Esta mañana (lástima ir en el coche y no poder sacar una foto; la sustituyo con algunas sacadas de internet) me encontré con lo que, a primera vista, me dio la impresión de ser uno de los primeros grupos preparados para la manifestación de apoyo a Garzón, digo contra los Cien Mil Hijos de San Luis, que anunciábamos aquí ayer.
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"¡Caramba, qué éxito tiene el blog!", pensé, mientras contemplaba, en la esquina de Serrano y Concha Espina, un grupito de jóvenes (no puedo asegurar que todos lo fueran) de ambos sexos (quiero decir que los había de los dos sexos, no que cada uno tuviera los dos). Ellos, uniformados con traje de gala paramilitar y boina negra o azul oscura, y ellas, lo mismo con una capa oscura, falda decente y cofia (versión normediterránea del hiyab). Lo más llamativo, además de los hiyabs, era la enorme cruz de malta de las capas de las chicas. Vamos, que daba la sensación de haber retrocedido de repente a los años cuarenta.
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Así que inferí (no al 100 % de seguridad) que se trataba de una reunión de miembros (o simpatizantes; no sé muy bien cómo funcionará la cosa; es lo malo de ser de familia pobre y no muy practicante) de la Soberana Orden de Malta, que, para quien no lo sepa, además de gozar de estupenda salud en lo político y en lo económico (aunque algunos se quejan de falta de vocaciones, y la dificultad de reclutar a miembros de la nobleza que prefieran la vida de caballeros con voto de pobreza a la del asiduo a la prensa del corazón), goza de la categoría de estado independiente, con embajada en muchos países (incluido España, of course; justo al ladito del Congreso), y profundos contactos con las más altas esferas del poder.
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¡Eso sí que es sentido de la historia! ¡Nada menos que formar parte de una élite que se ha codeado con papas, reyes, emperadores y presidentes, que procede por línea interrumpida de la misma mitad de la Edad Media, y que puede presumir de una independencia política que ya quisieran para sí muchos nacionalistas!
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Ante tan soberbia manifestación de señoría histórico, el pobre Heróstrato y los miembros de su club de amiguetes quedamos a la altura del betún. ¿Tal vez si diseñáramos un uniforme e intentáramos camelarnos a la heredera de algún ducado tendríamos más suerte?
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No me he enterado de nada tío. Vamos con los buenos o con los malos?
ResponderEliminar¿Y hay buenos y malos en esto? ¿O sólo tontos, gilipollas y gente que se parte el pecho con los dos primeros?
ResponderEliminarMe ha encantado!! y es que ¿hay alguna otra forma de tratar este asunto, que no sea con irónico humor? ¡Vamos! que si nos ponemos serios , nos podemos sentar, porque tenemos historia para rato.
ResponderEliminarYo por si acaso me lo quitaré en seguida de la cabeza, porque me temo que se me caen los palos del sombrajo.