2 de octubre de 2007

BIENVENIDOS A BORDO (Y AGARRAOS FUERTE)

Acabáis de subir al barco más famoso de la Filosofía de la Ciencia: el barco de Otto Neurath.

Neurath, economista de profesión, fue uno de los fundadores del llamado "Círculo de Viena"... Sí, has oído bien, aquellos personajes maliiiignos que infectaron el mundo con su "positivismo lógico", decretaron la falta de sentido de la metafísica, y separaron a rajatabla los hechos y los valores. Eso sí, como muestra de que el positivismo es un movimiento esencialmente progresista, además de que a otro de sus fundadores (Moritz Schlick) lo mató un alumno nazi de un tiro en las escaleras de la Universidad de Viena, hay que mencionar el hecho de que Otto Neurath había sido unos años antes un alto cargo en el gobierno socialista de Baviera (la República Espartaquista, 1919), donde fue el encargado de "socializar la economía".

Tal vez por esta experiencia de la vida y la sociedad como algo radicalmente inestable, Neurath ha pasado a la posteridad como el creador de una de las más bellas imágenes de la Historia de la Filosofía, en el mismo nivel que la caverna de Platón, el genio maligno de Descartes, o la paloma de Kant. Nuestro autor propone que el conocimiento científico (o más bien el conocimiento en general) no tiene fundamentos firmes, no se basa en certezas absolutas, como habían pretendido la mayoría de los filósofos, y aún deseaban sus compañeros positivistas. Ni la evidencia racional, ni los datos de los sentidos, son algo que podamos considerar como "fuera de toda duda". Al contrario, Neurath sugiere que todos los elementos del conocimiento científico pueden, en principio, entrar en contradicción con otros, y, cuando esta contradicción se da, somos nosotros quienes tenemos que tomar la decisión de qué elementos conservar en la nave de la ciencia, y cuáles eliminar.

En la ciencia nos hallamos, por tanto, como los marineros de un navío que tuvieran que reconstruirlo continuamente, cambiando sus piezas una por una (¡no todas a la vez, por supuesto!), pero siempre a flote, nunca en un puerto seco. En la ciencia siempre permanecemos en altamar, no estamos anclados ni sujetos al fondo, y no pisamos nunca tierra firme. La roca madre de las certidumbres, la que permite excavar cimientos propiamente dichos, no es para los científicos, sino sólo para los creyentes. Quien desee estar seguro de algo, no tiene más que apuntarse a una iglesia, oratorio, mezquita o sinagoga (si le dejan), o comprarse las obras completas de Juan José Benítez, y dejarse petrificar la mente por las melodiosas pláticas que en esos respetables foros escuchará.

Ahora bien, en una construcción con cimientos bien clavados en la tierra, uno tan sólo puede guarecerse, esconderse. Para llegar muy lejos, en cambio, sólo podemos navegar, echar nuestro barco al infinito océano de las preguntas, dejarnos mecer (y a veces zozobrar) por el oleaje de la incertidumbre, y aprovechar el viento favorable de las respuestas siempre provisionales.

(Eso sí, llevamos salvavidas: el del humor).


Por todo esto, me ha parecido justo bautizar el navío del que da cuenta esta bitácora con el nombre de Otto Neurath. Os invito a que me acompañéis a ver cómo se cambian las cuadernas del fondo de la quilla... ¡cuidado, que nos vamos a mojar!



Para saber más sobre Otto Neurath en la red:

13 comentarios:

  1. Ahora bien, en una construcción con cimientos bien clavados en la tierra, uno tan sólo puede guarecerse, esconderse. Para llegar muy lejos, en cambio, sólo podemos navegar, echar nuestro barco al infinito océano de las preguntas, dejarnos mecer (y a veces zozobrar) por el oleaje de la incertidumbre, y aprovechar el viento favorable de las respuestas siempre provisionales.

    (Eso sí, llevamos salvavidas: el del humor).

    Me convence, sí. Pero todo eso vale para mí como descripción de la religión, tal como yo la entiendo. Incluido el humor. La fe como capacidad de aguantar nuestras dudas (cardenal Newman), porque haberlas haylas, para resolverlas no como si de una ecuación se tratara, sino más bien con la confianza de quien espera que algún día todo tenga sentido de veras. Unamuno: creer es crear. Saludos.

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  2. Ojalá la religión fuese para todo el mundo también una modesta navegación por la incertidumbre, como para ti. Por desgracia, coincidirás conmigo en que por regla general la relgiones establecidas han afrontado el tema de las dudas machacando a quienes se atrevían a expresarlas.
    Tal vez la principal diferencia entre la búsqueda en que consiste la ciencia y la de la fe no sea en que en la primera no hay fe: los científicos también tienen "fe" (en el sentido de "esperanza") en que los problemas que abordan tienen alguna solución. ¿Es esta fe irracional? Supongo que en parte sí, pero puede tener un mayor o menor apoyo en la experiencia pasada (el registro de cuántos problemas hemos solucionado provisionalmente). En cambio, el creyente tiene "fe" en que todo tendrá, no una solución, sino un "sentido". Es esto lo que me parece una postura, no diré que absurda, pero sí infantil: los "sentidos", igual que la digestión, son sólo los que los seres vivos creamos. No hay "sentido" fuera de los seres con deseos, como no hay digestión fuera de los seres que se alimentan; en particular, igual que el universo, o la historia humana, no "hacen la digestión", tampoco pueden "tener sentido". Pretender lo contrario está firmemente anclado en nuestro psiquismo por la fuerza de la evolución, pero no hay ninguna razón para creer que es algo más que puro animismo.

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  3. No sé que influencia tuvo para mi Otto, peo siempre he pensado que los dioses cambian, la ciencia cambia y que no existe ni el conocimiento ni disciplina ontológica.
    Pero somos buenos creando modelos, que se ajustan a una realidad epistemológica, aunque siempre hay que despreciar determinados datos o realidades calificadas de insignificantes, para que el modelo funcione, y finalmente ... funciona.
    Es cierto que la duda es un buen instrumento, que debe usarse con orden y mesura, pues de otra forma como los celos, terminan corroyendo el suelo que pisamos.
    En definitiva, todo es mentira, en mayor o menor escala, pero son mentiras útiles y sin ellas, tampoco habría cambio, mi mejora.
    ¡Salud!

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  4. Salud!!!!!

    Recien que encuentro este lugar, y me resulta acogedor, familiar.

    No saldré facilmente.

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  5. ¡Cómo me ha gustado esta entrada! ¡Qué bonita metáfora la del barco de la ciencia! Le pido que me acepte como grumete en su nave.
    Aquí tiene a un fiel lector, o por lo menos tan fiel como me lo permita mi tiempo libre, que en muchas ocasiones es escaso, pero aún así, el seguir navegando para seguir aprendiendo me parece un reclamo que no puedo ignorar.
    Un saludo y gracias.

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  6. Encantado, Jose. Bienvenido a bordo, y que lo pases bien.

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  7. Profesor me gustaría recomendarle este blog, échele un vistazo a ver que le parece. Perdone que utilice esta entrada para esto, pero es que no veía donde poder mandarle este mensaje sin que quedase off-topic.

    http://cesargaliano.blogspot.com/

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  8. Conocia a Neurath como autor de los isotipos pero no sabia que fuea un filo¡sofo de la ciencia , interesante blog y sus aportaciones un saludo

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  9. Alguien dijo que la inteligencia puede medirse por la cantidad de incertidumbres que una mente es capaz de soportar.
    Creo que hay elementos insalvables entre ciencia y religión(al menos en las religiones monoteistas occidentales). La religión parte de la fe, explican el mundo a partir de un credo. Las incertidumbres se resuelven eliminando las preguntas, o llegado el caso, con la eliminación física de quién las hace.
    En la ciencia en cambio, las preguntas son esenciales para avanzar.

    Me gusta el planteamiento según el cual todo avance en el conocimiento conlleva un cierto grado de elección. Simplemente porque me parece honesto y porque contrapone el ejercicio de la libertad y la responsabilidad, para dar sentido a las cosas.
    Conseguir el premio y evitar el castigo, es el sentido que a la vida da la religión.

    Creo que la ciencia debe implicarse para afrontar la pregunta que le da sentido: ¿Para qué?
    ¿De que nos sirve el progreso científico tecnológico y científico si nos lleva a la extinción como especie, o al agotamiento y contaminación de los recursos naturales? La elección no tiene un sentido banal.

    Yo incluiría junto al salvavidas del sentido del humor, el de la poesía. Quizá porque la poesía juega a la subjetividad total y sin complejos. Convicta y confesa. Y sin embargo, en su búsqueda de la belleza, encuentra en la honradez el punto de anclaje a ese gran navío de la búsqueda del conocimiento. No parte un barco sin bote salvavidas.

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  10. Camino a Gaia:
    Muchas gracias por tu comentario. Estoy básicamente de acuerdo, salvo por un detalle. Cuando dices "la ciencia debe implicarse para afrontar la pregunta que le da sentido: ¿Para qué?", precisamente no creo que la ciencia (ni ninguna otra cosa) pueda responder a esa pregunta; las respuestas a esa pregunta hay que INVENTARLAS, no DESCUBRIRLAS, no son ni verdaderas ni falsas, sino simplemente expresión de nuestros deseos o sentimientos. Voto también por la poesía, por tanto (verás que aparece en el "Index librorum prohibitorum" de la izquierda, aunque con pocas entradas). De todas formas, personalmente soy muy, muy, pero que muy poquísimo "sentimental", toda expresión "profunda" de "sentidos" me suena a falsa y fingida (al menos cuando sale de mí), así que creo que la "búsqueda de sentido" es simplemente una peculiaridad del carácter de cada uno: igual que hay a quienes les gusta bailar, y a quienes no, hay a quienes les gusta contemplar el mundo como si la cuestión del sentido fuera importante, y hay a quienes les parece una chorrada. Así que no hay nada OBJETIVO que averiguar ahí. (Más sobre el tema, aquí).
    .
    P.D., también sobre Gaia, aquí.
    .
    Saludos

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  11. Yo diría que la respuesta a la pregunta:
    "la ciencia debe implicarse para afrontar la pregunta que le da sentido: ¿Para qué?"
    tiene que ver mas con la ELECCIÓN, si admitimos que al menos como seres humanos tenemos un cierto grado de libertad.

    En cuanto a la cuestión sentimental, no creo que los seres humanos podamos prescindir de esa parte de nuestra naturaleza, así que pienso que mas bien deberíamos delimitar su alcance y sus consecuencias en nuestro propio pensamiento.
    Hace tiempo que me planteé incluso realizar un estudio de esta idea sobre el lenguaje matemático. Encontré algunas cosas curiosas. Por ejemplo, en la construcción de la teoría de conjuntos, los conceptos de pertenencia y propiedades, tenían un paralelismo con los conceptos asociados al instinto territorial y a los condicionantes sociales: pertenencia a un grupo propiedades o elementos comunes, etc.

    En cuando al "sentido", me refiero mas que a los sentidos físicos, al encadenamiento de elecciones que conforma la propia vida, lo que evidentemente no solo depende de nosotros, sino también del contexto y los grados de libertad que tengamos en él.

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  12. Camino a Gaia:
    En cuanto a la cuestión sentimental, no creo que los seres humanos podamos prescindir de esa parte de nuestra naturaleza,
    Claro. Por el hecho de que a mí no ne guste bailar, no pretendo que se cierren las discotecas o las escuelas de ballet. Pero tampoco me parece bien que sea obligatorio participar en ellas. Con la cuestión de los sentimientos, igual: que cada cual exprese los que quiera y los tenga en cuenta como le dé la gana, pero que no presuponga que para TODO el mundo son igual de importantes, ni comparte los mismos.
    .

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  13. La imagen es muy bella, pero no completamente justa y puede ser malinterpretada. El conocimiento científico es algo que por definición debe estar siempre dispuesto a ser examinado y revisado. Sin embargo, y precisamente por eso, su certidumbre es mucho mayor que la de cualquier doctrina basada en dogmas. Cuando un científico debe escoger entre dos hipótesis nunca se olvida de que las conclusiones de su investigación dependen de la hipótesis elegida. Y en el mundo de las matemáticas se da el caso de la coexistencia de sistemas que difieren entre sí por la asunción de postulados distintos. Escogeremos aquel que resulte más útil en cada caso, mientras no se encuentre alguna prueba adicional que nos permita deshechar hipótesis falsas. Por muy líquida que sea la base sobre la que se asiente la ciencia, esta es sin duda mucho más segura y estable que el terreno pantanoso sobre el que se construyen los mitos.

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