiere que los gobiernos crean sus resultados (pues son ellos quienes en último término tendrán que pagar las cuotas de emisión), primero tiene que convencer a la comunidad científica (pues los gobiernos se basarán en lo que diga ésta al final), y si los científicos no logran un consenso basado en pruebas independientes, Planktos no tendrá nada que hacer.
Por supuesto, el problema puede ser que los "experimentos" causen daños mayores que los resultados obtenidos, pero ese riesgo existe con todos los experimentos. Y Planktos también tendrá que demostrar que los daños no han sido graves. Así que no creo que iniciativas privadas como ésta supongan un serio realmente grave.
Un saludo
(Por cierto, me encanta la cita que tienes de Peter Cook; me recuerda lo que dicen de un buen profesor, que tiene que enseñar a sus alumnos todo lo que sabe, y más. También me gusta lo de "vegetariana renegada", aunque no entiendo muy bien lo que es; yo me considero metavegetariano o vegetariano de segundo orden -o sea, me alimento de animales vegetarianos).
Je je, es "veterinaria" renegada, no "vegetariana". Lo segundo no lo he sido nunca, aunque vivo en uno de los pueblos más pro-vegetarianos de toda California.
ResponderEliminarUn saludo, MJ