TODA CIENCIA TRASCENCIENDO
EL CUITADO EVALUADOR
Había un evaluador evaluando
treinta y dos mil quinientos diez proyectos,
y los consideraba tan abyectos
que a todos se los iba cepillando.
Con gran agobio, dijo a gritos: "¿Cuándo
voy a encontrar algunos más correctos?
¡Maldigo a estos científicos infectos!"
Y al suelo íbalos todos arrojando.
Criterios, objetivos, protocolos,
resúmenes, informes, subvenciones,
daban vueltas en torno a su cabeza.
"¡Si quieren, que investiguen ellos solos,
que ya me tienen hasta los cojones,
y me bajo a tomar una cerveza!".
¡MALDITO ROEDOR!
No lo encontraron dieciséis becarios
dando vueltas por el laboratorio,
ni el viejo catedrático tenorio,
ni su alumna de gestos refractarios.
No lo encontré guardando en los armarios
las muestras que mandaba el sanatorio,
ni en los tubos de isótopos de torio,
ni en las placas de páncreas embrionarios.
Se debió de esconder un cuarto de hora
en un negro rincón de la impresora;
y en la página tres del documento
que esa mañana a un journal remití,
fue a caligrafiar con su excremento
la firma que halló el puto referee.
AL COFFE BREAK
Si la charla fue un éxito y no hubo
tiempo para más turnos de palabra,
en tus corrillos es donde se labra
la idea brillante que ese oyente tuvo;
y si la audiencia adormilada estuvo,
eres un prodigioso abracadabra:
tu aroma logra que los ojos abra
el que tanto bostezo no contuvo;
mas si se trata de tirar los tejos
a esa ponente tan despampanante,
das la excusa perfecta: "ni de lejos
hay un café mejor que aquel de Gante".
Y es que eres, coffee break, el que me inspira,
pues a tu alrededor la ciencia gira
("aunque para croissants,
en la universidad de Aix-en-Provence").
EL LEGADO DEL INDIO
Las nubes enmarcando el horizonte
de la inmensa pradera americana.
El águila marcial de testa cana,
sobre el manso rebaño del bisonte.
.
El indio noble, desde el alto monte,
ofrenda un sacrificio esa mañana
al águila, al bisonte, y a la plana
meseta donde aún pace el mastodonte.
.
Ciento cuarenta siglos conservaron
el legado del indio en su envoltorio,
hasta que unos científicos llegaron
para estudiarlo en su laboratorio;
y de este modo el mundo te recuerda,
¡oh, indígena primero!, por tu mierda.
QUANTICUM QUANTICORUM
Homenaje a Schrödinger
Vámonos a los Alpes, amor mío,
no importa si es delito o es pecado,
sólo quiero que goces a mi lado
de este fulgor de juventud tardío.
Recorriendo tu cuerpo me extravío
por su relieve abrupto y ondulado;
soy tu vector y soy su conmutado
cuando a la noche en tu ladera esquío.
¡Glorioso paraíso de este invierno:
nuestra nieve, tu sexo y mi cuaderno!
¡Carne de imaginaria variable
de adúltera ecuación, pero tan noble!
¡Orgasmo de electrón incontestable
entrelazado en tu rendija doble!