Supongo que a todos os habrá ocurrido un fenómeno que en mi caso es relativamente frecuente: estar leyendo un libro y darse cuenta de que llevas varios minutos, o al menos bastantes segundos, pensando en otra cosa y sin ser consciente en absoluto de lo que estabas leyendo; no digo no entendiendo lo que lees (eso es más frecuente), sino sencillamente haber estado leyendo de manera inconsciente.
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Leer, por supuesto, es una actividad intelectual "superior", no es como estar con los ojos puestos en el televisor pero sin mirarlo, sino que tu cerebro continúa, durante el tiempo de la "ausencia", fijándose en las letras, juntándolas para hacer palabras, haciendo los pertinentes saltos de línea, etc., etc. Es sólo que tú tenías la consciencia en otro sitio, igual que cuando te sumerges en la lectura puedes dejar de oír lo que pasa a tu alrededor.
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He recordado esto al leer, en el libro de Antonio Damasio Y el cerebro hizo al hombre, que propone una interesante distinción entre mente y consciencia: hay cerebros sin mente, cerebros con mente pero sin consciencia, y cerebros con mente y consciencia; en los cerebros con mente peo sin consciencia, muchas de las cosas que pasan en el cerebro NO SON MENTALES; y del mismo modo, en los cerebros con mente y consciencia, muchas de las cosas MENTALES que pasan en el cerebro no somos conscientes de ellas. Esta idea de procesos mentales pero no conscientes, me ha dejado fascinado. Naturalmente, recuerda a Freud, pero no tiene mucho que ver con ello (en Freud parecería más bien tratarse de algo así como varios sujetos, uno de ellos conscientes y otro u otros no; aquí se trata más bien de que no todo lo mental forma parte del sujeto).
Me ocurre a menudo. Deberíamos montar una asociación de afectados.
ResponderEliminartambien me pasa, si el libro vale la pena es el momento de cerrarlo y retomarlo con mas focus
ResponderEliminarYo he hecho cosas peores. Me he dormido con los ojos abiertos mientras daba un curso... sin dejar de dar el curso. Seguí hablando automáticamente (y gesticulando) durante unos cinco minutos. Después pregunté, y nadie se había dado cuenta.
ResponderEliminarClaro, era una miniconferencia, cortita, que había impartido una docena de veces antes, muy bien ensayada y aprendida.
Es cierto. Esto me recuerda a una página de Gaya que seguro que no se sostiene psicológicamente, pero que no por eso deja de ser una maravilla:
ResponderEliminarSiempre que, vuelo hacia mí, reculando en el tiempo, he querido llegar a lo más antiguo y más escondido de la memoria, a ese primer instante de conciencia animal pura que ha de ser, por lo visto, de donde arranque ya toda nuestra vida, desemboco invariablemente en una imagen muy simple: una rama de nisperero recortándose sobre un cielo azul. ¿Qué hace ahí, en lo profundo, esa rama de árbol sin más ni más? Sabiéndome nacido en un huerto –Murcia, Huerto del Conde, en la Puerta de Orihuela, el 10 de octubre de 1910-, la verdad es que no puede parecerme demasiado extraño que mi primer recuerdo consista, precisamente, en unas cuantas hojas (esas hojas de nisperero, un tanto ríspidas, que sin dejar de ser vegetales parecen tener, por un lado, algo metálico, y por el otro, su reverso, algo aterciopelado); pero lo que me intriga de esta imagen no es lo que aparece, sino lo que no aparece en ella, lo que… falta en ella; y lo que falta, sorprendentemente, es… el yo, uno yo que habitara y viviera esa imagen, ya que el hombre no suele recordar nada como no sea recordándose a sí propio en algún contacto, en algún comercio con los demás. Pero lo cierto es que aquí todavía no hay nadie, “personne”, no hay persona, sólo esta rama sin qué ni por qué, o sea, sin argumento, sin sujeto, incluso sin representar o simbolizar cosa alguna, una especie de… estar puro, mondo y lirondo –como algunas de estas flores, rodeadas de vacío, que aparecen en las viejas pinturas chinas y japonesas. Se trata, pues, de algo –una imagen de algo- que ya me pertenece, de algo ya mío, pero sin mí, todavía sin mí.
Buen finde a todos.
ResponderEliminarPues si me pasa a menudo, que cuando me doy cuenta, he pasado unas cuantas página y ni idea de lo que he leído, y vuelta a empezar.
ResponderEliminarBesos
nela
Me pasa a menudo, sobre todo cuando mi mente está con una preocupación o duda. Y en ese momento, cuando me doy cuenta que estuve leyendo sin leer, me siento muy a disgusto conmigo misma, ya que he perdido un tiempo precioso y único que no volverá (máxime que no creo en reencarnaciones ni en el "más allá")
ResponderEliminarFeliz fin de semana...
Algo offtopic y totalmente friki, pero esta entrada me ha recordado al segundo número del comic Elektra:Assassin, en la que el personaje para sobrevivir en una selva sudamericana deja en un segundo plano su consciencia y toma el control su cerebro reptiliano, todo instinto. Probablemente no es plausible, pero sí fascinante.
ResponderEliminarEn la segundo topica deFreud es que parecen varios sujetos, Yo, supoeryo, Ello, en la primera no. Y aún en la segunda, solo parecen.
ResponderEliminarLa verdad no me parece tan distinto de lo que decía Freud.
Y si, me pasa todo el tiempo.
Más que Freud, recordaría a Jung, que es el "descubridor" del concepto de "complejo autónomo". En términos modernos, es algo parecido a la concurrencia en informática: los estados en la red neural evolucionan en paralelo. Tened en cuenta que en la época de Freud, Jung y el resto de la pandilla, no existían ordenadores, y la teoría algorítmica sólo estaba empezando a desarrollarse.
ResponderEliminary toma el control su cerebro reptiliano
Eso es más plausible, desde nuestra perspectiva. Aunque más que de cerebro reptiliano, yo hablaría de memoria muscular y esas cosas.
... probablemente Aloe, y la gente que toca instrumentos musicales, entienda bien por qué he metido lo de la memoria muscular en esto: es muy frecuente que, al tocar un instrumento, desconectes tu consciencia verbal y dejes que sea otro "subsistema" quien te guíe. Lo normal es que la consciencia "habitual" sirva de control, para ver si lo estás haciendo bien, y para poner jalones durante la ejecución ("ahora viene la parte rápida", "este es el cambio difícil", etc). Pero cuando ya te sabes bien una pieza, esos comentarios verbales pueden desaparecer, y puedes conectar la otra consciencia.
ResponderEliminarEso está muy relacionado también con el concepto de "mindfulness" del budismo zen.
Precisamente el otro día estaba leyendo un cuento a mi hija y me di cuenta de que había estado leyendo varios minutos mientras pensaba en algo totalmente distinto. Y ella siguió el hilo del cuento, así que yo estaba leyendo de verdad, no sólo haciendo que leía.
ResponderEliminarEs algo sorprendente porque no es un automatismo como otros ejemplos que se han citado, de algo que te aprendes porque lo has practicado. Eso de la "memoria muscular" (que no existe, sería más bien "cerebelosa", si acaso).
Lo que parece que ocurre es que la comprensión y producción del lenguaje, incluso el escrito, son procesos mentales no conscientes. Lo que es consciente es darte cuenta de lo que has leído/escuchado/dicho, pero es un acto separado.
Más que a Jung yo me remontaría a Janet ("Los automatismos psicológicos") y podríamos tirar hacia atrás casi todo lo que queramos... Tendemos a atribuir a Freud el descubrimiento del inconsciente pero no sólo eso es falso sino que probablemente sus aportaciones reales a su descripción sean fundamentalmente falsas. "Lo que es nuevo no es cierto, y lo que es cierto no es nuevo", dijo Eysenck de él.
ResponderEliminarPor otro lado, sin haber leído este libro de Damasio, totalmente de acuerdo con que hay procesos mentales no conscientes, pero hay un acuerdo bastante generalizado en que la consciencia no es un simple añadido que puede darse o no darse independientemente del proceso mental (problema de los zombies). O sea, que puede uno leer sin ser consciente, pero entender probablemente implica serlo.
Más que a Jung yo me remontaría a Janet
ResponderEliminarSí, es cierto.
¿Será el limbo material?
ResponderEliminarBueno, es que leo fe y testimonios...
Angel Carrasco, seguro que la conciencia sirve para algo y hay procesos que la requieren. Pero eso no impide que haya muchos más procesos inconscientes de lo que pensamos. Precisamente porque sólo pensamos en aquello de lo que somos conscientes.
ResponderEliminarLa única forma de abordar esto es desde la experimentación. Me acuerdo de un fenómeno llamado "visión ciega", en el que personas con algún daño en la corteza cerebral se consideran ciegas, pero en determinadas circunstancias reaccionan "como si" vieran, por ejemplo evitando sin problemas los obstáculos que ponen en su camino.