¿Por qué los americanos han podido hacer treintay dos mil piniculas de su Guerra Civil y de la IIGM y nos las hemos tragado toditas, más otras dosmilquinientas sobre la lucha de los derechos civiles y el lamentable profundo Sur, más unas cuantas docenas sobre Vietnam desde todos los puntos de vista, más una innumerable cantidad de telefilmes y basura varia sobre su lucha contra el Mal (guerra fría, Irak y otros terroristas de acento cantoso y aspecto cejijunto)?
En cuanto a los ingleses, ya desde Shakespeare vienen tratando las guerras dinásticas, más la épica colonial, más las diferencias sociales, más las dos guerras mundiales, más el ocaso del Imperio, más...
El problema no debe ser el tema, sino el tratamiento del tema. Digo yo, que tampoco aguanto el que se le da por estas plazas.
Nos falta algo para creernos los tratamientos épicos maniqueos (salvo que seamos redactores del ABC) y también nos falta algo para creernos los tratamientos desengañados y/o escepticos, y no digamos para creernos los tratamientos buenrollistas y pelillos-a-la-mar.
Digo yo si lo que nos faltará no será talento.
Mendoza tiene algunas excelentes novelas, y cuando quiere emplea un humor estilo farsa desaforada bastante bueno. Es de los dos o tres novelistas españoles de los que se puede empezar un libro sin aprensión. Asi que yo espero que en este caso el tema no dé el asco habitual.
Lee a Conrad, y a Kipling. Dos puntos de vistas diferentes sobre el Imperio. Coño, y los dos son entretenidos. Hace poco releía "El Corazón de las Tinieblas" y me preguntaba quién habría escrito algo medianamente equiparable sobre nuestros tiempos coloniales. Quizás Reverte, pero siento que le falta algo (lo siento por sus fans; es un escritor "serio", pero no lo puedo poner a la altura de Conrad ni harto de vino).
Lo único que me viene a la mente, y corregidme si me olvido de algo, es "Aguirre, la ira de Dios"... y ahora que caigo, es una peli alemana.
Como decía el bueno de Kurtz, ¡el horror, el horror!
O será el afan de moraleja y de tomar partido que nos caracteriza.
Pongámonos serios y literatos: cuando alguien se lanza a narrar impersonalmente en tercera persona, está asumiendo el papel de Dios. Dios no debe tomar partido en lo que narra (porque se le podría reprochar que no interviniese, y ya se sabe lo anticlimático que queda el "deus ex machina").
A pesar de lo repugnante que resulta la idea tras El Mercader de Venecia, reconozcamos que podemos seguir leyéndolo: Shakespeare logra distanciarse la mayor parte del tiempo (a veces, sin embargo, asoma la patita).
Aquí no: aquí escribimos siempre para honor y gloria de alguna Idea. Ya pueden ser los Austrias, la ICAR o el Socialismo Ecologista.
Ni siquiera Freman Bregg se libra. Cuando el tipo que lo maneja publique algo, no lo podrá hacer como FB, porque todos quienes lo conocen buscarán diátribas y ejemplos ejemplares sobre las bondades del libre mercado y los horrores de la ideología colectivista. Y así no se escriben novelas, sino panfletos.
Áloe: ¿Y dicho yo que me parece bien lo de Jolibú? Mendoza es también de mis pocos novelistas españoles contemporáneos aguantables. Y por eso me chincha que se haya metido en esto... aunque, claro, a ver cómo es la novela (aunque si ha ganado el planeta, no es buena señal). . Freman: de aceurdo
Pues por lo menos no hemos llegado al nivel de los alemanes. Creo que el objetivo de la Bearbeitung es que los pobres nos acaben dando tanta pena que olvidemos lo que hicieron. Es una forma de reconciliación por saturación.
Jesús Zamora: Es que no se trata de si nos parece bien o mal, sino de si está bien contado y se puede ver o leer sin pasar vergüenza y removerse en la silla.
La mayoría de las películas americanas sobre la IIGM son descaradamente maniqueas y patrióticas. Y unas son buenas y otras malas independientemente de eso. La cuestión es que la moraleja o la toma de partido han de ser creíbles y transmitir convicción, creo yo. Y funcionar narrativamente.
Las pocas que buscan alguna distancia lo hacen para exhibir una moraleja patriótica más inteligente o sutil, no para prescindir de ella (como "Un, dos tres", que mira que es buena la jodía).
El condenado Ford consigue que nos olvidemos de la mierda ideologica que nos está vendiendo en "El hombre tranquilo", "Centauros del desierto" o "La Diligencia", a fuerza de hacerlo bien el cabrón. Pero que nos la está vendiendo y que es mierda, es innegable.
Luego hay un montón de pelis guerreras tan patrioticas como las otras en el fondo, pero que emplean la comedia, el humor sarcástico, la crítica al ejército o el dilema moral como motores del argumento: y ni levantaron tremendo escándalo en los de la bandera en el jardín, ni fueron acusadas con éxito por los contraculturetas de banalizar la guerra y la crítica al sistema. Cosas ambas que hay que evitar aqui a toda costa, por lo visto, aunque salga siempre un truño por ello.
Es decir, que no veo cómo aqui se podrían hacer "MASH", "Operacion Pacífico", "To be or not to be", "Tridor en el infierno", "Conspiracion de silencio", "Salvad al soldado Ryan" "Apocalypse now" y tantas otras. Muy buenas películas sobre la guerra y sus consecuencias, bastante distintas de tono entre ellas, y casi todas moralistas o tomando claramente partido. Se ve que hay formas narrativamente eficaces de hacerlo.
Y nos hemos tragado en la tele "El puente sobre el río Kwai", "Las cuatro plumas" y otras tropocientas que, con la cosa de hacer cine bélico o de aventuras, nos venden colonialismo y supremacía WASP descaradamente: pero oiga, qué entretenidos que nos tenían, que no te dabas ni cuenta.
Y Freman, me pregunto si no hay contradiccion entre encomiar a Kipling (merecidamente, no digo que no) y sostener que es la moraleja y la toma de partido lo que estropea las novelas y las películas sobre la guerra que se hacen aquí. Debe más bien ser el "cómo", no el hecho en sí.
Incluso una superproduccion comercial y exitazo de taquilla como "Lo que el viento se llevó", que va de buen rollo y reconciliación, puesto que el punto de vista de la historia es el del bando de los malos y perdedores, consiguió su propósito y sobre todo, consiguió hacerse con un pastón y ganar dinero con ella. Aquí eso no se puede ni imaginar. Pensar por otro lado que los que la hicieron no sabían que estaban haciendo exactamente eso, es vivir en Babia: cualquier crónica sobre la gestacion y producción de la película lo deja bien claro. (Menciono esa peli aunque a mi no me gusta nada, pero no se puede negar que a mucha gente le gustó)
Así que el problema no es exactamente el exceso de moraleja ni maniqueísmo, ni de buen rollo moralista, ni nada de eso. El problema debe estar en el "cómo" se narra, en el exceso de tabúes, en el defecto de talento, en la vigencia del conflicto (paradójicamente y contra lo que se suele decir), en las pretensiones y el tono... en fin, que no sé exactamente, pero algo así.
me pregunto si no hay contradiccion entre encomiar a Kipling
Es que los problemas rara vez se resuelven con una simple receta. Hay más, y en este caso, se trata de la "estructura profunda" de la narración. Toda historia, para que nos llegue, debe tocarnos alguna fibra sensible, y la forma más conocida (y puede que la única) es que se ajuste a algún mito inconsciente. En el caso de Kipling, casi siempre se trata del mito del Héroe.
De todos modos, de Kipling prefiero las "Just so stories".
Áloe: Es que no se trata de si nos parece bien o mal, sino de si está bien contado y se puede ver o leer sin pasar vergüenza y removerse en la silla Pues a ESO me refiero cuando digo si me parece bien o mal. Y en general, el género "preposbélico" español suele ser una caca de la vaca. . No sé qué intentas al comparármelo con el producto americano, ¡como si lo estuviera alabando! (Eso sí, como el cine anglosajón produce obras maestras -e incluso de las que no te hacen revolverte en la silla- más a menudo que el español, incluso en SU género bélico salen a veces cosas que ya quisieran hacer los españolitos).
Lo que quería decir es que el intrìngulis de que resulten un truño no creo que esté ni en el tomar partido, ni en las buenas intenciones, ni en las malas, ni siquiera en el maniqueísmo (aunque es más dificl hacer una peli buena maniquea). Y tampoco en el tema, claro.
Pa mí que hacen falta muchas más pelis-libros y lo que sea del periodo pre-pos bélico, pero de buena calidad y bien documentados. Quizá el problema no es la falta de talento , quizá el porcentaje de obras buenas sea el mismo con relación a la población o a la producción, pero EEUU es más grande y tiene más capacidad para publicitar sus cosas y sus obras se dieron en el periodo fértil del cine... De la obra en cuestión no me fío. ¿Un barcelonés que jamás ha vivido en Madrid intentando retratar un periodo tan vivo, tan complejo, tan brillante y tan trágico? Y eso que me gustan sus novelas cómicas.
A nuestro cine no le pueden salir las mismas pelis por una razón principal: no tenemos el Monument Valley, ni las Grandes Llanuras, ni las Montañas Rocosas, ni a Gregory Peck, ni a Jerome Moross... ni horizontes de grandeza.
Pues en definitiva y por resumir (mucho) yo diría que falta descaro y desfachatez. Hacer las cosas sueltecitos de cuerpo y sin mirar a un lado y a otro pidiendo disculpas. (Y hacerlas bien, claro, que a veces parece que los únicos que tienen suficiente desvergúenza la emplean en hacer cosas sin oficio y mal hechas).
Aquí por ejemplo ya salimos diciendo que uno que no ha vivido en Madrid, cómo va a hacer una novela que pasa en Madrid. Y habrá quien la lea buscando errores en los nombres de las calles. Y luego los americanos hacen "Casablenca" en un estudio sin haber pisado Marruecos en su vida ni hablado con un francés, y vistiendo a los actores como para La Coruña en lugar de para el desierto. Y va y les sale bien, porque desde luego de lo que no andaban faltos era de desfachatez y seguridad en sí mismos.
Es un ejemplo, pero pasa lo mismo con la épica y sus valores (a los únicos que la toman en serio da grima oirles) con la comedia (¿cómo vas a hacer comedia desaforada con un tema tan serio? que se te cabrean los abundantes moralistas de almidón), con lo de tomar partido (sí, pero justificándose y mirando a todos los lados) o con lo de no tomar partido (hay que tomarlo, porque ¿a ver si va a resultar ahora que los buenos fueron todos, so traidor?). Hay que procurar que si un personaje es auténticamente malo, psicópata y fanático no sea cura, ni comunista, ni murciano, ni maestro, ni nada concreto que te vayan a echar en cara los colectivos ofendidos. Como tiene que ser algo, hay que compensarlo con otro del mismo colectivo pero de buen corazón que salve a alguien. Hay que meter abuelos y niños, que dan ternura y quedan como fuera de la refriega, para quitarle hierro a la cosa. Y así sucesivamente. Hay que dar moralejas y lecciones en tono maniqueo, pero blandito al mismo tiempo.
Total, que hay que procurar contentar a todo el mundo o al menos disgustar lo menos posible. Pero eso sí, a la vez hay que emocionar mucho. La solución que parecen haber encontrado para hacer las dos cosas a la vez es que todo sea muy gris y desangelado y como arrastrando los pies.
No sé si tengo razón, entre otras cosas porque me he librado de ver o leer gran parte de la lista. Pero es lo que me parece con la parte de la que no me he librado.
Por lo general los que prohíben los libros de fantasía se sienten todavía más alarmados por los libros que pretenden contar la realidad. Me parece a mi. Pero vamos, que está bien traído.
¿Por qué los americanos han podido hacer treintay dos mil piniculas de su Guerra Civil y de la IIGM y nos las hemos tragado toditas, más otras dosmilquinientas sobre la lucha de los derechos civiles y el lamentable profundo Sur, más unas cuantas docenas sobre Vietnam desde todos los puntos de vista, más una innumerable cantidad de telefilmes y basura varia sobre su lucha contra el Mal (guerra fría, Irak y otros terroristas de acento cantoso y aspecto cejijunto)?
ResponderEliminarEn cuanto a los ingleses, ya desde Shakespeare vienen tratando las guerras dinásticas, más la épica colonial, más las diferencias sociales, más las dos guerras mundiales, más el ocaso del Imperio, más...
El problema no debe ser el tema, sino el tratamiento del tema. Digo yo, que tampoco aguanto el que se le da por estas plazas.
Nos falta algo para creernos los tratamientos épicos maniqueos (salvo que seamos redactores del ABC) y también nos falta algo para creernos los tratamientos desengañados y/o escepticos, y no digamos para creernos los tratamientos buenrollistas y pelillos-a-la-mar.
Digo yo si lo que nos faltará no será talento.
Mendoza tiene algunas excelentes novelas, y cuando quiere emplea un humor estilo farsa desaforada bastante bueno. Es de los dos o tres novelistas españoles de los que se puede empezar un libro sin aprensión. Asi que yo espero que en este caso el tema no dé el asco habitual.
En cuanto a los ingleses
ResponderEliminarLee a Conrad, y a Kipling. Dos puntos de vistas diferentes sobre el Imperio. Coño, y los dos son entretenidos. Hace poco releía "El Corazón de las Tinieblas" y me preguntaba quién habría escrito algo medianamente equiparable sobre nuestros tiempos coloniales. Quizás Reverte, pero siento que le falta algo (lo siento por sus fans; es un escritor "serio", pero no lo puedo poner a la altura de Conrad ni harto de vino).
Lo único que me viene a la mente, y corregidme si me olvido de algo, es "Aguirre, la ira de Dios"... y ahora que caigo, es una peli alemana.
Como decía el bueno de Kurtz, ¡el horror, el horror!
Digo yo si lo que nos faltará no será talento.
ResponderEliminarO será el afan de moraleja y de tomar partido que nos caracteriza.
Pongámonos serios y literatos: cuando alguien se lanza a narrar impersonalmente en tercera persona, está asumiendo el papel de Dios. Dios no debe tomar partido en lo que narra (porque se le podría reprochar que no interviniese, y ya se sabe lo anticlimático que queda el "deus ex machina").
A pesar de lo repugnante que resulta la idea tras El Mercader de Venecia, reconozcamos que podemos seguir leyéndolo: Shakespeare logra distanciarse la mayor parte del tiempo (a veces, sin embargo, asoma la patita).
Aquí no: aquí escribimos siempre para honor y gloria de alguna Idea. Ya pueden ser los Austrias, la ICAR o el Socialismo Ecologista.
Ni siquiera Freman Bregg se libra. Cuando el tipo que lo maneja publique algo, no lo podrá hacer como FB, porque todos quienes lo conocen buscarán diátribas y ejemplos ejemplares sobre las bondades del libre mercado y los horrores de la ideología colectivista. Y así no se escriben novelas, sino panfletos.
Áloe:
ResponderEliminar¿Y dicho yo que me parece bien lo de Jolibú?
Mendoza es también de mis pocos novelistas españoles contemporáneos aguantables. Y por eso me chincha que se haya metido en esto... aunque, claro, a ver cómo es la novela (aunque si ha ganado el planeta, no es buena señal).
.
Freman:
de aceurdo
Pues por lo menos no hemos llegado al nivel de los alemanes. Creo que el objetivo de la Bearbeitung es que los pobres nos acaben dando tanta pena que olvidemos lo que hicieron. Es una forma de reconciliación por saturación.
ResponderEliminarJesús Zamora: Es que no se trata de si nos parece bien o mal, sino de si está bien contado y se puede ver o leer sin pasar vergüenza y removerse en la silla.
ResponderEliminarLa mayoría de las películas americanas sobre la IIGM son descaradamente maniqueas y patrióticas. Y unas son buenas y otras malas independientemente de eso. La cuestión es que la moraleja o la toma de partido han de ser creíbles y transmitir convicción, creo yo. Y funcionar narrativamente.
Las pocas que buscan alguna distancia lo hacen para exhibir una moraleja patriótica más inteligente o sutil, no para prescindir de ella (como "Un, dos tres", que mira que es buena la jodía).
El condenado Ford consigue que nos olvidemos de la mierda ideologica que nos está vendiendo en "El hombre tranquilo", "Centauros del desierto" o "La Diligencia", a fuerza de hacerlo bien el cabrón. Pero que nos la está vendiendo y que es mierda, es innegable.
Luego hay un montón de pelis guerreras tan patrioticas como las otras en el fondo, pero que emplean la comedia, el humor sarcástico, la crítica al ejército o el dilema moral como motores del argumento: y ni levantaron tremendo escándalo en los de la bandera en el jardín, ni fueron acusadas con éxito por los contraculturetas de banalizar la guerra y la crítica al sistema. Cosas ambas que hay que evitar aqui a toda costa, por lo visto, aunque salga siempre un truño por ello.
Es decir, que no veo cómo aqui se podrían hacer "MASH", "Operacion Pacífico", "To be or not to be", "Tridor en el infierno", "Conspiracion de silencio", "Salvad al soldado Ryan" "Apocalypse now" y tantas otras. Muy buenas películas sobre la guerra y sus consecuencias, bastante distintas de tono entre ellas, y casi todas moralistas o tomando claramente partido. Se ve que hay formas narrativamente eficaces de hacerlo.
Y nos hemos tragado en la tele "El puente sobre el río Kwai", "Las cuatro plumas" y otras tropocientas que, con la cosa de hacer cine bélico o de aventuras, nos venden colonialismo y supremacía WASP descaradamente: pero oiga, qué entretenidos que nos tenían, que no te dabas ni cuenta.
Y Freman, me pregunto si no hay contradiccion entre encomiar a Kipling (merecidamente, no digo que no) y sostener que es la moraleja y la toma de partido lo que estropea las novelas y las películas sobre la guerra que se hacen aquí.
ResponderEliminarDebe más bien ser el "cómo", no el hecho en sí.
Incluso una superproduccion comercial y exitazo de taquilla como "Lo que el viento se llevó", que va de buen rollo y reconciliación, puesto que el punto de vista de la historia es el del bando de los malos y perdedores, consiguió su propósito y sobre todo, consiguió hacerse con un pastón y ganar dinero con ella. Aquí eso no se puede ni imaginar.
Pensar por otro lado que los que la hicieron no sabían que estaban haciendo exactamente eso, es vivir en Babia: cualquier crónica sobre la gestacion y producción de la película lo deja bien claro.
(Menciono esa peli aunque a mi no me gusta nada, pero no se puede negar que a mucha gente le gustó)
Así que el problema no es exactamente el exceso de moraleja ni maniqueísmo, ni de buen rollo moralista, ni nada de eso. El problema debe estar en el "cómo" se narra, en el exceso de tabúes, en el defecto de talento, en la vigencia del conflicto (paradójicamente y contra lo que se suele decir), en las pretensiones y el tono... en fin, que no sé exactamente, pero algo así.
me pregunto si no hay contradiccion entre encomiar a Kipling
ResponderEliminarEs que los problemas rara vez se resuelven con una simple receta. Hay más, y en este caso, se trata de la "estructura profunda" de la narración. Toda historia, para que nos llegue, debe tocarnos alguna fibra sensible, y la forma más conocida (y puede que la única) es que se ajuste a algún mito inconsciente. En el caso de Kipling, casi siempre se trata del mito del Héroe.
De todos modos, de Kipling prefiero las "Just so stories".
Áloe:
ResponderEliminarEs que no se trata de si nos parece bien o mal, sino de si está bien contado y se puede ver o leer sin pasar vergüenza y removerse en la silla
Pues a ESO me refiero cuando digo si me parece bien o mal. Y en general, el género "preposbélico" español suele ser una caca de la vaca.
.
No sé qué intentas al comparármelo con el producto americano, ¡como si lo estuviera alabando! (Eso sí, como el cine anglosajón produce obras maestras -e incluso de las que no te hacen revolverte en la silla- más a menudo que el español, incluso en SU género bélico salen a veces cosas que ya quisieran hacer los españolitos).
Lo que quería decir es que el intrìngulis de que resulten un truño no creo que esté ni en el tomar partido, ni en las buenas intenciones, ni en las malas, ni siquiera en el maniqueísmo (aunque es más dificl hacer una peli buena maniquea). Y tampoco en el tema, claro.
ResponderEliminar¿Y entonces?
ResponderEliminarSerá que están de moda... Pero Eduardo Mendoza me parece un gran autor.
ResponderEliminarUn saludo
Pa mí que hacen falta muchas más pelis-libros y lo que sea del periodo pre-pos bélico, pero de buena calidad y bien documentados.
ResponderEliminarQuizá el problema no es la falta de talento , quizá el porcentaje de obras buenas sea el mismo con relación a la población o a la producción, pero EEUU es más grande y tiene más capacidad para publicitar sus cosas y sus obras se dieron en el periodo fértil del cine...
De la obra en cuestión no me fío. ¿Un barcelonés que jamás ha vivido en Madrid intentando retratar un periodo tan vivo, tan complejo, tan brillante y tan trágico?
Y eso que me gustan sus novelas cómicas.
Una que no sabe de nada
A nuestro cine no le pueden salir las mismas pelis por una razón principal: no tenemos el Monument Valley, ni las Grandes Llanuras, ni las Montañas Rocosas, ni a Gregory Peck, ni a Jerome Moross... ni horizontes de grandeza.
ResponderEliminarPues en definitiva y por resumir (mucho) yo diría que falta descaro y desfachatez. Hacer las cosas sueltecitos de cuerpo y sin mirar a un lado y a otro pidiendo disculpas. (Y hacerlas bien, claro, que a veces parece que los únicos que tienen suficiente desvergúenza la emplean en hacer cosas sin oficio y mal hechas).
ResponderEliminarAquí por ejemplo ya salimos diciendo que uno que no ha vivido en Madrid, cómo va a hacer una novela que pasa en Madrid. Y habrá quien la lea buscando errores en los nombres de las calles. Y luego los americanos hacen "Casablenca" en un estudio sin haber pisado Marruecos en su vida ni hablado con un francés, y vistiendo a los actores como para La Coruña en lugar de para el desierto. Y va y les sale bien, porque desde luego de lo que no andaban faltos era de desfachatez y seguridad en sí mismos.
Es un ejemplo, pero pasa lo mismo con la épica y sus valores (a los únicos que la toman en serio da grima oirles) con la comedia (¿cómo vas a hacer comedia desaforada con un tema tan serio? que se te cabrean los abundantes moralistas de almidón), con lo de tomar partido (sí, pero justificándose y mirando a todos los lados) o con lo de no tomar partido (hay que tomarlo, porque ¿a ver si va a resultar ahora que los buenos fueron todos, so traidor?).
Hay que procurar que si un personaje es auténticamente malo, psicópata y fanático no sea cura, ni comunista, ni murciano, ni maestro, ni nada concreto que te vayan a echar en cara los colectivos ofendidos. Como tiene que ser algo, hay que compensarlo con otro del mismo colectivo pero de buen corazón que salve a alguien. Hay que meter abuelos y niños, que dan ternura y quedan como fuera de la refriega, para quitarle hierro a la cosa. Y así sucesivamente. Hay que dar moralejas y lecciones en tono maniqueo, pero blandito al mismo tiempo.
Total, que hay que procurar contentar a todo el mundo o al menos disgustar lo menos posible. Pero eso sí, a la vez hay que emocionar mucho.
La solución que parecen haber encontrado para hacer las dos cosas a la vez es que todo sea muy gris y desangelado y como arrastrando los pies.
No sé si tengo razón, entre otras cosas porque me he librado de ver o leer gran parte de la lista. Pero es lo que me parece con la parte de la que no me he librado.
Total, que hay que procurar contentar a todo el mundo o al menos disgustar lo menos posible.
ResponderEliminarEso es lo que pasaba en el Fahrenheit 451 de Bradbury. Y en los cuentos del Hombre Ilustrado en los que se prohibían los libros de fantasía.
Por lo general los que prohíben los libros de fantasía se sienten todavía más alarmados por los libros que pretenden contar la realidad. Me parece a mi. Pero vamos, que está bien traído.
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