26 de febrero de 2013

La casa real, con Wittgenstein. El PP, con Derrida.



 Curiosamente, entre tanto debate de analíticos y continentales, Youtube (o sea, Google) le toma el pelo a la Fnac colando un anuncio de mi propio libro. Hombre, supongo que de ese libro aún compraré más ejemplares para regalar, pero se los compraré al editor, chicos.
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Eso sí, como el anuncio se lo hayan colocado a todos los que descarguen el vídeo de las (pseudo)explicaciones de Cospedal, me huelo que La caverna de Platón y los cuarenta ladrones ya no va a ser precisamente un least-seller.


22 de febrero de 2013

Un nuevo concepto: el "Least-seller" (A propósito de "La lonja del saber")

Acabo de recibir la liquidación por las ventas en el último año de mi libro La lonja del saber, en mi muy parcial opinión, la obra de filosofía de la ciencia más innovadora e intelectualmente ambiciosa publicada en castellano hasta la fecha (con la excepción de Exploraciones metacientíficas, de Ulises Moulines). Según el informe, desde el año 2003 en que fue publicada, hasta el año pasado, se ha vendido la prodigiosa cifra de.... 138 ejemplares, una media de unos 15 al año (de los que, supongo, la mayoría son alumnos de mis asignaturas "Teorías de la Ciencia" y "Temas de Sociología y Economía de la Ciencia", para los que mando un cariñoso saludo desde aquí).
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En fin, aprovechando que es viernes, saldré a beber por ahí, para olvidar.

Consciousness online

Una interesante serie de conferencias sobre la conciencia.
http://consciousnessonline.com/

19 de febrero de 2013

Total Boox: paga según cuánto lees, no según cuánto descargas

Se anuncia la aparición (desde Israel) de un nuevo sistema de venta de ebooks, Total Boox: podrás descargar los libros gratis, y se irá cargando a tu tarjeta de crédito la cantidad proporcional a las páginas que vayas leyendo.
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¿Será un sistema eficaz para frenar la "piratería"?
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¿Lo veremos alguna vez con libros en español? ¿Tal vez autoeditados?
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¿Contribuirá a cambiar los hábitos de lectura, y sobre todo, el tipo de libros que se escriban?
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15 de febrero de 2013

El polígrafo absoluto

(Continúa la conversación en Opus Prima).


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Imagina que hubiera una máquina capaz de detectar, para cada proposición que escribamos en ella, si la proposición es verdadera o falsa. Esa máquina, además, puede proporcionarnos cosas muy valiosas para nosotros (p.ej., la cura de una grave enfermedad de un familiar nuestro). La única condición para que la máquina nos suministre la medicina que curará con seguridad a nuestro familiar es que escribamos con su teclado una frase verdadera. Yo no sé tú, pero en mi caso, habría millones y millones de frases que, en esa circunstancia, yo escribiría en el teclado antes de tener que poner “el universo tiene un fundamento último que le da sentido moral a la existencia y que además es de naturaleza personal”; vamos, que no me jugaría la salud de mis hijos (pongamos) si su salud tuviera que depender exclusivamente de que esa frase fuese verdadera o falsa, pudiendo hacerla depender de otras cosas.
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Imagínate también que la máquina no te deja poner la frase que quieras, sino que cada vez te da dos frases distintas a elegir; de algunas estarás más seguro que de otras, pero lo racional será elegir siempre aquella de la que estás más seguro que es verdad. Podemos plantearnos entonces hacer una ordenación de todas las proposiciones según lo más o menos seguros que estemos de si son verdaderas. En mi caso particular, la frase "existe un fundamento último del universo, que tiene naturaleza personal, que es omnisciente y omnipotente, y que le da un sentido moral a la historia y a nuestras vidas", no sería de las que estarían más arriba en esa ordenación según la mayor o menor certeza. Es más, para mí, personalmente, tiene una probabilidad muy baja. Pero cada quien puede plantearse en su fuero interno qué proposiciones considera MÁS seguras que esa frase, cuáles IGUAL de seguras, y cuáles MENOS seguras. .
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Sigue a bordo:
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Argumentos ateológicos
¿Creen en dios los creyentes?
Lecciones para vivir como si dios no existiera
El reto de dios

14 de febrero de 2013

Carlos Floriano defiende que la tierra es plana

Ante el éxito de sus explicaciones sobre los casos de Luis Bárcenas, Jesús Sepúlveda, y otros marrones que al pobre diputado le ha tocado justificar mal que bien ante los medios de comunicación en los últimos días, el ministro de ¿Educación?, José Ignacio Wert, le ha encargado la defensa pública del nuevo proyecto de currículo Nacional de (Pseudo)Ciencias Naturales y Religión (Carpeto)Católica, que incluirá entre sus objetivos y competencias cognitivo-afectivas la obligación de creer a pies juntillas que la Tierra (y más en concreto, el Cerro de los Ángeles) es el centro del universo.
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Sigue a bordo:
Marianus Dolittle
Mercedes Milá conducirá "Gran Hermano XV: El Cónclave"
La sombra del dopaje
Campaña por la conversión de Tamara Falcó al ateísmo
Para salir de la crisis: rezad a la Virgen
Dame argo
No a las misas en la universidad pública

13 de febrero de 2013

Sobre el fundamento último de la moral y de todo lo demás

Fragmento de una discusión en el blog Opus Prima.
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Joan
el cristianismo ha sido incapaz durante más de dieciocho siglos de darse cuenta de que la dignidad de las personas implica muchas de las cosas recogidas en los derechos humanos (libertad de expresión, derecho a la educación, no discriminación por motivos de raza, sexo o religión, etc., etc.).
No niego que la noción de los derechos universales tiene PARTE de influencia del pensamiento y la cosmovisión cristiana, pero han hecho falta también otras influencias (como, por otro lado, el propio cristianismo las recibió de la filosofía helénica) para que la humanidad (o, al menos, occidente) SUPERASE la camisa de fuerza que los dogmas cristianos (y en especial, católicos… los protestantes estaban más avanzados en esas cuestiones) habían puesto al desarrollo moral de la sociedad.
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Tienes razón en que los derechos universales (en plural) se basan en el reconocimiento de la dignidad del individuo; pero ni hace falta ser cristiano para aceptar esta dignidad como fundamento de los derechos.
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el mensaje cristiano es simple y básico: Jesucristo
Admitirás que eso, más que un mensaje, es un test de Rorschach: cada uno (empezando por cada apóstol y cada evangelista) ha entendido ese mensaje como le ha parecido.
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  si la dignidad incondicional del hombre no se fundamenta en una realidad absoluta que es nuestra causa eficiente y respecto del cual dependemos ontológicamente cualquier ética basada en la dignidad del hombre, pienso en la Kantiana por ejemplo, no supone ninguna garantia último ni fundamento para guardar respeto a esa supuesta dignidad.
Bueno, no hay nada que nos pueda dar garantía última de nada. Tal vez la dignidad humana tenga un fundamento último más allá de ella, tal vez ella sea la realidad absoluta que es su propio fundamento último (al fin y al cabo, nadie tiene ni pajolera idea realmente de qué significa eso, así que, ¿por qué no iba a ser así?), o tal vez no haya nada que tenga un "fundamento último" y no haya una "realidad absoluta". El caso es que, aunque tuvieras razón y hubiera una "realidad absoluta" que es el "fundamento último" de la dignidad humana (pero, insisto, nadie sabe lo que significan en realidad las expresiones entrecomilladas, si es que significan algo más allá de una forma de designar metafóricamente ciertos sentimientos nuestros), no habría manera de saber cuál es esa realidad ni si realmente lo fundamenta o no (a lo mejor la "realidad absoluta" es que todo da igual, y estamos equivocados al asumir la dignidad humana como valor supremo)... pues como es imposible de todo punto averiguar esas cosas para nosotros, el caso es que, en la práctica, tenemos que tomar la dignidad humana como fundamento último para nosotros, es decir, es aquello que fundamenta toda nuestra moral y nuestra vida, pero no lo podemos fundar con certeza racional en ninguna otra cosa. Tú dirás tal vez que no se trata de certeza racional, sino de fe, y estoy de acuerdo en llamar a eso fe (en el sentido de confianza no fundamentada en la razón, y por lo tanto, sin NINGUNA garantía de que sea verdadero lo que creemos), pero lo que digo es que, puestos a fundamentarlo en la fe, no veo diferencia en dirigir nuestra "fe última" a la dignidad humana, y dirigirla a una cábala incomprensible e incognoscible llamada "realidad absoluta". Al contrario, lo primero me parece más honesto desde el punto de vista intelectual (pues, aunque la fe es necesaria, también es necesario minimizarla).
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  si hay una realidad más absoluta, sólo cabe suponer un Impsum esse subsistens, es decir, metafísicamente hablando sólo puede haber un ser que posea en esencia el ser Lo siento, pero a mí eso me parecen meros juegos de palabras. No tenemos absolutamente NINGUNA manera de saber si esas palabras tienen un significado objetivo, o si esos conceptos son sólo un subproducto indeseable del funcionamiento habitual de nuestro sistema nervioso.

8 de febrero de 2013

Verdad, ficciones, realismo, etc.

De un fragmento de la discusión mantenida en esta otra entrada.

Las teorías científicas pertenecen al género de las ficciones verosímiles
Primero: no es lo mismo "ficción" en el sentido de que "es algo inventado", que "ficción" en el sentido de que "es algo inventado Y LO MÁS PROBABLE ES QUE SEA FALSO". Es trivial que las teorías científicas son inventadas (ficciones en sentido lato), pero algunas de ellas tenemos razones suficientes para pensar que es bastante probable que son verdaderas o aproximadamente verdaderas.
Ya sabes lo que entiendo yo por "verosímil"
http://abordodelottoneurath.blogspot.com.es/2012/11/progreso-cientifico-y-aproximacion-la_13.html
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A Jesús le parece más verosímil incorporar el fenómeno de la experiencia consciente como un elemento más de una narrativa naturalista terciopersonal.
Como ya argumenté, la estructura gramatical "tercera persona" no tiene absolutamente ninguna implicación metafísica. Es un mero recurso formal, totalmente agnóstico sobre la "verdadera realidad" de las cosas.
http://abordodelottoneurath.blogspot.com.es/2011/06/es-reducible-la-conciencia-la-materia.html
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no le hace falta para que le parezca más verosímil pensar que la realidad, esa que no conocemos en "última instancia", en última instancia es el conjunto de las cosas físicas
No tengo ni puta idea de cómo serán las cosas "en última instancia", ni creo que haya medio de saberlo. Lo único relevante con respecto a esta cuestión es si las características no-físicas del mundo son supervenientes con respecto a las características físicas.
http://abordodelottoneurath.blogspot.com.es/2011/10/superveniencia-y-determinismo.html
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un sujeto hipotético que la conociese en detalle podría describir todas sus características mediante una teoría verdadera. Para ese supuesto observador absoluto, la teoría no contamina el hecho de vaguedades metafóricas porque su teoría sería un espejo de la estructura de la realidad.
No tiene por qué: primero, porque hay estructuras que pueden ser incognoscibles (en particular, sospecho que ningún sistema cognitivo puede conocer COMPLETAMENTE su propia estructura); segundo, porque la descripción de los niveles superiores puede necesitar conceptos distintos a los usados para describir la estructura física. Como tú crees que sólo hay estructuras cuando alguien las pone, te empeñas en atribuirme la creencia en un dios-(o-demonio)-conocedor-de-todo por el hecho de que yo acepto que todo tendrá alguna estructura, la conozcamos o no. Pero los sistemas conscientes son sólo un tipo (o varios) de estructuras: tiene que haber estructuras para que haya sujetos conscientes, no al revés, y los sujetos conscientes tendrán estructuras que limitarán sus capacidades (ninguno de ellos será un "demonio de Laplace").
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Todas estas cosas que a Jesús (si no que equivoco) le parecen verosímiles, forman parte del esquema metafísico, el molde de ficciones que cuaja los sesos en nuestra cultura
Y posiblemente me equivoque... lo que implicaría que será verdadera la proposición "Jesús Zamora se equivoca al pensar eso", o sea, "el mundo es de tal manera que lo que Jesús cree sobre él es falso".
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7 de febrero de 2013

El efecto Eco, o por qué mi biblioteca es tan mala

Tengo un montón de libros en casa (para la media nacional, se entiende), más muchos otros de los que me he ido desprendiendo de una manera u otra a lo largo de los años. Una de las cosas que he agradecido del e-reader, que tengo desde hace unos tres años, es que eso me ha permitido mantener mis estantes por debajo de su límite de tolerancia al peso (no quería pasar por tener los libros apilados en el suelo), gracias a que han disminuido notablemente mis compras de libros en papel.
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Pero, a pesar de la no desdeñable magnitud de mi biblioteca, siempre he estado bastante insatisfecho con su contenido. No está del todo mal una cierta colección de obras clásicas de filosofía (de los presocráticos a Wittgenstein), que fui juntando desde mis tiempos de estudiante a los de profesor de secundaria. Pero echando un vistazo a la mayor parte de los títulos que se acumulan en mis estanterías, por lo general no puedo evitar arrepentirme de haber comprado la mayoría de esas obras. Una de las principales razones es el hecho de que los mejores libros que he solido leer de cada autor, los leí porque alguien me los prestó, o porque lo saqué de una biblioteca, y, encantado con la experiencia, después compré algunas obras más de esos autores... sólo para descubrir que esas otras obras eran mucho peores que la primera que había leído. Yo lo llamo el efecto Eco, pero me ha pasado con muchos más escritores. En algunos casos (como el de El nombre de la rosa, o El señor de los anillos, o La historia interminable), acabé comprando esos primeros libros que tanto me habían gustado, y poniéndolos al lado de sus magras secuelas que, en cambio, me gustaron bastante menos, cuando no me aburrieron. La mayor parte de las veces, sólo las compré  por el placer de poseerlas, pues creo que no volví a leer casi ninguna de ellas.
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Muchos otros libros uno los compra un poco compulsivamente, sin reflexionar, como puedes entrar al cine a ver una película sin saber muy bien de qué va, sólo porque la cartelera te llama la atención. Tal vez incluso el libro me haya gustado en su momento, como puede pasar con la películas, pero el caso es que al cabo de los años no sabes muy bien qué haces con ese libro en tu casa; es una especie de ser extraño que ha permanecido agazapado, viendo pasar el tiempo, y sumergiéndose en un mar de olvido e irrelevancia. Como mucho, el libro se limita a recordarme qué pésimo gusto y criterio tenía yo hace la tira de años.
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La mística del libro en papel como elemento de una especie de culto laico, o al menos como una forma de construcción de la propia imagen, creo cada vez con más intensidad que es algo excesivamente sobrevalorado. La idea del libro en papel como una especie de tesoro que legar, como parte de nosotros mismos, a nuestros herederos, se me desmonta cada vez que pienso en los montones y montones de libros viejos, pésimas ediciones y en general títulos infumables, que acaban irremediable y justamente en la basura un día tras otro, quebradizos, descuajaringados y amarillentos. Bienvenido sea el libro electrónico por, al menos, liberarnos un poco de este tipo de angustias.
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Por cierto, ¿qué autores son los que os han hecho lamentar más a vosotros el "efecto Eco"?

5 de febrero de 2013

Más allá de la indignación

Con el subtítulo de "Supositorios de pensamiento para después del 15M y del hundimiento del sistema político", acabo de publicar una nueva selección de entradas del Otto Neurath en la plataforma de autoedición de Amazon, KDP. Un hermanito para Filosofía flotante. En esta ocasión, he recogido textos sobre política, economía, educación, propiedad intelectual y ecología. Con la que está cayendo, creo que son lecturas de lo más pertinente.
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Y de nuevo por menos de 1 €.
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Con las ventas del primer día (4 ejemplares, ahí es na), se ha colocado como nº 5 en la lista de ventas de Amazon España en la sección de política, y el 397 en su lista general  de ebooks. En fin, no se dirá que no voy haciendo méritos para hacerme un hueco de filósofo en la "generación Kindle".