1) la moral no se "reduce" por consistir en "meros" sentimientos; ella es la que da valor a las cosas, así que no necesita "estar fundamentada en algo superior", porque, por definición, no puede haber (para cada uno) nada moralmente superior a la moral (de cada uno). No hay ningún criterio fuera de la propia moral que diga que una moral es "inferior" o "superior" por el hecho de venir de Dios o del gustirrinín.
2) Con independencia de que el determinismo sea verdadero o falso, lo que es falso de toda falsedad que uno elija su moral. ¡No puedes creerte en serio que tú tienes la maravillosa propiedad de poder decidir que durante los próximos treinta segundos te va a parecer cojonuda (pero de verdad, no sólo fingiendo que te lo parece) la moral de Hitler! (suponiendo que no te parezca buena ahora). ¡De veras que estás tan engañado por la idea de autonomía como para pensar que eres tan capaz de decidir eso como de decidir levantarte de la silla!
Uno no elige sus gustos (ni los morales, ni los gastronómicos, ni los sexuales); sólo los puede encontrar o educar (que no es lo mismo).
3) El remordimiento. ¿Pensabas que esto es una dificultad para un naturalista? La respuesta es más sencilla que rascarse la oreja. Explicar el sentimiento de remordimiento significa pura y simplemente explicar cómo hemos podido llegar a desarrollar la capacidad neurológica de experimentarlo. Como toda capacidad neurológica, es el fruto de la selección natural: aquellos de nuestros antepasados que experimentaban la sensación de remordimiento (o sea, los que se sentían jodidos cuando sus decisiones salían mal -luego te recuerdo con más calma por qué se pueden tomar decisiones aunque no exista el libre albedrío-) aprendían a tomar mejores decisiones que los que no sentían ese arrepentimiento, y ello les permitía reproducirse con mayor frecuencia. Es la misma explicación que la del dolor: quienes lo sentían, aprendían a huir de lo que se lo producía, mejor que quienes no lo sentían.
Así que es verdad que (te cito) "el remordimiento y la culpa proceden de la consideración de la existencia de la libertad", pero eso significa tan sólo que nuestros antepasados desarrollaron esa "consideración", no que la libertad que ellos sentían existiera realmente.
¡¡¡¿Por qué no te planteas la pregunta, obvia, de cuál puede ser la causa física de que nuestro cerebro perciba la libertad?!!! (o sea, ¿cómo notas que eres libre?). Piénsalo sin prejuicios, y llegarás a la conclusión de que no puede ser la propia libertad real la que causa que la notemos (¡magia potagia!), y que en cambio es muy lógico concluir lo que gana un homo erectus sintiéndose libre (y arrepentido).
4) Si yo pido perdón, no "apuesto" a que era libre. Uno suele pide perdón porque cree que era libre, o en todo caso, finge que lo era. Pero lo más habitual es que pidamos perdón por exactamente la misma razón por la que solemos hacer las demás cosas: porque pensamos que es lo que debemos hacer, o sea, porque experimentamos un sentimiento de obligación que nos impulsa a hacer eso (a costa de acosarnos con la sensación de remordimiento si no lo hacemos). O sea, todo puramente biológico, y tan mecánico como la digestión.
5) dices: "Si yo me creyera determinado, estoy seguro de que lo último que haría (aún determinado) sería intentar convencer a gente que yo creo determinada de que está determinada". Veo que sigues sin entender nada de qué es lo que significa e implica estar determinado. ¿Qué tiene que ver creerse determinado con desear unos cosas u otras, y obrar en consecuencia? Yo no dejo de comerme un bombón por creer que, si me lo como, estoy determinado a comérmelo.
6) Dices: "No pudiendo elegir entre fines, el fin se convierte en parte del sujeto del mismo modo que una átomo de carbono pertenece a un diamante. El diamante no decide poseer dicho átomo. El sujeto no elige el fin."
Repito: nadie elige los fines últimos, aunque todos elegimos los medios. Además, ¿qué tiene de malo que mis fines sean míos, como mi hígado?
7) Y de nuevo el gran error: "un ser humano determinado es simplemente un espectador: un humano determinado no es más que algo capaz de experimentar los sentimientos de una parcela minúscula de la realidad, cuyos actos vienen dados y determinados por las mismas leyes que todo lo demás."
Un ser humano parapléjico es un "mero espectador"; un ser humano jugando al fútbol, "actúa". TODA la diferencia que podemos establecer entre "ser un espectador" y "ser un actor" es la diferencia que EXPERIMENTAMOS cuando percibimos la diferencia entre "quedarnos quietos sin hacer nada" y "estar haciendo cosas".
Después sigues con el mismo error:
"El ser humano así no elige: cree que elige. El ser humano no actúa: cree que actúa. La complejidad del ser humano no lo hace un actor. Que sea autoconsciente tampoco.. Pues bien, ESTO es lo que es completamente ridículo: lo que PRECIBIMOS que hacemos cuando NOS PERCIBIMOS actuando, ESO es "actuar". Así que, aunque estemos determinados porque no podemos evitar ser nada más que un (maravilloso, por otra parte) conglomerado de moléculas sometidas a las leyes de la física, SÍ QUE ACTUAMOS. En ESO que notamos cuando decimos que actuamos consiste nuestro actuar (más sus causas físicas, que no percibimos, claro está).
Decir que el ser humano no elige si está determinado, tiene LA MISMA LÓGICA que decir que un pino no es un pino aunque absolutamente todo lo que percibamos en él parezca un pino. Si todo lo que percibimos en nosotros es que actuamos, ESO es a lo que llamamos actuar (salvo que, en tus sueños de visionario, imagines un mundo en el que "las elecciones son verdaderas elecciones"... Pero, ¿qué tienen de "verdaderas", o mejor, qué tienen de "elecciones", si sólo has aprendido POR LA EXPERIENCIA que existen unas cosas que se llaman elecciones).
8) Por último, ¡claro que el razonamiento moral presupone el libre albedrío! (si no fuera por eso, no lo estaríamos discutiendo). Lo que yo digo es que, una vez que nos damos cuenta del maravilloso hecho de que somos conglomerados de moléculas, vemos que ese concepto (el de libre albedrío) es una ficción subjetiva. El razonamiento moral se basa en una presuposición falsa (obviamente no hace falta que los razonamientos prácticos se basen en premisas verdaderas siempre, ni siquiera en general; ójala lo hicieran más a menudo). ¿Y qué? ¿Deja de parecernos cruel la tortura por ello? ¿Dejan de despertar sentimientos de solidaridad algunas cosas por ello? ¿Dejas de sentirte bien cuando actúas bien, y mal cuando te hacen una putada? ¿Qué más quieres para que haya moral? Ni siquiera puedes EXPLICAR, y mucho menos MOSTRAR, qué es ese "más" que quieres.
Salud.
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"es falso de toda falsedad que uno elija su moral.(...) Uno no elige sus gustos (ni los morales, ni los gastronómicos, ni los sexuales); sólo los puede encontrar o educar (que no es lo mismo).
ResponderEliminarEstoy tan en desacuerdo con eso que creo que no se puede estarlo más. Creo que el tipo aquel que se escribía con Nicómaco estaría de acuerdo en que educarse es elegir, al menos en hábitos, gustos y moral (o sea, en lo importante). Y por esta vez, creo que tendría razón.
Que sean mis sentimientos los que elijan, o mi esfuerzo por tener una moral racional, o todo eso, o eso y más cosas, no viene al caso: mis sentimientos son "yo", igual que lo demás que soy y que tiene voto en el asunto.
Salvo que reneguemos y no aceptemos que
lo que mi barro ha bendecido
no lo voy a negar como un cobarde
Porque entonces ¿Quien elige? ¿Esa mítica voluntad?
PS. Si la cosa está en definir la palabra "elegir" o la palabra "voluntad" y como suele pasar con las discusiones medio metafísicas, resulta que finalmente eran discusiones semánticas, no he dicho nada. No importa que pulpo sea o no animal de compañía...
Aloe:
ResponderEliminarafortunadamente, uno puede hacer algo para cambiar sus gustos (educarse); pero uno sólo puede decidir AHORA empezar a educarse si ya le parece AHORA que estaría bien tener los gustos o valores que alcanzará al final de su educación. Y tener AHORA esa opinión (o no tenerla) no es algo que uno pueda elegir AHORA.
Es como con la verdura: a mi no me gusta (siento una sensación MUY desagradable al comerla, sobre todo las coles de Bruselas), y no puedo ELEGIR ahora sentir placer AHORA al comerlas AHORA (en cambio, no tengo problema alguno en elegir AHORA comerlas o no comerlas AHORA). En cambio, puedo elegir AHORA empezar un plan gastronómico con el que espero (sin total seguridad) que dentro de un par de años terminen gustándome las coles.
Eso es todo lo que quería decir.
(Y si sigues teniendo dudas, prueba a elegir AHORA que te parezca sinceramente muy bien AHORA la tortura de niños indefensos y buenecitos).
NO creo que nadie diga que las elecciones morales lo abarcan todo o que todo se puede elegir o que todo es el campo de la ética.
ResponderEliminarSi como dices, puedes elegir comer coles de Bruselas, pero no puedes elegir sentir placer comiéndolas, eso no es una objeción contra el hecho de que eliges o no comerlas, porque has decidido que es bueno comerlas para ti (o porque has decidido que no vas a disgustar a tía Enriqueta, o lo que sea).
Lo de sentir placer no lo puedes elegir. Vale, pues qué le vas a hacer, no se puede tener todo. Si el disgusto no te compensa el que le causas a tía Enriqueta, pues eliges no comertelas. No veo el problema (el problema de principio, entiendo que el problema en sí es tremendo, desde luego)
La cuestión es que decir que el libre albedrío es una ficción subjetiva es como decir que el deseo sexual (por no poner ejemplos escabrosos como el amor) es una ficción subjetiva:
Me imagino a Herr Professor Doktor Schultz dándonos una conferencia:
"Vamos a demostrar que el deseo sexual es una ficción subjetiva, una cosa que no existe, señoras y señores, mediante treinta y cinco transparencias de nada que les mostrarán a ustedes los circuitos neuronales, los receptores de neurotransmisores y toda la parafernalia que cuando se activa nos hace sentir la mencionada ficcion. Apaguen las luces, por favor..."
Ahora sustituimos "deseo sexual" por "libre albedrío" y la cosa es exactamente igual (o lo suficientemente parecida para lo que quiero decir).
El hecho es que yo estoy convencida de que mi cerebro y el resto de las partes de mi cuerpo no son posesiones de mi persona, sino que son mi persona. Tenemos esa percepción subjetiva de libre albedrío (dentro de límites tanto internos como externos) lo mismo que tenemos esa percepción subjetiva de algo como deseo sexual (dentro de límites tanto internos como externos). Eso no lo convierte en ficción, aunque no exista si no existen sujetos que lo experimentan.
Claro que la defensa teológica del libre albedrío va de otra cosa. Esa otra cosa sí que me parece absurda e ininteligible, pero no sé si al final la produce meramente el idealismo y el empeño dualista en decir que una cosa es nuestro cerebro y otra nuestra voluntad o nuestra alma. Yo creo que en esos términos es muy dificil saber siquiera qué se está diciendo.
De lo de la educación y el AHORA, yo puedo elegir educarme para no ser un racista a mi pesar (inadvertida pero continuamente) como era cuando era pequeña, porque he elegido dejar de serlo y habituarme a no serlo de verdad. Ahí he elegido AHORA un valor para conseguir aceptarlo de verdad (en todas mis vísceras y neuronas) DESPUES.
Pero también puedo elegir algo más general, que no implica elegir AHORA todos mis valores. Por ejemplo, educarme en razonar mis valores morales y considerarlos críticamente, intentando que sean consistentes y racionales, sin saber a priori a qué valores exactamente me va a llevar eso. (Aun así, elegí primeramente esa actitud como valor, desde luego).
También puedo elegir no adquirir hábitos que considero que a largo plazo me harán mella moral, aunque no sean malos en sí. Como decía De Quincey, "lo malo del asesinato es que se van adquiriendo malas costumbres y malas compañías, y se puede acabar incluso teniendo unos modales espantosos en la mesa y robandole el monedero a tu madre." ;-) Eso ya sería utilizar la astucia contra uno mismo, desde luego. A saber si eso es moral...
Aloe:
ResponderEliminarCON RESPECTO A LAS DECISIONES:
una cosa es el hecho de que nosotros elegimos (lo que no niego de ningún modo), y otra cosa distinta es la hipótesis del "libre albedrío" que estoy criticando. Esta última hipótesis es la hipótesis de que nuestras decisiones se basan en un principio causal que está fuera, o por encima, de las leyes físicas que determinan todos los movimientos de nuestras células.
Por supuesto que tomamos decisiones, que lo hacemos conscienteente, y que lo hacemos basándonos en nuestros criterios y valores. Pero el hecho en el que consiste nuestro "tomar una decisión" es un hecho natural, sometido a las leyes físicas, como no puede ser de otra manera si las consecuencias de esa decisión consisten en movimientos físicos de nuestro cuerpo.
Por lo tanto, el acto de decidir NO es una "ficción subjetiva", de ningún modo (bueno, habrá veces en las que sí, pero no es lo normal). Es un hecho psicológico como muchos otros, y como tal, un hecho natural (no "sobrenatural").
Lo que sí es una ficción es la creencia de que, cuando tomamos una decisión, el PROCESO COMPLETO de la decisión podría haber sido de otra manera, en vez de como ha ocurrido efectivamente. Teniendo en cuenta TODOS los factores que han tenido como resultado que yo decida A en vez de B, la consecuencia del hecho de que ese proceso sea un proceso NATURAL, es que NO HABRÍA PODIDO OCURRIR OTRA COSA (o, al menos, que yo no tengo un "poder sobrenatural" que hace posible que, en algún momento del proceso, en lugar de seguir por el camino hacia A, podría haber llevado el camino hacia B).
CON RESPECTO A LA ELECCIÓN DE LOS VALORES:
Creo que he sido demasiado blando con la idea de que podemos elegir nuestros valores futuros. Si AHORA quieres DEJAR de ser racista, es que AHORA aceptas que el racismo está mal (aunque te quedan los "tics" que te provocan sentimientos racistas). Luego lo que quieres es eliminar esos "tics", y NO cambiar tus valores (pues los valores que dices querer tener en el futuro, los tienes ya, en realidad).
Lo que estás decidiendo es actuar en el futuro de manera más coherente con tus valores (y ese "actuar" incluye no sólo tu conducta, sino también tus sentimientos, que es lo que yo sugería que podemos "educar").
Pero, insisto, tú puedes elegir cómo actuar, cómo vivir, pero no puedes elegir con qué CRITERIOS juzgas si una actuación o un tipo de vida te parecen buenos o malos.
Los ejemplos que se ponen en contra de esta tesis, fíjate, consisten en pensar en TUS propios valores, y sentirte muy feliz y orgullosa pensando que "los has elegido tú". Este "elegirlos tú" es una metáfora para decir que SON TUYOS, pero no puede entenderse en sentido literal: tú no has decidido que te parezca mal el asesinato.
Para darse cuenta de que decidir una cosa así es literalmente imposible, es por lo que pongo el ejemplo de "intentar decidir que durante los próximos cinco minutos te parezca bien la tortura de niños". ¿A que no puedes? Como mucho, uedes fingir que te parece bien, pero no puedes sentir ni creer que la tortura de niños está fenomenal.
E insisto, dicho esto, de aquí no se sigue que tus valores actuales sean "menos tuyos" por el hecho de que no están sujetos a tu elección. Tampoco puedes elegir tus creencias (no puedes decidir que durante los próximos cinco minutos creerás firmemente que la Tierra está hecha de ketchup), y eso tampoco hace que tus creencias sean "menos tuyas".
Lo que hace que una creencia o un sistema de valores sean ÍNTIMAMENTE NUESTROS no es la bobada de que "nosotros los elegimos" (o más bien, la ñoñería). Lo que hace que sean NUESTROS (como algo contratio a que se nos hayan "impuesto") es el hecho de que, al menos parcialmente, son el resultado del ejercicio de nuestra capacidad de razonamiento.
Un saludo
Sobre la voluntad, Jesús, escribí un post
ResponderEliminarhace tiempo... puro interrogante.
¿Te plantean alguna duda las preguntas?
Parte de ello tiene mucho que ver con lo expuesto por Aloe... pero sólo en forma de duda.
También puedes contemplar todos los post relacionados con el término voluntad.
A lo mejor algun te dé una idea del camino del libre albedrío.
Un saludo
Iván:
ResponderEliminarreconozco que me da un gustirrinín tremendo hacer el papel del chico mayor que les cuenta a sus amigos más pequeñajos que los reyes magos son los padres.
Las preguntas en cuestión me parecen tan encantadoramente naifs como las de los chavalillos que se preguntan cuántos juguetes caben en cada camello, o si son los pajes o les propios reyes los que entran a las casas a dejar los juguetes.
P.ej., la "voluntad" no es un ENTE, sino una cualidad, o más bien, un agregado no muy bien definido de cualidades o capacidades psíquicas de nuestro cerebro. Nuestro cerebro tiene voluntad, igual que tiene capacidad de distinguir los sonidos, capacidad de regular los niveles de hormonas en el flujo sanguíneo, capacidad de resolver ecuaciones de dos incógnitas, capacidad de soñar, o capacidad de sentir escalofríos cuando me acarician suavemente los costados. Yo no "soy" más mi voluntad que el resto de esas capacidades. Tampoco es que "participe" de mi voluntad, sino que la tengo y la ejercito (como poseo la capacidad de ver y de retirar la mano -involuntariamente- cuando me quemo).
Insisto en que, ante la pregunta CIENTÍFICA Y EMPÍRICA de cómo se las apaña nuestro cerebro para generar todas esas capacidades, incluida la capacidad de desear, deliberar, y decidir (las tres grandes "des"), las otras preguntas, "filosóficas" y "metafísicas", que tanto parecen gustarte, son simples juegos de niños.
Un saludo
P.ej., la "voluntad" no es un ENTE, sino una cualidad, o más bien, un agregado no muy bien definido de cualidades o capacidades psíquicas de nuestro cerebro
ResponderEliminarO no.
Hablas como si el funcionamiento último del cerebro hubiera sido descubierto por ti, cuando la causa última de cada pulso neuronal no es más que una absoluta desconocida. Incluso aún son desconocidas no ya las causas sino las meras consecuencias.
La voluntad de la que hablo, es, de existir, justo es causa última. Esa que no conoces. Soy justo yo. El que decide a través de lo que tiene. El que gestiona desde la libertad un mundo de causas y efectos. Aquel que puede ser causa sin causa. Yo no digo que ese yo exista. Lo que digo es que tú no tienes base formal y racional alguna para afirmarlo sin duda.
Juegas con lo que no conoces como si todo lo conocieras. Incluso lo que no se puede conocer. El único conocimiento del que puedes estar seguro es de tu voluntad. Pero si ni siquiera puedes asegurarme que exista tu cerebro. ¿Cómo vas a garantizar que es él la fuente de todo acto volitivo?
No eres menos aventurado que aquellos que afirmaban que después de Newton nada podríamos avanzar en el plano de la física mecánica. Y llegó Einstein.
El problema es que Newton estaba completamente unido a la experiencia más básica sobre espacio y tiempo. Tú ni siquiera te acercas al sentir general sobre el libre albedrío.
Mayor problema aún es que aunque estuvieras en lo cierto, ni siquiera eres capaz de darte cuenta de hasta donde lleva tu razonamiento.
Un saludo
Bien, como me temía, la cosa consiste simplemente en una discusión semántica sobre lo que quiere decir "elegir". Tal como tú lo pones, simplemente el verbo "elegir" no significa nada, porque siempre lo que llamamos "elección" será fruto de las leyes físicas y todo eso.
ResponderEliminarA mi ese determinismo sí que me parece naif.
Pero es cuestíón de gustos, supongo. Como (da la impresion) es casi todo en filosofía: cuestión de gustos. :-)
A mi, en mi ingenuidad, sí que me parece que he elegido desaprobar lo de matar a la gente. De hecho, tú has adivinado que yo desapruebo eso, pero no es nada evidente: mucha gente, particularmente los que tienen bastante poder, tiene una buena lista de excepciones de personas que sí se pueden matar. Y con lo de torturar niños, pues igual. Es díficil no tener fuertes sentimientos respecto a ello, pero ¿no acabas de decir que los sentimientos no cuentan para la cosa de elegir valores?
Los enfoques tradicionales de la filosofía sobre lo que toca a la psicología humana me parecen muy confusos y muy llenos de equívocos y de falsos problemas semánticos.
Y continuamente se confunden, entre otras cosas, los niveles del discurso y el marco de conceptos con el que se trata. El determinismo de "las leyes físicas naturales lo determinan todo" no viene al caso cuando de ética (o de juego, o de arte, o de historia, o de política) se trata. Eso es simplemente lo dado, lo que NO se está discutiendo.
Aloe: Te has dado rápido cuenta del problema.
ResponderEliminarDespués de infinidad de mensajes, aún no he conseguido hacerle ver que vive en una confusión léxica. Que su entendimiento del determinismo está atrofiado por una terminología caprichosa e interesada que le hace apreciar como distintas cuestiones idénticas (como el caso de la elección, que bien mencionas). Aparte de ser capaz de intercambiar sistemas de referencia a capricho como si no afectara al razonamiento.
Un saludo
Áloe:
ResponderEliminar1) es totalmente falso que "tal como lo defino, 'elegir' no signifique nada porque sea fruto de las leyes físicas". Una meteorito es fruto de las leyes físicas, y una cascada también, pero no por eso "ser un meteorito" o "ser una cascada" dejan de significar lo que significan, o son lo mismo. La misma ley física explica por qué una piedra se cae y un globo no, y cada uno se comporta de una manera.
Elegir es elegir: un proceso cognitivo en el que consideramos varias alternativas y finalmente preferimos y realizamos una de ellas. ¿Qué más quieres? Ese proceso cognitivo no deja de existir, ni deja de ser maravilloso (o doloroso, muchas veces) por ser el producto del movimiento de los átomos.
2) El determinismo no es cuestión de gustos: se sigue de nuestra aceptación de que el ser humano está formado nada más que por elementos materiales (bueno, podemos admitir -sin absolutamente ninguna razón, claro- que somos "algo más" que nuestros átomos, pero del hecho de que estos átomos sólo pueden moverse por la acción de principios físicos se sigue que ese "algo más" no puede afectar a nuestro organismo de ningún modo en absoluto; en particular, no puede afectarlo haciendo que vaya para un lado en vez de para otro).
3) Yo he dicho que los valores no los elegimos (ni mediante sentimientos, ni mediante nada); sencillamente, los tenemos. Pero esos valores SON sentimientos y nada más que senstimientos. En mi repugnancia del asesinato no hay otra cosa (ni puñetera falta que hace) que esa misma repugnancia.
Algunos hay que, además de SENTIR que ciertas cosas están mal, quieren TENER RAZÓN (quieren CREER que sus sentimientos morales son los que están bien moralmente). Yo pienso que esa creencia no añade nada (sobre todo, porque la tienen por igual los que creen que X es bueno y los que creen que X es malo).
4) Por último, coincido plenamente con tu última apreciación (el determinismo no viene al caso cuando se trata de discusiones morales: las deja como están). Eso era justo lo que decía en la primera entrada de la serie.
Iván:
ResponderEliminarel funcionamiento "último" del cerebro no lo he descubierto yo; fue descubierto cuando se estudió la neurona. Cada "pulso neuronal", como dices, tiene una única y exclusiva causa PERFECTAMENTE CONOCIDA: la recepción de otros pulsos eléctricos procedentes de otras neuronas, o de receptores sensoriales. Una neurona sólo se excita (y transmite un impulso eléctrico a otras) cuando recibe una determinada energía desde las neuronas a las que está conectada (es un poquito más complejo, pero puedes verlo en cualquier libro de neurología).
Lo que NO se conoce con el detalle que querríamos es la "arquitectura" de la red neuronal, es decir, cómo están conectadas unas a otras los miles de millones de neuronas del cerebro.
Pero esa arquitectura, desengáñate, es ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE la circulación de impulsos eléctricos.
Por otro lado, admito lo de que "no conocemos nada" si por "conocer" entiendes la certeza cartesiana. Pero conocemos todas esas cosas que he dicho en la misma medida que sabemos que París es la capital de Francia. En ciencia, con ese nivel de saber vale.
El saber que tenemos por introspección es, en cambio, mucho más incierto (pese a Descartes), como ha demostrado la investigación psicológica.
Y sobre lo que nos traerá el avance del conocimiento científico en el futuro, confieso mi ignorancia, y reconozco que muchas de nuestras "certezas" pueden quedar como meras aproximaciones. Pero, puestos a apostar, me juego algo a que, una vez que se descubra la "arquitectura cerebral", el resultado no se parecerá mucho a lo que YO supongo, pero creo que se parecerá TODAVÍA MENOS a la infantilidad esa de "el yo autónomo" (igual que la física de Einstein se parece más a la de Newton que a la de los mesopotamios).
Iván, por cierto: ¿a dónde piensas que me lleva mi razonamiento? Admitiré que las premisas de ese razonamiento son falsas si me muestras que alguna consecuencia que se sigue necesariamente de ellas es OBJETIVAMENTE FALSA (o sea, demostrablemente falsa por medios intersubjetivos), pero no si lo único que ocurre es que el razonamiento nos lleva a consecuencias "desagradables".
ResponderEliminarA los puntos:
ResponderEliminar1) Pues eso es exactamente lo que yo digo. Pero no venía siendo lo que tú decías.
2) Sigo creyendo que la filosofía es sobre todo cuestión de gustos. El determinismo, pues lo será o no dependiendo de cómo se defina y se entienda. ¿Y de qué depende eso? ... Exactamente, del gusto de cada uno, según parece. Yo no creo en absoluto que haya algo más que los átomos. Lo que digo es que hablar de los átomos viene aquí tan poco al caso como hablar de los quarks (porque según tengo entendido, los atomos tampoco existen,... y así sucesivamente). O sea, es lo que decías en el punto 1, y que parece que no concuerda demasiado con el punto 2.
3) Volvemos a las cuestiones semánticas. ¿Qué son "sentimientos"? Si intentamos definirlos, aunque sea provisionalmente, como algo que se produce en una parte del cerebro, cuya parte no es la que demuestra teoremas matemáticos, sino la que da la motivacion para demostrar teoremas matemáticos o detestarlos, entones resulta que los valores no son sentimientos.De hecho, tanto valdría decir lo contrario, es decir, que tenemos sentimientos de rechazo, repulsión (o lo contrario) acerca de una acción porque tenemos valores morales que nos hacen tener un juicio respecto a esa acción. No digo que sea lo uno ni que sea lo otro, digo que esa dicotomía tradicional acerca de "los sentimientos" y "la razón" yo no me la creo, ni creo que funcione así la cosa. Ni que intervengan esos dos actores sólo, dandose la réplica.
4) Cáspita, recórcholis, caramba: esto es lo que decías en 1. pero no en el resto.
Y volviendo al asunto: si "elegir" no carece de significado, pero no se puede aplicar a ésto por equis razones deterministas, entonces ¿como se podría aplicar a otras cosas? Y viceversicamente, si se puede aplicar en otras cosas ¿por que motivo no se puede aplicar aquí? Admito todas las limitaciones que se quieran, como por ejemplo que si la educación que recibimos, que si el entorno social, que si ciertas tendencias innatas... pero lo mismo se puede decir de cualquier otra elección.
En cuanto al tema de una etica autonoma (o heterónoma) yo creía sinceramente que iba de otra cosa y se discutia a otro nivel, a saber: si debemos considerar que algo como un Dios (o equivalente) dicta lo que es bueno o malo, o si no debemos considerar tal cosa. Si debemos fundar la misma existencia de valores morales como tales en un ser trascendente y todo eso (o algún ente más o menos new age, es lo mismo), o realmente no nos hace falta. Esa discusión, por mucho que se quiera sacarla del terreno de la ética y llevarla a algún terreno metafísico, sigue estando estrictamente dentro de ese terreno. O sea, que el psicologismo, el biologísmo y los metereoritos tienen poco que ver con ella. Creo yo.
Fuera del tema: hay que ver el temita del capcha qué difícil lo has puesto. Que hay que escribirlo cada vez que se edita, con lo que me temo que la clientela va a escribir cada vez con menos pulido... :-)
Áloe:
ResponderEliminarNo creo que haya ninguna incoherencia entre lo que digo ahora y lo que decía antes. Lo que estoy haciendo desde el principio de la serie es defender que los conceptos de "elegir" y de "libertad" tienen un significado empírico, mediante el que podemos determinar a través de nuestra experiencia (sin ningún misterio) qué acontecimientos son una elección y cuáles no, y qué personas (y en qué circunstancias) son libres y cuáles no. Con respecto a la "elección", cuando estás en la puerta de unos multicines decidiendo qué película ver, y al final decides una en vez de las otras, a ESO es a lo que llamamos elección. Con respecto a la "libertad", lo que tenemos en los países occidentales y no tienen los tibetanos, a ESO es a lo que llamamos libertad.
Lo que yo niego es que en la "elección" haya algún "ente trascendente" (es decir, no empírico) que sea el que "realmente" elige, y que lo haga "sin estar determinado", de modo "autónomo". [Bueno, en el concepto de "autonomía" también podemos distinguir su parte empírica de la trascendente -o metafísica-: un adulto es autónomo, y un niño de dos años no, o un perturbado mental. Es decir, es autónomo el que es capaz de tomar decisiones a través de la influencia de un proceso de razonamiento "normal" -lo que es compatible con el hecho de que ese "proceso de razonamiento normal" consista en un proceso puramente biológico llevado a cabo por nuestro cerebro-. Si además alguien quiere decir que "autónomo" significa "que se puede saltar a la torera las leyes de la física, y hacer que una corriente eléctrica de una neurona vaya en una dirección distinta de la que determina el potencial eléctrico al que está sometida esa neurona"..., entonces, los seres humanos no son autónomos].
Por otro lado, el determinismo no es cuestión de gustos: es algo que se sigue lógicamente del hecho de que estamos hechos de materia física corriente y moliente. Naturalmente, si a uno "no le gusta" ser nada más que un (maravilloso) cacho de carne, sometido a las leyes de la física, es su problema; pero, si acepta estas leyes y acepta la lógica, sus gustos le llevarán a una posición contradictoria.
Por último, sobre la diferencia entre "sentimientos" y "valores", en el momento en que se me dé un argumento CONVINCENTE por el cual los valores son algo más que cierto tipo de sentimientos, lo admitiré; pero no conozco ningún argumento así. Era un problema que reconocía el propio Kant: en su teoría, la ley moral nos "mueve" a través de un determinado SENTIMIENTO (el "respeto"), pero confiesa que no encuentra ninguna explicación ni justificación de cómo es posible que la pretendida "ley moral objetiva" (el imperativo categórico) "despierte" en nosotros ese sentimiento.
Bueno, y con respecto al tema de la "ética autónoma", no me he metido directamente en él (lo tengo que pensar más a fondo).
[Post-data: no entiendo a qué te refieres en el último párrafo de tu comentario]
Un argumento evolucionista en Alejandro de Afrodisias a favor del libre albedrío:
ResponderEliminarSi todas las cosas que suceden se siguen de ciertas causas que han sido preestablecidas, son definitivas y existen de antemano, en vano deliberan los hombres sobre lo que deben hacer. Y si el deliberar fuera en vano, el hombre tendría en vano el poder de deliberar. (No obstante, si la naturaleza no hace nada que sea primario en vano, y el hecho de que el hombre sea una criatura viviente con el poder de deliberar es un producto primario de la naturaleza, y no algo que acompaña meramente y sobreviene con los productos primarios, la conclusión que obtenemos es que los hombres no tienen en vano el poder de deliberar).
El argumento lo da (un poco más conciso) el propio Aristóteles en el De Interpretatione. Pero las dos premisas son falsas:
ResponderEliminar1) si todo está determinado, también está determinado que deliberemos, cuando deliberamos (es decir, no podemos deliberar de modo distinto a como lo hacemos, llegando a conclusiones distintas; y no podemos no deliberar cuando deliberamos).
2) lo de que "la naturaleza no hace nada en vano" presupone un animismo totalmente refutado (la idea de que la naturaleza tiene "intenciones"); lo único que hemos de preguntarnos desde el punto de vista de la deliberación como un fenómeno natural (o sea, biológico) es si poseer la capacidad de deliberar incrementa las posibilidades de supervivencia y de reproducción de los seres vivos que la poseen.