18 de febrero de 2008

YO VENDO UNOS VOTOS NEGROS, ¿QUIÉN ME LOS QUIERE COMPRAR? (4)

MÁS SOBRE LA DEMOCRACIA PLURICAMERAL

(Reproduzco mi comentario-de-tercer-grado a una entrada del blog La mirada del mendigo).

Mendigo:

gracias por tus comentarios. En realidad, no estaba "apoyando" la ley de D'Hont, que tiene efectos bastante perniciosos. Simplemente intentaba mostrar que todos los sistemas de votación tienen sus pros y sus contras. De hecho, lo que yo propongo es un sistema proporcional, pero más flexible que el que sugiere la "simple" proporcionalidad.

Veamos: tú afirmas que "cualquier otro sistema de democracia parlamentaria que no refleje con la máxima fidelidad posible (sin necesidad de trocear diputados) los resultados electorales en la cámara de representandes, no es que sea "maligno", sólo que es ILEGÍTIMO."

Bueno, que sea legítimo o ilegítimo no depende de las propiedades que tenga "en sí mismo" el sistema de votación. Lo que hace legítimo a un sistema electoral es que haya una mayoría (constitucionalmente suficiente) que lo apoye. Si la gran mayoría de la población estuviera a favor de un sistema mayoritario, como el que tienen muchos países, pues eso sería lo "legítimo". Incluso aunque a mí no me guste el sistema mayoritario.

Por otro lado, el sistema proporcional tiene una "trampa", que no tiene que ver con la "gobernabilidad", sino con la forma en que DISTORSIONA la voluntad de los ciudadanos. Y es precisamente la trampa que denuncio en la entrada que citaba de mi blog: tú partes de la premisa de que "la gente decide votar IU, o CiU, o PP...", y esas decisiones deberían representarse proporcionalmente en el parlamento. ¡Pero la cuestión es, ¿por qué tengo que elegir entre un partido u otro, si posiblemente habrá cosas que me gusten más de unos y otras de otros?! En realidad, cuando estás votando a un partido (aunque luego la asignación de escaños sea proporcional), YA ha habido una "distorsión" de la opinión de los "votantes", cuando el partido en cuestión ha decidido qué proponer en su programa teniendo en cuenta las opiniones de mucha gente con opiniones MUY distintas.

La verdadera "representación" proporcional es la FALTA total de representación: es decir, que todas las leyes se decidieran mediante referéndum, sin parlamento ni zarandajas. Así no harían falta ni siquiera partidos políticos: los candidatos a presidente del gobierno se presentarían a título particular.

Pero, como es posible que un sistema en el que TODAS las leyes se votaran por referendum fuera un auténtico coñazo (y mucha gente pasaría de votar, y de enterarse de qué va cada ley), es por lo que me parece que la "democracia pluricameral" sería un sustituto razonable. Se elegiría un parlamento (o una sección del parlamento) para cada grupo de temas, y podrías dividir tu voto en función de tu opinión sobre cada tema.

Ten en cuenta que la diversidad de las opiniones no se refleja sólo en la "dimensión" de los distintos partidos (si quieres, imagínatelos en una tabla, uno en cada columna, de izquierda a derecha), sino también en la diversidad de los problemas políticos (las filas de la tabla). Tú (y casi todo el mundo que critica la ley electoral) sólo se fija en la diversidad que viene dada por la dimensión horizontal, pero también hay que tener en cuenta vertical (y yo creo que más, porque es lo que se refiere a los verdaderos problemas de los ciudadanos, de unos más unos, y de otros más otros).

Un saludo
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3 comentarios:

  1. Salud:

    La dimensión democrática de un país no se describe por el sistema electoral que tiene, sino por la capacidad de participación que tienen los ciudadanos en la toma de decisiones que les afectan (directa o indirectamente). Si elegimos a unos representantes y luego, nos olvidamos totalmente de los factores de poder hasta una nueva elección, eso es quedar a merced de la mayoría gobernante (una dictadura encubierta). Los ciudadanos no tienen manera de acceder ni a participar de los órganos de poder más allá de una partitocracia (como en España).

    La inmensa mayoría de los puestos directivos de la administración pública son puestos de libre disignación (curiosamente, el sistema educativo es uno de los más democráticos que están implantados en España), de lo que se deduce que el ciudadano, una vez que vota, poco tiene que hacer respecto al mecanismo interno del partido ganador y su política de poner a quién le dé la gana. A esos, no los nombra ni les ha votado la gente y, sin embargo, les tiene que sufrir por igual. Eso de los 'puestos de confianza' es un gran cáncer antidemocrático legitimado por esas dictaduras encubiertas.

    A los jueces, los nombran los políticos; con lo que tampoco pueden estar separados de ellos y se convierten en ellos. Las leyes y la política conviven en una amplia trama de juegos de "quítate tú que me pongo yo", donde siempre pierde el ciudadano. En mi modesta opinión, algunos miembros del Tribunal Constitucional y del Supremo -así como fiscales y así-, tendrían que ser elegidos por el pueblo; otros por sus colegas y, los menos, por los políticos.

    Y como en la Justicia, en la mayoría de las cosas. Y el ciudadano no les paga por pertenecer a un partido, sino para que sirva al bien público, que es totalmente distinto. Así, los cargos, no se deberían a un partido o a un nombramiento a dedo; sino a una legitimidad emanada de un colectivo de participación democrática, que es mucho más satisfactoria y honorable, tanto para la persona que lo ostenta como para las personas que han participado en dicha selección.

    Aquí, lo que se tiene miedo, es a que la gente hable claro y se voten las propuestas que hay encima de mesa. Hay gente que está muy cómoda en sus sillones...

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  2. Jesús tu propuesta es interesante, pero seamos realistas, si la gente en general ya a duras penas se preocupa de elegir al partido que van a votar, ¿crees que se preocuparían de elegir X representantes para las diversas camaras, grupos de trabajo o llamemosles como queramos?

    Yo creo que los partidos políticos no son más que una suerte de caricatura de la ciudadanía, así que por mucho que nos quejemos, mientras no haya una voluntad real de la mayoría de la ciudadanía por cambiar las cosas, vamos a estar igual.

    Si se montasen manifestaciones millonarias para pedir que se cambiase desde la ley de partidos a la constitución veriamos que pronto empezaban a espabilar los políticos. Pero por desgracia la gente no se moviliza, ni piensa, en esas cosas.

    A ver si esta cosa de la tercera vía se abre paso...

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