15 de abril de 2008
ULTRALIBERALISMO KEYNESIANO
Muy bueno el artículo de Ulrich Beck hoy en El País. En España se podría aplicar, más que a las sociedades financieras (que de momento no andan tan pedigüeñas como en otros lados), a las empresas constructoras. ¡Si hasta nuestra ultraliberal Esperanza está aplicando el intervencionismo del BOCM para salir al rescate de los "señores del ladrillo"! (esos sí que son señores por estas lides, por encima de los señores del aire que dice mi amigo Javier Echeverría).
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El mensaje del artículo de Beck es que los máximos prelados de la Iglesia del Liberalismo De Los Últimos Días Y Que Nos Quiten Lo Bailao parecen haberse retractado de su fe ciega en el mercado, o más bien, parecen haber caído en la cuenta de que la intervención del Estado en la economía, tanto estableciendo legislaciones intervencionistas, como inyectando dinero a cascoporro, puede no ser un pecado nefando, sino un auténtico bálsamo curalotodo, al menos cuando las heridas a curar son las de ellos.
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Las constructoras ibéricas, hasta anteayer más tirando al cerdo por su carácter de mina de oro, y hoy más tirando al lince por su lamentada proximidad a la extinción, piden ahora también socorro al gobierno ("señor, no soy digno de que mires mi declaración de la renta, pero una subvención tuya bastará para sanarme"). Lo que yo le recomendaría hacer en estos casos al tío Solbes, o a sus compis de otros países con este tipo de pordioseros pidiendo en las puertas, es ceder:
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-Hermanos míos, así dice el Señor: he contemplado vuestro sufrimiento, y los números rojos han ablandado mi corazón. Aquí tengo este cheque de nosecuantos ceros, sacado del sudor de vuestros esclavos, digo conciudadanos, y vamos a emplearlo en levantaros de la postración en la que habéis caído por culpa de vuestra prodigalidad. Y lo que haremos con estos dineros será comprar y comprar acciones y más acciones de vuestras empresas, acciones nuevas que vosotros deberéis emitir, para que paguen por vuestras pecaminosas deudas y resplandezcan de nuevo vuestros balances de liquidez. Y una vez que nosotros poseamos dichas acciones, ejerceremos el poder que nos corresponde en vuestros consejos de administración, para que vuestras estrategias tengan en cuenta los intereses de los ciudadanos, y para que de vuestros dividendos se nos dé una parte proporcional a lo que en vosotras hemos invertido (además, claro está, de lo que todos tengamos que pagar como impuestos, para que podamos otras veces ayudar a otros como ahora os estamos ayudando a vosotros).
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Jesús, si te encuentras con Javier Echeverría, le das recuerdos.
ResponderEliminarno volveré a pasar por aquí.
por otra parte, si es cierto que todos esperábamos más del ministerio de ciencia y tecnología, hay que decir que pese a que algunos les importe un bledo o no quieran oir esto, en realidad puso las bases para el I+d+i español, desarrollando centros y programas de investigación de nivel así como atrayendo inversiones tecnológicas importantes.
yo me congratulo de la recuperación de un ministerio así.
otra cosa es que funcione, porque para funcionar, y más al modo de la comunidad científica, mal vamos si a su trabajo le acompañan discursos falaces y sectarios.
estando por ahí Mr. Gabilondo y Odón Elorza, no sé yo.
Hombre, Ximo, para no gustarte los discursos sectarios, se te dan muy bien.
ResponderEliminarCómo hacer lo mismo de otra forma.
ResponderEliminarEl problema es de fondo: tenemos investigadores funcionarios que trabajan en lo que creen más conveniente (traducido: se tocan las narices en cosas que les gustan y no tienen nigún valor para la sociedad)y, encima, se sienten maltratados.
Los pocos buenos que hacen investigación para la sociedad tienen un mérito impresionante. Hay que tener coraje para sacar la cabeza en este caldo corporativista.
Perdón, mi comentario anterior no es para esta entrada.
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