Jesús, ¿qué haces tú leyendo esos libros (si es que lo has leído)? Yo sí lo leí (pasado mañana, concretamente) y, para lo petardos que suelen ser estos pretenciosos sabihondos, hay que decir que está muy interesante. El autor (lo siento por los que no lo hayan leído, porque les voy a desvelar el desenlace), en esta edición c o m p l e t a m e n t e c o r r e g i d a, afirma haber llegado a la conclusión de que todos los criterios epistémicos que había defendido vehementemente en su anterior edición, están completamente equivocados. Ahora ya no cree que haya que demostrar una hipótesis científica contrastándola con ciertos hechos relevantes (esto lo considera una patraña), y tiene claro que ninguna deducción es válida; se ríe de los que acusan a otro de contradecirse... Está de puta madre. Me ha parecido irrefutable. ¡Y el autor tiene ya cincuenta y tantos años! Es un espíritu joven y libre, no hay duda.
Compáralo con el, ese sí auténtico coñazo, que leía dos días después (o sea, ayer), titulado "La apariencia aparente", de un tal J. O'Silly, doctor en limpieza de laboratorios abandonados, y conocido por su incombustible defensa del falibilismo. Mi edición era la enésima, pero sigue diciendo exactamente lo mismo que la vieja edición que había en la biblioteca de mi instituto: "todo, absolutamente todo conocimiento humano es falible, y esto es sin duda".
Juan Antonio, ¿cuándo has leído -o leerás- el susodicho primer libro, al cual te has referido? ¿Antes de anteayer, anteayer o pasado mañana? No me queda nada claro.
Si la ciencia no trata de contrastar hechos derivados experimentalmente de la hipótesis, i.e., inducción-deducción, deducción-inducción; vámonos que nos vamos.
José Manuel, mi comentario era irónico, perdónamelo. No he leído un libro que no existe ni puede existir en un día que aún no ha llegado. Pretendía reducir al absurdo el falibilismo, para ayudarle así a encontrar su verdadera identidad.
Tu frase última puedes dirigírsela perfectamente al primer falibilista que te encuentres (pero mira bien, porque a veces se camuflan, haciéndose pasar por infalibles ellos mismos).
De acuerdo, Juan Antonio. La ironía, tanto en la radio como en Internet, no se comprende si no hay un contexto muy, muy claro (obviamente, falta la percepción visual, la tonalidad, el lenguaje no verbal, etc).
Jesús,
ResponderEliminar¿qué haces tú leyendo esos libros (si es que lo has leído)?
Yo sí lo leí (pasado mañana, concretamente) y, para lo petardos que suelen ser estos pretenciosos sabihondos, hay que decir que está muy interesante. El autor (lo siento por los que no lo hayan leído, porque les voy a desvelar el desenlace), en esta edición c o m p l e t a m e n t e c o r r e g i d a, afirma haber llegado a la conclusión de que todos los criterios epistémicos que había defendido vehementemente en su anterior edición, están completamente equivocados. Ahora ya no cree que haya que demostrar una hipótesis científica contrastándola con ciertos hechos relevantes (esto lo considera una patraña), y tiene claro que ninguna deducción es válida; se ríe de los que acusan a otro de contradecirse... Está de puta madre. Me ha parecido irrefutable. ¡Y el autor tiene ya cincuenta y tantos años! Es un espíritu joven y libre, no hay duda.
Compáralo con el, ese sí auténtico coñazo, que leía dos días después (o sea, ayer), titulado "La apariencia aparente", de un tal J. O'Silly, doctor en limpieza de laboratorios abandonados, y conocido por su incombustible defensa del falibilismo. Mi edición era la enésima, pero sigue diciendo exactamente lo mismo que la vieja edición que había en la biblioteca de mi instituto: "todo, absolutamente todo conocimiento humano es falible, y esto es sin duda".
Juan Antonio, ¿cuándo has leído -o leerás- el susodicho primer libro, al cual te has referido? ¿Antes de anteayer, anteayer o pasado mañana? No me queda nada claro.
ResponderEliminarSi la ciencia no trata de contrastar hechos derivados experimentalmente de la hipótesis, i.e., inducción-deducción, deducción-inducción; vámonos que nos vamos.
José Manuel,
ResponderEliminarmi comentario era irónico, perdónamelo. No he leído un libro que no existe ni puede existir en un día que aún no ha llegado. Pretendía reducir al absurdo el falibilismo, para ayudarle así a encontrar su verdadera identidad.
Tu frase última puedes dirigírsela perfectamente al primer falibilista que te encuentres (pero mira bien, porque a veces se camuflan, haciéndose pasar por infalibles ellos mismos).
De acuerdo, Juan Antonio. La ironía, tanto en la radio como en Internet, no se comprende si no hay un contexto muy, muy claro (obviamente, falta la percepción visual, la tonalidad, el lenguaje no verbal, etc).
ResponderEliminarMe recordáis a monsieur Jordain, asombrado al descubrir que ha estado tantos años hablando en prosa.
ResponderEliminarMonsieur JoUrdain, Monsieur JoUrdain, Freman. Algunas veces me haces reír... Unas, ocurrentes, otras, sin complejos, oyes.
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