Enhorabuena a Javier Marías por la coherencia de su decisión de rechazar el Premio Nacional de Narrativa. Con un par.
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La novela ganadora, de todas formas, no es la mejor suya; creo que era muchísimo mejor Yo confieso, de Jaume Cabré, aunque no me imagino a Wert dando un premio nacional a una novela escrita originalmente en catalán. Dicho lo cual, añado que Marías me parece el único escritor español en activo que tendrá un puesto en las listas de clásicos que se hagan dentro de unos cuantos siglos, cuando Zapatero, Rajoy y compañía sean tan recordados como hoy lo son Grimaldo o Azpilicueta.
¿No te acuerdas de Azpilicueta? Yo cada año me compro una botellas.
ResponderEliminarXD XD
EliminarEse es otro
Bueno, bueno. Aplaudimos el gesto quijotesco de Julián Marías porque en el fondo todos imaginamos que es un gran corte de mangas a las patochadas que viene protagonizando el hasta hoy ministro de Cultura, José Ignacio Wert.
ResponderEliminarPero no; no es por eso, no nos hagamos ilusiones. La renuncia viene porque el escritor es fiel a su línea de no aceptar premios de instituciones del Estado.
A mí (y a muchos) nos hubiera gustado que esta quijotada fuera explícitamente como rechazo a la política anti-cultural y anti-educativa del nefasto ministro de un gobierno anti-popular.
Saludos,
Cuando ingresó Cebrián en la corrupta institución, publicó Gabriel Albiac un demoledor artículo en El Mundo, que sentenciaba así: “Cebrián en la Academia, España en la mentira” Y en la mentira seguimos. La información del matutino de referencia sobre el ingreso de Marías, revela que se trata de una merienda de blancos. Lo cual da razón a Valle Inclán cuando dijo que España es una deformación grotesca de la cultura europea. Siguen existiendo Pirineos.
ResponderEliminarJesús:
ResponderEliminarPues en mi caso, lo que me gusta es precisamente la "fidelidad a su línea"; ni me gusta que los premios institucionales sean para fomentar a los amiguetes, ni que se utilicen para criticar a los gobiernos.
Peter: de acuerdo, sólo que los pirineos deben de estar en el Ártico.
Me parece bien por mantener su línea, algo que pocos hacen hoy en día- y siempre- pero me "chirría" (un poco) el recurso obsesivo a la memoria de su padre y a la comparación con otros autores que no han recibido premios. Ya sabemos que si no tienes amigos no te bautizas, como pasa por ejemplo en la academia de la ilustre fregona. Y si no que se lo pregunten a las chicas,,,,
ResponderEliminarDejad de darle tanta importancia a la academia (de la Lengua). ¿Qué más dará que reclute a Cebrián que al Sursum Corda?
ResponderEliminarLos que yo querría que reclutasen gente competente son los que mandan en sitios útiles donde si no se funciona bien nos jugamos algo: de las facultades al Ministerio de Educación, de los bancos al Congreso.
Considerando estos sitios se abren a una las carnes, y se empieza a lamentar de no poder emigran a Noruega.
Pero la academia de la Lengua... por dios. Que jueguen a Madelman en chaqué todo lo que quieran, y a ser posible que den poca lata.
Pues no sé si se le recordará o no; lo que sí sé es que el buen hombre nunca ha sabido escribir. Que un analfabeto como éste sea considerado un genio literario es un buen indicio de la altura de nuestras élites pensantes.
ResponderEliminarCierto, Marías es cada vez más ilegible. Y lo peor es que quizá tengan razón y no tengamos ningún novelista mejor. La decadencia de la literatura española es tremenda.
EliminarQue la literatura = las élites pensantes es uno de esos lugares comunes recibidos que parecen de cajón hasta que se piensan un poco...
EliminarY se ve que no, que no hay ningún motivo para creer eso.
Algunas personas escriben libros de ficción y algunas pocas de entre ellas llegan a hacerlo profesionalmente y vivir de ello.
Bueno, igual pasa con los guionistas, los revendedores de coches usados, los que trafican con objetos de colección, los profesores particulares o los restauradores de muebles. Y no hablemos de los que dan masajes de reiki.
la superstición de que las "élites pensantes" son los escritores de novelas es la típica superstición decimonónica que creo que copiamos de los franceses. O quizá de algún otro.
Yo prefiero considerar "elite pensante" a un físico destacado, digamos, que eso si que requiere pensar mucho y sobre cosas difíciles.
Aunque luego las opiniones políticas y sociales del físico, por ejemplo, tampoco me merecen más respeto porque lo sea que las de una vecina mía, o las de cualquier otro.
Eso del elitismo es que no debe ser tan simple.
... Tantas ganas de reverenciar y tanta obediencia a los tópicos no pueden ser algo bueno.
...Si hubiera tenido verdadera necesidad de dinero ya veríamos si lo rechazaba o no. Así y a todo parece coherente, aunque difícil de leer...
ResponderEliminarDeica
Un síntoma del mal estado de la sociedad española es la importancia que se da a novelistas o futbolistas y cómo se olvida a los científicos.
ResponderEliminarMucho "circenses" y poco "panem" se saca por esa vía.