Pues después de falsificar su cv com hizo en su día, cualquier camino, que este hombre no tiene escrúpulos.
Y sobre ministros, imagino que estará alucinando usted como yo, al saber que el ministro de educación, el hermano de Iñaki, fue fraile en la Congregación del Sagrado Corazón, y hasta escribió el catecismo "Enséñanos a amar".
Y mas sobre ministros, hasta hoy no he sabido que Pepiño, ministro de Fomento, es administrativo, y no fue capaz de aprobar primero de Derecho. ¿Quién motiva a un estudiante a trabajar con estos ministros y sus antecedetes? Ay madre, que país. En fin, también Berlusconi era cantante en cruceros, que consuelo. Vaya piezas.
Lo malo del country no es el country en sí, que ya es bastante malo. Ni siquiera que broten imitadores entre nuestros aborígenes. Lo realmente malo es que un aborigen que nunca en su puñetera vida ha sobado las tetas de una vaca ni se ha destrozado el coxis a lomos de un caballo se ponga a imitar ese desastre de música melancólica sólo apta para las pelis de Lucky Luke.
Pues después de falsificar su cv com hizo en su día, cualquier camino, que este hombre no tiene escrúpulos.
ResponderEliminarY sobre ministros, imagino que estará alucinando usted como yo, al saber que el ministro de educación, el hermano de Iñaki, fue fraile en la Congregación del Sagrado Corazón, y hasta escribió el catecismo "Enséñanos a amar".
Y mas sobre ministros, hasta hoy no he sabido que Pepiño, ministro de Fomento, es administrativo, y no fue capaz de aprobar primero de Derecho. ¿Quién motiva a un estudiante a trabajar con estos ministros y sus antecedetes? Ay madre, que país. En fin, también Berlusconi era cantante en cruceros, que consuelo. Vaya piezas.
¿No andará por ahí el popus pei?.Vete tú saber.
ResponderEliminarJo...
ResponderEliminarLo malo del country no es el country en sí, que ya es bastante malo. Ni siquiera que broten imitadores entre nuestros aborígenes. Lo realmente malo es que un aborigen que nunca en su puñetera vida ha sobado las tetas de una vaca ni se ha destrozado el coxis a lomos de un caballo se ponga a imitar ese desastre de música melancólica sólo apta para las pelis de Lucky Luke.
Es como escuchar a un cura cantando reguetón.