Sobre el regreso del ni-ni, el islamismo y el antisemitismo en las manifestaciones |
Jean Bricmont · · · · · |
15/02/09 |
Este texto es, en parte, una repuesta a una Carta Blanca « ¿El poder, a los barbudos ? ¡No gracias! », publicada en Bélgica (Le Soir), después de unas manifestaciones sobre Gaza. Existe una especialidad en ciertos movimientos de izquierda o pacifistas que consiste, en ocasión de cada conflicto, en volcarse en el ni-ni. Ni Milosevic, ni OTAN, ni Bush ni Saddam y, actualmente, a equiparar a Israel con Hamas o Hezbollah. En todos los casos, el problema es triple: Se ignora la diferencia entre las relaciones de fuerza. Se pone en condiciones de igualdad a agresor y a agredido Y, lo más importante, nos situamos como si estuviéramos fuera de los conflictos, por encima de la disputa, cuando es evidente que nuestros gobiernos no lo están. En el caso del conflicto de Gaza, la versión dominante del ni-ni consiste en condenar al mismo tiempo el lanzamiento de cohetes de Hamas y la respuesta de Israel, juzgada a veces desproporcionada. La palabra “desproporcionada” es en sí misma absurdamente desproporcionada en relación a la desigualdad de las fuerzas en presencia. Por una parte hay un ejército nacional archisofisticado. Cuando este ejército ataca, lo hace para destruir infraestructuras y aterrorizar a toda una región a través de la demostración de su superioridad militar. Por la otra, hay algunos cohetes artesanales que se lanzan hacia Israel sin esperanza ninguna de ganar una batalla, sino más bien para hacer ver con desespero que un pueblo desposeído, encerrado y olvidado existe todavía. Los disparos de cohete no son más que un medio de golpear las puertas de una prisión, mientras que el agresor es ante todo quién ha encarcelado injustamente a todo un pueblo, privándolo desde hace decenios de otros medios para dar a conocer su existencia. La gente que lanza estos cohetes sobre Israel son frecuentemente los descendientes de quienes fueron expulsados de sus tierras en 1948. Los cohetes son el eco de esta desposesión que tiene ya sesenta años de duración. Mientras no se reconozca plenamente este hecho fundamental, y casi nunca lo es en Occidente, es imposible tener una visión realista de la profundidad del problema. Este proviene en realidad de los principios sobre los que se funda Israel, a saber, que es legítimo para ciertas personas, en virtud de una propiedad adquirida por nacimiento (ser “judío”) ocupar la tierra de otras personas a las que el azar del nacimiento no ha conferido esta propiedad. El que se invoque la Biblia o el holocausto como justificación más directa de esta ocupación, no cambia en nada su carácter intrínsecamente racista, es decir fundado a fin de cuentas en una distinción importante hecha entre los seres humanos y ligada únicamente a su nacimiento. Este aspecto racista está evidentemente presente en el espíritu de las víctimas y de todos aquellos que se identifican con ellos – especialmente las poblaciones del mundo árabe-musulmán y una parte del tercer mundo, a quienes el proyecto sionista recuerda dolorosamente experiencias anteriores del colonialismo europeo, pero no se integra prácticamente nunca en el debate en Occidente. Hay que subrayar que se trata aquí de un racismo institucional, es decir ligado a las estructuras de un estado, lo que es muy diferente del racismo “corriente”, el, por desgracia muy extendido, aunque con frecuencia pasivo, que existe en el espíritu de muchos individuos. Es el racismo de estado el que en general se considera “de extrema derecha”, “incompatible con nuestros valores”, “contrario a la modernidad y al espíritu de las Luces”. Es este racismo el que llevaba a la condena general del Apartheid en África del Sur y de su ideología. Pero éste no es el caso del sionismo, que es sin embargo la ideología que legitima este racismo institucional. Por desgracia, es frecuentemente la izquierda occidental, la que, siendo la más dispuesta a denunciar en general el racismo de Estado, es también la más dispuesta a hacer una excepción con “el Estado judío”. Además, todo el discurso dominante respecto a este conflicto está indirectamente contaminado por el punto de partida racista: Todas las partes y todos los intelectuales o comentaristas “respetables” deben, antes que nada, reconocer “el derecho a la existencia de Israel”, pero la expresión “derecho a la existencia de Palestina” es prácticamente inexistente. Respecto a los palestinos, su Estado, suponiendo que algún día exista alguno, no será el resultado de un derecho, sino de una negociación; es más, de una negociación con un interlocutor palestino “responsable”, es decir que reconozca como condición de toda discusión el derecho a la existencia de su adversario, quién de ninguna manera le reconocerá el mismo derecho. Cualquier persona de origen judío tiene derecho a instalarse en Israel, pero los no-judíos que fueron expulsados en 1948 o más tarde, así como sus descendientes, no pueden hacerlo. Incluso en los Territorios llamados palestinos sus desplazamientos de un sitio a otro están fuertemente limitados. Hay que impedir que Hamas y Hezbollah se rearmen, pero Israel puede recibir de los Estados Unidos, gratuitamente, todas lar armas que desee. Israel es constantemente alabado como “la única democracia en el Medio-Oriente”, pero las elecciones libres de los palestinos son ignoradas. Los palestinos deben “renunciar a la violencia” pero no así Israel. Irán no puede poseer la fuerza nuclear, pero desde luego sí Israel. Todas estas diferencias de trato responden a fin de cuentas a la idea de que la empresa inicial de colonización era legítima, o que pertenece al pasado y no es deseable volver a hablar de ella; pero ambas actitudes equivalen a negar la humanidad plena y entera de las víctimas, lo que nos devuelve a la cuestión del racismo. Porque imaginemos cual sería la reacción europea si el Estado de Israel se hubiera creado, por ejemplo, en una parte de los Países-Bajos o de la Costa Azul haciendo huir a una fracción importante de sus habitantes. Estos dos pesos, dos medidas, se encuentran constantemente en todos los niveles del discurso dominante, por ejemplo cuando se repite que “no hay que importar el conflicto” en Francia, como si el hecho de que casi toda la clase política francesa acepte ser sermoneada, con ocasión de la cena anual del CRIF, respecto a su actitud supuestamente pro-árabe, no constituyera ya una “importación del conflicto”, pero unilateral, a favor de Israel. El discurso que estigmatiza a la extrema derecha adolece igualmente de estos dos pesos, dos medidas; generalmente, este discurso apunta a la extrema derecha francesa tradicional en sus distintas variantes, o los islamistas, pero nunca al sionismo. En realidad, gran parte de la izquierda política e intelectual adopta, respecto a la cuestión de Palestina, una posición implícitamente racista que se habría considerado de extrema derecha referida al África del Sur en la época del Apartheid. La izquierda ataca frecuentemente con gran pomposidad a una extrema derecha ciertamente desagradable pero débil y marginal (precisamente por eso puede atacarla) mientras que, en el mejor de los casos, permanece pasiva frente a otra extrema derecha (el sionismo) que se sostiene militar y diplomáticamente gracias a la más poderosa democracia del mundo. Una forma de intentar acallar las protestas contra la política israelí consiste en denunciar el antisemitismo en las manifestaciones, así como la identificación entre Israel y nazismo. Evidentemente esta última comparación es excesiva, pero todo el mundo comete este tipo de excesos, constantemente. ¿Qué decir de “CRS-SS” (en Mayo del 68, cuántos muertos, comparado con Gaza)? o de Hitlerosevic? , o de Nasser, el Hitler del Nilo (en 56)? ¿Por qué los partidarios de Israel pueden constantemente identificar a Hamas o al Irán con Hitler mientras que el exceso contrario está prohibido? Podría responderse que debe ser debido a lo que los nazis hicieron a los judíos. Pero este tipo de consideraciones nunca ha impedido la comparación con los nazis de los soviéticos o los serbios, que también sufrieron mucho durante la guerra. Menos que los judíos, sin duda, pero ¿a partir de qué nivel de sufrimiento se convierten en inaceptables los excesos? De una forma más fundamental, a partir del momento en que la nazificación del adversario es la principal arma ideológica de Occidente y de Israel, es inevitable que esta arma se vuelva contra ellos cuando la ocasión se presenta. Por lo que respecta al antisemitismo, no hay que olvidar que la política israelí se hace en nombre de un Estado que se dice judío y que es fuertemente apoyada por organizaciones que según ellas representan a los judíos (con razón o sin ella). ¿Como puede esperarse, en un clima como éste, evitar que mucha gente se vuelva anti-judía? Es demasiado pedir a la psicología humana. Durante la guerra, la mayor parte de los habitantes de los países ocupados eran anti-alemanes (contra los “Boches”), no solamente antinazis. Durante la guerra del Vietnam, los oponentes eran frecuentemente anti-americanos, no solamente opuestos a la política US (todavía es así respecto a su política en Oriente Medio). Es absurdo esperar que la gente se haga la guerra sin odiarse, respetando los derechos del hombre, siendo buenos antirracistas. Puesto que el conflicto ha sido importado desde hace mucho tiempo en el discurso mediático y la acción política, existe ciertamente una guerra ideológica cuyos efectos previsibles son exactamente los que se deploran. No se puede tampoco pedir a los oponentes de Israel que hagan la distinción entre judíos y sionistas cuando el discurso dominante no lo hace casi nunca (mucho menos cuando esta identificación permite presentar a Israel como un país eternamente “víctima” o “paria”) Además ¿como puede imaginarse que una población que es constantemente diabolizada, ridiculizada, insultada, porque en su condición de musulmana se la considerada incapaz de comprender la democracia, los derechos del hombre, los derechos de la mujer, y se la considera “comunitarista” cuando proclama sus convicciones religiosas, no reaccione de forma virulenta (por lo menos verbalmente) frente a las masacres de Gaza? Lo precedente no es una “justificación del antisemitismo” sino una observación banal sobre un aspecto desagradable pero bastante universal de la psicología humana. Podría añadirse que todos los discursos de denuncia y condena del antisemitismo que no tengan en cuenta el contexto en el que se desarrolla no sirven para nada y son, sin lugar a dudas, contraproductivos, como lo son en general los discursos moralizantes. La situación aquí es prácticamente tan inextricable como la situación en la misma Palestina. Cierto que el antisemitismo aumenta, así como la identificación comunitaria, en todos los campos. Somos incapaces de resolver la situación en Medio-Oriente, pero por lo menos podría empezarse por reconocer aquí la verdadera naturaleza del problema (el racismo institucional de Israel) y cambiar radicalmente de discurso. Habría que poner fin igualmente a las intimidaciones y a los procesos (por delito de opinión), hacer que todos puedan decir lo que piensan verdaderamente de Israel y de quienes le apoyan y establecer la igualdad de armas en los debates referidos al sionismo. También sería necesario que la política francesa y europea se determinara independientemente de la influencia de los grupos de presión. Solamente así puede esperarse, a largo plazo, descomunitarizar el debate y hacer retroceder el antisemitismo. Jean Bricmont, miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO,es profesor de física en la Universidad de Louvain la Neuve, Bélgica. Es miembro del Tribunal de Bruselas. Su último libro acaba de publicarse en Monthly Review Press: Humanitarian Imperialism (traducción castellana en prensa en la Editorial Viejo Topo, Barcelona). Es sobre todo conocido en el mundo hispano por su libro –coescrito con el físico norteamericano Alan Sokal— Imposturas intelectuales (Paidós, 1999), un brillante y demoledor alegato contra la sedicente izquierda académica relativista francesa y norteamericana en boga en los últimos lustros del siglo pasado. Una larga entrevista político-filosófica a Bircmont puede verse en el Número 3 de la Revista SINPERMISO en papel (mayo de 2008). |
17 de febrero de 2009
EL REGRESO DEL ANTISEMITISMO (ARTÍCULO DE JEAN BRICMONT)
Puestos a seguir copiando Sin Permiso, aquí va un artículo de Jean Bricmon (sí, el coautor de Imposturas Intelectuales). Esto sí que es blogueo del fácil.
[ADVERTENCIA: El editor de este blog -uséase, yo mismo- no comparte al 100 % el contenido ni los sentimientos del autor del artículo aquí fusilado. Lo he colgado única y exclusivamente porque me ha parecido interesante, pero ruego que no se me atribuyan a mí las opiniones de su autor].
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Muy bueno. Gracias, Jesús.
ResponderEliminarEl artículo no se sostiene por ningún lado. Parece que Bricmont niega el derecho a existir a Israel bajo los cargos de ser un "Estado racista". Respondo: todos los son en mayor o menor medida, ya que la inmigración siempre tiene derechos restringidos, y no todos pueden ser inmigrantes. Con tanta más razón cuando el país es pequeño, cuenta con escasos recursos naturales y está amenazado por enemigos interiores y exteriores con nulos escrúpulos.
ResponderEliminarSe habla muy poco de la inmigración judía que, expulsada de los países árabes en que residía legalmente, encontró el amparo de Israel. Tomó esta decisión en lugar de mendigar a Europa, de la que con tan justificados motivos recela. Siempre es la misma hipocresía antihistórica, consistente en desacreditar los logros de los prósperos y deslibrar de responsabilidad a los desgraciados. Siempre la misma perversión de la causa y el efecto.
Y, en fin, ¿no son racistas todos los nacionalistas con los que la izquierda plural pacta? ¿No parten de la premisa de que determinado peublo debe contar con determinado Estado que lo represente? La irracionalidad de este planteamiento queda muy mitigada dadas las circunstancias históricas excepcionales del pueblo judío, así como del propio territorio de la llamada Palestina, que ni era un Estado en el momento de los primeros asentamientos judíos, ni lo es a día de hoy. Llegará a serlo, sí, por negociación, como se negoció la existencia de Israel. Pero para negociar hace falta un statu quo ante, germen de la soberanía, que se basa esencialmente en relaciones de fuerza y en cálculos de coste de oportunidad.
A Bricmont se le va la olla.
ResponderEliminarque ni era un Estado en el momento de los primeros asentamientos judíos, ni lo es a día de hoy
Tengo que darle la razón a Irich. Y no lo siento.
... y esto ejemplifica perfectamente los problema de la Derecha y de la Izquierda.
ResponderEliminarEl problema de la Derecha es que está formada por una panda de impresentables. Y el problema de la Izquierda es que esos impresentables de la Derecha suelen terminar teniendo la razón.
Totalmente de acuerdo con los tres. Me encanta, sobre todo, la última frase de Irhic:
ResponderEliminar"Pero para negociar hace falta un statu quo ante, germen de la soberanía, que se basa esencialmente en relaciones de fuerza y en cálculos de coste de oportunidad"
1)Tras leer el texto de nuevo sigo sin ver dónde "niega el derecho a existir a Israel" el autor. Parece que cualquier crítica a Israel termine implicando negar su existencia (tema tocado y criticado en el texto en cuestión).
ResponderEliminar2) Es débil el argumento de "todos los son en mayor o menor medida, ya que la inmigración siempre tiene derechos restringidos, y no todos pueden ser inmigrantes".
¿Da igual la gradación? De eso nada. Que se sea más o menos estricto en este tema implica ser un estado democrático o no serlo.
3) "circunstancias históricas excepcionales del pueblo judío"
Todos los pueblos son "excepcionales". Esa retórica tiene respuesta en el texto.
4) "la llamada Palestina, que ni era un Estado en el momento de los primeros asentamientos judíos, ni lo es a día de hoy."
Que no hubiera estado no quiere decir que no hubiera gente viviendo allí, y que mayoritariamente no fuera judía.
Pero al final el tema desemboca en la misma cuestión, la cual trata de ignorarse o no ponerse mucho en el tapete:
"Porque imaginemos cual sería la reacción europea si el Estado de Israel se hubiera creado, por ejemplo, en una parte de los Países-Bajos o de la Costa Azul haciendo huir a una fracción importante de sus habitantes"
Ese es el inicio del problema: la creación de un estado en pleno siglo XX por razones teocráticas. No se trata de negar el derecho de Israel a existir, pero sí a decir que en su misma creación, en su mismo concepto, están muchos de los problemas actuales, por más que Irán o Hamás sean para echarlos a comer aparte.
Dios santo, qué bodrio. Creía que los empiristas estaban más por los datos que por la pseudo-poética de la resistencia. Desde que te vengo leyendo es la vez que más me has decepcionado.
ResponderEliminar"hay algunos cohetes artesanales".
"Algunos" son más de tresmil. Y "artesanales" son los cohetes que hacían que en la ciudad de Sderot tuvieses exactamente 15 segundos para buscar un refugio. Que cuente el artesano, 15 segundos: vas con los niños con el coche, debes pararlo, recoger a los nuiños y lanzarte a correr. Además, que es que parece mentira. preguntate por qué motivo Israel aguantó durante mucho tiempo la lluvia de Qassam y al final atacó. Porque empezaron a entrar los Grad de fabricación iraní con material ruso. Estos aumentaban dramaticamente la zonas de Israel que podrían ser objetivo de Hamás, y ponían en peligro instalaciones estrategicas para Israel - entre ellas una central nuclear.
Pero vamos a lo mejor.
"que se lanzan hacia Israel sin esperanza ninguna de ganar una batalla, sino más bien para hacer ver con desespero que un pueblo desposeído, encerrado y olvidado existe todavía"
Dios mío, qué bonito. El débil, siempre bienintencionado, incapaz de vileza. Ohohoh.
Pero cómo se sostiene que para "hacer ver que un pueblo existe todavía" se lancen misiles indiscriminadamente contra civiles. Quizás un profesional del marketing podría considerar que lanzar misiles indiscriminadamente, a veces a la hora de entrada en los colegios, no es la mejor manera de hacerse ver. Pero está claro que los del marketing no entienden la mentalidad de la izquierda occidental antioccidental.
Además, ¿por qué HamAs lanza mísiles indiscriminadamente y no lo hace Al Fatah? ¿ Es que Al Fatah tiene menos ganas de dejarse ver que Hamás? No sé, quizás tu puedas contestar.
Quizás haya una razón mucho menos compasiva para el lanzamiento de los "mísiles inofensivos". Te dejo el artículo siete de la carta fundacional de Hamás (de la wikipedia):
"The Day of Judgement will not come about until Moslems fight the Jews (killing the Jews), when the Jew will hide behind stones and trees. The stones and trees will say O Moslems, O Abdulla, there is a Jew behind me, come and kill him. Only the Gharkad tree, (evidently a certain kind of tree) would not do that because it is one of the trees of the Jews."
Siente extenderme tanto, pero ¿cómo que "nini", ni hamás ni Israel? Esto si que es pura fantasía. No ha habido ni una sola crítica reseñable de los manifestantes europeos a Hamás, en España ni digamos. Y eso ahora que Amnistía Internacional ha denunciado a Hamás por utilizar a los civiles cómo escudos humanos.
[ADVERTENCIA: El editor de este blog -uséase, yo mismo- no comparte al 100 % el contenido ni los sentimientos del autor del artículo aquí fusilado. Lo he colgado única y exclusivamente porque me ha parecido interesante, pero ruego que no se me atribuyan a mí las opiniones de su autor].
ResponderEliminarI'm sorry. Son cuestiones de la vehemencia. La polñitica es lo que tiene. Insisto, lo siento.
ResponderEliminarpero ruego que no se me atribuyan a mí las opiniones de su autor
ResponderEliminarZeus me libre...
De eso, pero también de suponer que coincidimos en más de un 70% (por poner un número) de las opiniones. El hipotético día en que supere esa barrera, dejaré de leerte.
Ha desaparecido la entrada Tengo una pregunta para usted, señor pacifista
ResponderEliminarEl artículo de Jean Bricmont es una bazofia desde el principio al final y lo más repulsivo de esa bazofia es que el autor se cree un no va más de la objetividad y quizá del análisis geopolítico, de la Historia o aun de la petanca.
ResponderEliminar¿Israel un Estado racista? Estaría bien como broma si no fuera porque los judíos salieron de Europa y de los países musulmanes huyendo de las persecuciones de que eran objeto por ser judíos.
Si el judío es perseguido por serlo y se defiende de esa persecución organizándose en la tierra de sus antepasados y armándose ¿es racista por defenderse si le atacan POR SER judío?
¿Israel un Estado colonialista? También sería bueno como broma si los árabes musulmanes no habitaran las tierras de la antigua Judea, llamada Palestina por los romanos para borrar hasta el recuerdo de los judíos rebeldes y exiliados, como resultado de invasiones en la que sólo el árabe musulmán puede tener derechos políticos, mientras que los que no lo son quedan convertidos en colonizados cuando son cristianos o judíos y en esclavos en todos los demás casos y caso de quedar vivos.
También Europa y los EE UU ¿deberían según el autor tener una enorme simpatía por los palestinos?
ResponderEliminarLos árabes más beligerantes contra Israel fueron por propia elección aliados de la URSS: Siria, Iraq y Egipto. Seguro que eso no tiene nada que ver con que Israel sea un aliado al que se le deben muchos favores desde Europa y EEUU mientras que a Siria se le debe alguno que otro muerto. Y a los palestinos.
que los que no lo son quedan convertidos en colonizados cuando son cristianos o judíos
ResponderEliminarDhimmies (indeed).
Freeman:
ResponderEliminarExacto.
Mi opinión es que tanto Israel como Palestina tienen razón en sus reivindicaciones (siempre que respeten el derecho de los demás), y tienen igualmente razón en sus críticas a las salvajadas cometidas por el otro.
ResponderEliminar.
La mejor solución sería prohibir cualesquiera matrimonios en la zona, que no fueran mixtos.
Jesús:
ResponderEliminarEmpecemos por destacar que los palestinos se unieron a los ejércitos árabes que trataron de destruir el Estado de Israel el mismo día de su independencia. Y que no han firmado la paz hasta los acuerdos de Oslo. Y Siria, ni eso. Y Hamás ni eso.
Israel firmó la paz con Egipto y le devolvió la península del Sinaí.
Por supuesto que Israel es racista.
ResponderEliminarSi eres judío puedes obtener la nacionalidad israelí sin problemas, si no lo eres no puedes ser israelí.
Lo que pasa es que ese racismo ha sido visto como "racismo positivo", utilizando la expresión de la discrimianción positiva de la mujer. Pero, cosa fácilmente comprensible cuando está en medio la religión, el "racismo positivo" de los primeros años de la implantación de estado de Israel está decayendo en un racismo rancio.
Bueno, bueno, bueno, Unanumo, que ya se sabe que los conceptos, las ambigüedades y las anfibologías las carga el diablo.
ResponderEliminarRacismo en el DRAE es
racismo.
1. m. Exacerbación del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros.
2. m. Doctrina antropológica o política basada en este sentimiento y que en ocasiones ha motivado la persecución de un grupo étnico considerado como inferior.
Hace poco, Antonio Gala vomitó por su Tronera en El Mundo una especie de artículo, competidor en basurez con el de Bricmont y que venía a sentar un par de tesis:
1. Los judíos siempre han querido ser judíos, distintos del resto del mundo
y
2. por tanto, si los persiguen tendrían que preguntarse si no habrá motivo.
Pero los judíos son judíos a no ser lo que hayan querido dejar de serlo (a uno "lo nacen" y después escoge) y eso es tan raro o tan racista como que el sueco sea sueco, el gitano sea gitano, el musulmán musulmán o el "afroamericano", afroamericano.
Luego resulta que al "afroamericano" lo hacen esclavo, él no es partidario, se rebela y eso es racismo positivo. Bien. Pues yo soy racista positivo si quiero que me dejen en paz y me solidarizo con los racistas positivos "afroamericanos", judíos y de otros colores.
Pero la exacerbación no aparece por ninguna parte salvo en los racistas que lo son siendo judíos, gitanos, negros, suecos o de Amorebieta. Y aparece en los que han perseguido secularmente a los judíos hasta en la propia casa delos judíos. No en los judíos que se defienden.
El Estado de Israel es un refugio de los judíos en la propia casa de sus propios padres. ¿Han invadido los judíos La Meca? ¿Discriminan los judíos a los árabes en Jordania? Que yo sepa, los judíos a lo que no están dispuestos es a que los árabes apliquen el "lo mío para mí y lo tuyo a medias".
Si los judíos se hicieran dueños de La Meca y sus santuarios expulsando a los árabes musulmanes hablaríamos de racismo. Si no, traer esa palabra es cotorrear o usarla con mala intención.
surscrd
No veo qué sentido tiene hacer afirmaciones generales acerca de si un grupo humano cumple tal o cuál característica. Los únicos derechos que existen son los que los humanos nos reconocemos entre nosotros. Claro que hay distintas instancias que reconocen distintos derechos (la ONU, la potencia colonial, el estado actual israelí, Hamás, USA, la Unión Europa,...). Prevalecerán los del más fuerte.
ResponderEliminarEsto no quiere decir que no podamos opinar e intentar cambiar lo que cada instancia pueda cambiar con nuestra influencia.
Con el status quo actual no veo que nada pueda cambiar en la zona hasta que ocurra una de las dos cosas siguientes:
1.- Israel se sienta seguro.
2.- Los vecinos de Israel consigan invadirlo.
Veo lo primero como mejor solución realista. A mí me parecen muy mal los abusos hasta ahora contra los palestinos. Desde la política del Reino Unido en su día y la partición de la ONU del territorio entre palestinos y judíos, pasando por las políticas de Israel para quitar por la fuerza o con triquiñuelas legales las tierras a muchos palestinos y pasando también por la política de asentamientos y de apartheid.
También me parece mal la mala estrategia de palestinos y árabes vecinos. Las guerras contra Israel y el uso de la violencia. Más hubieran logrado siguiendo a Luther King y a Gandhi.
Pero nada de esto es relevante en la búsqueda de la solución. Lo real es que Israel se siente inseguro y tiene fuerza militar (y económica y moral). Esto le lleva a hacer las cosas que nos son incomprensibles porque parecen impedir una convivencia futura. Pero la supervivencia es lo primero.
Cuando Israel se sienta seguro podrá empezar a cambiar de política. No hay otra manera de convencerlos.
En ninguna parte está escrito que todos los problemas tengan una solución aceptable para todas las partes. Tal vez este conflicto no la tenga y el final será que una de las dos partes desaparezca.
No sé si viene al caso, pero me gustaría reproducir tres noticias:
ResponderEliminar"Un grupo de historiadores de la Universidad de Granada han descubierto que los asentamientos árabes en la península datan de mucho antes de lo que se había supuesto hasta la fecha. Calculan que en vez de 8 siglos, los árabes han poblado zonas de Andalucía durante más de 33 siglos".
"La composición geopolítica ha sufrido un golpe inesperado en los últimos años, donde la hegemonía USA ha caído en un declive significativo. China ha cogido el relevo en mucho menos tiempo del previsto y ya se encuentra al timón del mundo globalizado".
"Los árabes, aliados estratégicos de China, han construido un nuevo estado en la península ibérica, denominado Al Andalus, para todos aquellos árabes que quieran volver a sus tierras. Todo ello bajo el consentimiento de la gran potencia China, que mira para otro lado, intentando compensar los millones de muertos en las guerras de Afganistán, Irak e Irán".
Esto que sigue no es noticia, pero se rumorea que el siguiente paso del nuevo estado Al Andalus es reconquistar Madrid. La verdad que a los madrileños y a los todos los afectados no os tiene que importar mucho abandonar vuestras casas y tierras para devolverles a sus verdaderos dueños. Sé que lo comprendéis, yo sí lo comprendo.
¿Os extraña que sí lo comprenda? Es que no le habéis oído el discurso de año viejo de nuestro lehendakari. Os pongo el trozo más interesante:
"De acuerdo con las últimas investigaciones históricas, donde queda confirmado que los vascos procedemos de una tribu árabe cercana a la propia Meca, hemos decidido cambiar la denominación de la comunidad autónoma por su nombre histórico: Al Vazco..."
Os dejo que tengo que acondicionar una zona de mi casa para los rezos. Lo más difícil es calcular la dirección de la Meca...