El escepticismo-laicismo-materialismo es una doctrina maligna, como todos sabéis. Es más, según un tal Sigfrid (no sé si será el de los Nibelungos), las diversas circunstancias que me han llevado a cansarme temporalmente del blog son consecuencias ineludibles de mi obcecado rechazo a reconocer la transcendencia de lo transcendente, lo que conduce a "no tener claras las finalidades". Eso dice en el
blog opusino de J. Figuerola.
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Supongo que si el
Otto Neurath se hubiera puesto en estado de reposo porque yo me hubiera muerto, el Sigfrid tal vez habría dicho que Dios había acabado con mi vida para poner coto a mis blasfemias.
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Es realmente una pena que haya gente tan cerril que vea la mano de dios en todas partes, e incluso la ausencia de esa mano cuando alguien juiciosamente la rechaza. Y sobre todo que se permitan opinar sobre asuntos (en este caso, mis propias circunstancias personales) de los que no tienen ni pajolera idea. Pero los fundamentalistas son así, qué le vamos a hacer. Es lo que tiene confundir los sueños con la realidad.
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En fin, con su pan se lo coman.