Durante la carrera, creo que no tuve ninguna asignatura más aburrida que la de "Filosofía de la Historia", pero luego me he arrepentido de no saber un poco más sobre el tema, ya que la historia es un asunto que me apasiona, y da para mucha reflexión filosófica interesante (aunque la mayoría de los paradigmas dominantes sobre el tema, de la línea hegeliana, son un tostón).
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Así que dedicaré una serie de entradas (contingentes, por supuesto, como la historia misma) a hacer filosofía de la historia.
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Por de pronto, presentaré al antihéroe de esta historia, o sea de esta serie de entradas. No podía ser otro que el bueno de Heróstrato (en castellano se suele trasliterar sin la hache, pero no se por qué quitársela). Como muchos sabréis, la fama de este personaje se debe a que, la noche del 21 de julio del 356 a.C., incendió una de las siete maravillas del mundo antiguo, el Artemision de Éfeso (un templo parecido al Partenón, pero el doble de grande). Bajo tortura, confesó que el motivo de su "hazaña" había sido el alcanzar fama imperecedera. Artajerjes, rey de Persia bajo cuyo dominio estaba la ciudad en aquellos tiempos, ordenó, asustado por las admoniciones de sus adivinos de que la destrucción era el símbolo de una gran catástrofe para su reino, que nadie pronunciara jamás el nombre del pirómano. Y quizá el persa hubiera conseguido su propósito de condenar a Heróstrato al olvido absoluto en el que reposa eternamente la inmensa mayoría de la humanidad, de no ser porque esa misma noche, al otro lado del Egeo, nació un niño que sólo un par de décadas después acabaría con el imperio persa. Efectivamente, Alejandro el Grande nació el mismo día que fue quemado el templo de Diana (perdón, Artemisa, la de múltiples pechos) por el pastor Heróstrato (aunque lo de pastor no está del todo claro).
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Así que mi reflexión sobre la historia comienza con la consideración de ésta como un territorio en el que penetrar, o como un club al que pertenecer. "Que la gente te recuerde mucho tiempo después de que hayas muerto". ¡Vaya estúpido propósito!, ¿no? ¿Qué puedes ganar por ello? Naturalmente, si hay un más allá con un agujerito para que puedas mirar tu antiguo mundo y ver cómo la gente habla de ti, tal vez tenga sentido. Pero el caso es que incluso muchos de los que no creen, o creemos, en una vida ultraterrena, experimentan como una intensa motivación el conseguir que las generaciones futuras se acuerden de ellos.
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La historia es, pues (entre otras cosas), lo que se recuerda (o se cree que se recuerda; gran parte es un invento) en el futuro. ¿Y por qué puede merecer la pena grabar el propio nombre en ese sutil material del recuerdo?
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Herostratos, o Heróstrato o Eróstratos, es uno del personajes que aparecen en el singular librito de Marcel Schwob, "Vidas Imaginarias".
ResponderEliminarJ.N.
A mí me produce satisfacción ahora el saber que mis hijas me recordarán. Es bueno para ellas en su futuro, y su bienestar futuro me importa ahora, y para mi ego en el presente. También me satisface ahora que mis nietos, biznietos,... me recuerden, por las mismas razones, aunque la tasa de descuento hace que cada vez menos.
ResponderEliminarEróstratos... tsk... tsk...
ResponderEliminarEs un error pensar que para hacer el Mal tienes que realizar actos extraordinarios, como desviar el planeta de su órbita o quemar una de las siete maravillas.
Los verdaderos amantes del Mal realizamos, más bien, pequeñas maldades cotidianas para mantener el equilibrio cósmico. Por ejemplo, echar sacarina a las hormigas, para que mueran de hambre en el duro invierno, mear sobre las plantas que la vecina del octavo tiene en el área comunal, poner una grabación a todo volumen de perros aullando cuando te vas de casa, llamar "guapa" a la más fea de la oficina, y cosas así.
Se me olvidaba: también puedes animar a un tonto. Decirle cosas como: "tú puedes, sólo tienes que proponértelo". Y claro, luego esperar a que se la pegue el muy idiota, y disfrutar con esa carita de incomprensión que ponen, en plan "pero no lo entiendo, ¿cómo he podido fallar?".
ResponderEliminarUna variante de lo anterior: regalar libros de autoayuda.
Durante la carrera, creo que no tuve ninguna asignatura más aburrida que la de "INSERTE NOMBRE AQUÍ", pero luego me he arrepentido de no saber un poco más sobre el tema
ResponderEliminarSi me hubiesen dado un céntimo cada vez que he pensado eso...
Estás como una cabra Freman, así no vas a salir nunca en "Vidas Imaginarias". Lo de las micciones en las plantas de la vecina del octavo me ha dejado intrigado. Mira que si las orinas moderadamente puedes acabar favoreciendo su crecimiento y haciendo feliz a la vecina. Deberías asegurarte que les aportas la suficiente orina como para perjudicarlas, meando sólo en las plantas cuando estés en el edificio o por el vecindario. Quizás podrías incluso instalar una manguera desde tu cuarto de baño, para no tener que andar subiendo y bajando al sitio comunal ese, y así de paso evitar que alguien te pille en pijama en actitud poco decorosa con las plantas y te acuse de vicioso o pervertido. También podrías intentar embaucar a tus amigos y convencerles de que impulsado por tus nuevas preocupaciones ecologistas, ese es tu nuevo cuarto de baño. claro que si te conocen un poco no creo que cuele.
ResponderEliminarJ.N.
Dice Mr Popper --para no multiplicar kBs en la Red innecesariamente con citas largas lo resumo-- que la historia que se nos hace pasar por historia de la humanidad es en verdad la historia de los crímenes políticos y el asesinato en masa y -añade entreparéntesis- de sus intentos por oponerlos.
ResponderEliminarDe modo que sí, en parte puede que sea verdad que los personajes de la historia no sean más que otros tantos Heratóstenes más o menos sofisticados. ¿Se trata de eso?
Yo no estoy tan convencido de que esto sea historia, en todo caso, la idea rudimentaria folk de la historia. Es como si, al observar que no es lo mismo que la crónica de eventos pasados tal y como pasaron sino la perpectiva de una determinada época sobre las anteriores, la disciplina careciera de sentido por estar llena de subjetividad y ser un invento. La historia no tiene que ser definitiva y eterna para que merezca la pena y sea útil.
hola:
ResponderEliminarPara lograr trascender y ser parte de la historia primero hay que lograr algo aquí y ahora.
Algún artista quizás se conforme con ser famoso y que sus obras se vendan bien, tener el reconocimiento de sus pares. Una vez logrado eso supongo que se desea no ser solamente una moda pasajera y ser olvidado sino tener la satisfacción de haber hecho algo lo suficientemente importante para mucha gente como para ser recordado mucho tiempo después de propia la propia muerte.
Ya sabemos que eligió Aquiles y Alejandro muy probablemente quería ser mejor o igual que Aquiles y Cesar parecerse o superar a Alejandro. Y montones de generales y reyes ser como Cesar.
Me parece que solo en casos raros o patológicos el deseo de trascendencia se realiza mediante la realización de actos de pura maldad. Pero los hay no solo personas que deciden tener sus minutos de fama disparando a personas por la calle sino tambiéen personas que se atribuyen y confiesan crímenes que no cometieron para ser famosos.
Si quizás acciones malas pero justificadas o racionalizadas para un supuesto bien propio o general.
Pero creo que tu pregunta Jesús es equivalente a preguntar por que alguien desea ser el centro de atención de los medios de prensa a cualquier costo, no con fines económicos sino simplemente ser la "estrella" la figura de la cual todos hablan. Por que alguien quiere ser famoso??? Ser famoso por "siempre". Ser parte de la historia.
Deseo de tratar de "burlar" la muerte, vanidad o simplemente porque les gusta. Les produce placer suponer que serán recordados.
Tendrá algo que ver con lo que se denomina ilusiones positivas? (positive ilusions)
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http://luisgpope.blogspot.com/2010/03/religion-ilusiones-y-salud-mental.html
"Es decir, el individuo normal, para mantenerse motivado y optimista respecto a sus metas y devenir futuro requiere de un cierto autoengaño. A estas distorsiones "saludables" de la realidad se les han llamado ilusiones positivas"
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Kewois
A mi me interesa la Historia, pero muy poco la de los nombres propios.
ResponderEliminarApenas me interesan como ilustración o como apoyo mnemotécnico.
Lo interesante es la historia de las sociedades, de la tecnología, de las costumbres, de la población, del derecho, de las ideas, del comercio, de la economía... y también el contexto de la distribución de poder militar y político, claro. Algunos nombres propios son inevitables, pero en absoluto lo central.
En todo caso, no sabemos los nombres de quienes dieron un empujón a la domesticación del trigo, o al desarrollo del carro, ni de quienes lideraron las migraciones, o en general, de quienes hicieron la mayoría de las cosas importantes. Sabemos, eso sí, la mayoría de los nombres de los ególatras asesinos en masa (mucha gente lo ha hecho notar, además de Popper). Y los de unos cuantos entre el puñadito que sabía escribir, que, siendo tan pocos, ni siquiera hay motivos para pensar que fueran los más listos de su comarca.
Jesús:
ResponderEliminarCon frecuencia, buscar la finalidad como causa es buscar algo equivocado, pues la finalidad es sólo parte de la mente de alguien.
Somos animales sociales y damos valor a posisiones relativas dentro de la sociedad. El héroe (parte del hombre de Heróstrato; la otra es ejército) es un tipo que busca prestigio y un lugar social privilegiado, que vendrá muy bien para la supervivencia de sus descendientes.
Tener esas ideas en la cabeza viene muy bien en términos de supervivencia, aunque sea falsas y ni la historia se acuerde de ti ni tengas una gloria eterna. El que las tiene no sobrevive porque sean verdaderas -muy al contrario- sino por cómo actúa al creerlas.
¿Nadie me dice nada de Helen Mirren?
ResponderEliminar(¿O, para el caso, de cómo hacer una película que no pasará a la historia sobre el pasar a la historia a toda costa?)
En los 60's molaban jamonas.
ResponderEliminarPues ya ves el éxito de Scarlett Johansson.
ResponderEliminarPues la verdad, las conozco más buenas que la Scarlett. Y conste que no me gustan esqueléticas, pero la cara de la Johansson parece hecha por un equipo de becarios.
ResponderEliminarFreman:
ResponderEliminarEl ejemplo de Scarlett Johansson sólo era para probar que cierta jamonez no ha pasado de moda entre el público masculino real.
Y sobre su cara, pues irá en gustos, pero me pareces como esas puntuaciones de gimnasia en las que el 9,95 pierde y es un dsgraciado.
¿La Johansson jamona?
ResponderEliminar"¿La Johansson jamona? "
ResponderEliminarMás...
o menos...
Eso es el wonderbra.
ResponderEliminarYo creo que es el Burger King.
ResponderEliminarTambién.
ResponderEliminarIgual puede ser, de todas formas, que la última peli suya que vi fue "Match Point", y tal vez desde entonces haya cogido kilos.
Jesús, que no lees los periódicos.
ResponderEliminarLas noticias sobre que Scarlett Johansson engordaba o adelgazaba fueron el relleno de sociedad o de cultura una buena temporada.
Le decían que era la nueva Marilyn Monroe, pero parece que se ha desjamonado.
Helen Mirren fue un icono de la chica sexy. Yo sólo he visto La costa de los mosquitos y no iba de eso, pero basta repasar su filmografía.
Por cierto, ¿vosotros qué compraríais con cinco dólares? ¿Una barbie o dos teresas?
ResponderEliminarEfectivamente, no leo esa sección de los periódicos.
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