Acabo de leer el libro de Rüdiger Safranski ¿Cuánta verdad necesita el hombre? (el título es una frase de Nietzsche). No es tan "profundo" como cabría esperar de un alemán discípulo de Adorno, pero da unas interesantes notas impresionísticas sobre las andanzas del "anhelo de verdad", de Sócrates a Hitler.
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Me quedo con unos pocos párrafos del final, que parecen anunciar otro libro más interesante, y que suscribo al cien por cien:
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La historia nos enseña lo peligroso que puede llegar a ser hacer política con las verdades de los filósofos y los poetas; verdades como las del platonismo, las de la metafísica, las del romanticismo, las de Hegel, Nietzsche o Spengler, trasladadas a la política han ocasionado estragos. Son necesarias en política, por el contrario, las ideas que se ciñan a lo trascendental para la convivencia, es decir, que se refieran exclusivamente a las condiciones de posibilidad de una convivencia libre y pacífica (...)
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Lo que necesitamos es una política de verdades insípidas; una política que no ambicione dar sentido a la existencia; una política sin alma; necesitamos una política que permita al individuo buscar su verdad, sin el pathos de una filosofía de la historia ni el trémolo de una visión del mundo. Una política que en virtud de esa parquedad tan útil para la vida pueda llegar a resultar aburrida, insignificante incluso; tan insignificante y corriente como nuestros intereses cotidianos, cicateros y egoístas, que la política ha de esmerarse en integrar en un equilibrio razonable tanto entre ellos como con los principios básicos de la vida (...)
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La política es la negociación del restablecimiento de la paz en el campo de batalla de las verdades, restablecimiento que no puede ser guiado por ninguna verdad trascendente salvo por aquella que garantice unas condiciones de vida dignas para el hombre. Su contribución capital ha de ser la vigilancia del respeto a las reglas del juego que permiten a cada uno descubrir o incluso inventar su verdad vital. La verdad elemental de la política debería consistir precisamente en esas reglas (...)
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El ámbito de la verdad cultural puede llegar a ser trascendente, el político está obligado a ser sólo trascendental. La cultura puede lanzarse en busca de lo trágico, del sufrimiento más intenso; la política debe, por contra, partir del principio de elilminación o atenuación del dolor (...) La cultura anhela amor y salvación, la política se preocupa, en cambio, por la justicia y el bienestar. Necesitamos las verdades intrépidas de la cultura a la par que las frías y útiles verdades de la política (...) Ambas verdades, la cultural y la política, deben permanecer separadas, mas no bajo la forma de la división del trabajo: cada uno debería ser capaz de mantener esa separación, de manejarse en dos ámbitos de verdad (...) En eso consistiría saber vivir.
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Amén.
ResponderEliminarO dicho de otra forma: el político no debe ser también ideólogo, o más exactamente, no debe ser el generador de ideologías.
O dicho de otra forma: una post-política, una política sin política.
ResponderEliminarPero ¿no es lo que tenemos ahora?
Es una propuesta muy parecida a la separación entre las esferas de lo público y lo privado que defiende Rorty en "Contingencia, ironía y solidaridad".
ResponderEliminarTambién tiene que ver con la idea de libertad negativa de Isaiah Berlin.
Pero hay que tener en cuenta que se trata de una espada de doble filo. El gobierno no debe inmiscuirse en la forma de vida de los ciudadanos, por lo que recae sobre el ciudadano la responsabilidad de dar forma a su vida y asumir las consecuencias, para sí mismo, para su comunidad y para el medio en que vive.
Resulta nefasto que el ciudadano piense que es libre para satisfacer sus deseos y, al mismo tiempo, que la función del gobierno es resolver los problemas que produce la forma de vida que ha elegido sin considerar las consecuencias. Es la explosiva mezcla de gobierno paternalista y sociedad de consumo de masas.
Adam Curtis retrata muy bien esa dinámica en su serie documental "The century of the self".
"La historia nos enseña lo peligroso que puede llegar a ser hacer política con las verdades de los filósofos y los poetas; verdades como las del platonismo, las de la metafísica, las del romanticismo, las de Hegel, Nietzsche o Spengler, trasladadas a la política han ocasionado estragos..."
ResponderEliminarVerdades como las de marx...
Yo, pienso, sin embargo, que la política debe estar influenciada por la ciencia positiva y positivista (no es un guiño a Jesús, ¡malpensados!).
ResponderEliminarHay quien ha utilizado a la ciencia para tiranía. Pero eso no es política ni ciencia para el avance de la humanidad y de lo humano.
Verdades como las de marx...
ResponderEliminar¿Groucho Marx? Sí, es cierto. En el cine tenía mucha gracia, pero aplicado a la política ha hecho mucho daño. A Karl Marx no lo ha aplicado nadie (es casi inaplicable), y menos que nadie los marxistas.
Y se ha olvidado de las "verdades" de Hayek y la Escuela de Chicago (no la de Al Capone, sino la de Friedman).
Lo mismo, posiblemente, que al bloguero soy, me ha llamado la atención que no se ponga a Marx el en listado de pensadores "a evitar".
ResponderEliminarY podríamos añadir a una buena colección de marxistas y similares.
Pero si para Anti-pensador, Marx es inocente de todo, incluso de sus loas a la violencia partera de la Historia o a la Comuna de París, y nada de lo que hoy llamamos marxista es aplicación de Marx, tenemos una disculpa excelente para cualquiera: la idea es buena pero no se ha aplicado bien.
Ha sido la disculpa para el cristianismo, la monarquía, el platonismo y otras ocurrencias... ¡Por qué no para el marxismo!
Pero si para Anti-pensador, Marx es inocente de todo, incluso de sus loas a la violencia partera de la Historia o a la Comuna de París, y nada de lo que hoy llamamos marxista es aplicación de Marx, tenemos una disculpa excelente para cualquiera: la idea es buena pero no se ha aplicado bien.
ResponderEliminarSursum, no pongas en mi boca lo que no dije. Más aún, he dicho que Marx era "casi inaplicable": ¿tu crees que una idea, sea cual sea, puede ser buena si es "inaplicable"?
Pero, si te das cuenta, de todas las exigencias de Marx y Engels al final de El Manifiesto Comunista, el capitalismo liberal terminó cumpliendo la mayoría (abolición del trabajo infantil, educación pública y gratuita, jornada de trabajo de ocho horas, seguridad social, etc.), exceptuando la abolición de la propiedad privada. En cambio, el actual marxismo chino ha acabado aboliéndolas todas.
Se puede escribir sobre cómo debe ser o como necesitamos que sea la política, pero esta está hecha por nosotros los humanos, y el aspecto de la conveniencia ocupa un lugar tan grande en la mente del político que es difícil de apreciar; la necesidad de simular (así mismo como se lee) prima en el oficio; un político - o un equipo- activo, militante que busca posiciones de poder, o el poder mismo sabe que no hay de otra. La política no cambia porque existan buenas voluntades, pues estas tienden a ser maleables cuando el ejercicio del poder se tiene en las manos. También está el componente egoico que se desarrolla en los afanes del día a día. Otro factor es el crimen, que se utiliza cuando las circunstancias ameritan y que es una herramienta que esta guardadita por ahí en algún armario esperando a ser utilizada. Y todos los políticos, que son los que encabezan la política, saben que en la búsqueda y en el ejercicio del poder – repito- se hacen muchas cosas…
ResponderEliminarAh! Sí, claro, fui político…
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ResponderEliminarSursum corda!
ResponderEliminarMe llamo la atención, pero no he leído el libro- de hecho lo conocí ahora mismo- por eso no di opinión. Lo único que por “olfato” y por el autor ser alemán… bueno, mejor ni conjeturo. Si te digo sursum que en mi adolescencia estudie lo necesario sobre la ideología marxista, y fui simpatizante militante de sus ideas y no sé qué misterio sucedió que no llegue a ser izquierdista, a lo mejor porque me toco ser adolescente en los mismos años de la perestroika…
Pero esas ideas conservaban el tufo “progresista” de la época y me deje bañar por eso… claro, un dia los humanos comenzamos a discernir….
No me gusta opinar sobre temas que hablan de marx – así en minúscula, que no es falta de ortografía- aparecen debates altos en contenido ofensivo y no es lo mio.
PD.
Bueno, nacer, crecer y desarrollarse al ladito del habitad del comandante Fidel también debió ayudar en algo.
Antipensador:
ResponderEliminarMarx dijo muchas cosas y es inevitable que en su obra se mezclen aciertos y errores, agudeza para ver unas cosas, una terrible ceguera para ver otras y una indiferencia notable para con el dolor humano en ocasiones.
Así que no te extrañe que muchas de las reivindicaciones del socialismo se hayan hecho realidad, pero no principal ni necesariamente debido a la acción intencionada de los marxistas. Es suficiente el ejemplo de los comunistas chinos, rusos y, en general de todos los que han conseguido y usado el poder.
Marx mezcla una teoría disparatada del valor como trabajo con una acertada descripción y explicación del cambio social y económico en función de las condiciones materiales; y mezcla un acertado análisis de la historia como fuerzas sociales en conflicto con una infravaloración de la capacidad de pacto y acuerdo y de la fuerza de las ilusiones y de los instintos.
Has dicho que los gobiernos marxistas no han seguido a Marx por lo que fácilmente se deduce que el resultado tiránico de las dictaduras comunistas no es consecuencia de los postulados acerca de la dictadura del proletariado y de la inevitabilidad y necesidad de la revolución como fin de las crecientes crisis de un capitalismo.
Pero es que el comunismo, dirigido por Marx y Engels en las primeras Internacionales, es ESTO y su fracaso es evidente.
Marx es aplicable, como lo es cualquiera. Lo malo es que su aplicación lleva al desastre. Y otra cosa: Marx no es el socialismo. El socialismo es anterior y no idéntico a las teorías marxistas.
Un saludo.
soy:
ResponderEliminarPara empezar con lo último, Fidel Castro acaba de decir -si es verdad lo que se publica- que el modelo cubano no funciona ni para Cuba. A ver si el tiranosaurio nos va a hacer hoy la autocrítica de cincuenta años de modelo fracasado y nefasto. Cuba, con más desarrollo y riqueza que España a primeros del siglo XX es hoy incapaz de alimentarse a sí misma.
Pues sí, eso lo podria haber dicho Rorty, quizá, o Bobbio mś todavía.
ResponderEliminarViene a ser una formulación concisa de lo que significa ser liberal.
Lo que pasa es que nadie en la vida ha sido solo liberal, sin ser además otra cosa, o como medio para otra cosa.
Al fin y al cabo lo que formula es una ética. Como tal, ya transgrede su propia regla, y sin embargo, es demasiado poca ética para ser suficiente, y menos aún para ser satisfactoria.
Aunque el pensamiento utópico tiene maś peligro que una bañera de pirañas, entre tanto y tan poco debe haber algún criterio un poco menos banal y autocontradictorio.
Lo que no quiere decir que no caiga simpático. Una simpatiza con lo que dice por la hartura y el miedo que dan las pretensiones totalizadoras, que dan en totalitarias con la mayor naturalidad.
Sursum corda!
ResponderEliminarUn modelo socialista cubano que no funcionó nunca. Un grupo de políticos que a los pocos años de tomar el poder casi absoluto, se olvidaron de todas las ideas que pregonaban antes de gobernar, que las usan solo como discurso, porque son imposibles de aplicar - en eso difiero de ti..-, pero que como prédica de redención de los pobres confunden a los huérfanos de conocimiento (que me parta un rayo si hay alguna diferencia sustancial entre la ideología socialista y los planteamientos religiosos) que necesitan creer, que necesitan la fe como si fuera alimento. Y aquí en el tercer mundo abundan, en unos casos en estado latente y en otros delicadamente gestándose los Mesías del sospechosamente nuevo cielo llamado hace unos años socialismo del siglo XXI... individuos que son producto - hay más razones de fondo que esta que menciono, pero también quiero hacer oposición...- de la frustración económica y social que hay por estas zonas.
Perovolviendo al tema hay contradicciones dentro de las ideas de marx que son casi insalvables, como aquella de que como la lucha de clases es el motor de la historia, a su debido momento – por decirlo de alguna manera- los obreros, llamados proletarios, tomarían mediante la fuerza el control del estado eliminando la propiedad privada fundando el socialismo, que como apuntas sursum correctamente, es solo una etapa de transición, en la cual el estado se pondría al servicio de la clase trabajadora, lo que la convertiría en la única clase existente; y los científicos, intelectuales, matemáticos, economistas, profesores, los mismos políticos que debían dirigir ese nuevo modo de producción, serian llamados proletarios? Como el marxismo relaciona a los medios de producción y el lugar que ocupamos cada uno en ellos con la psicología social esto me parece una contradicción insalvable. Y que decir de otras como la de que del seno de cada modo de producción surge la clase social que genera la llamada contradicción que en un momento dado se torna antagónica, y procede a negar el medio económico existente, produciendo un salto cualitativo o dialéctico etc.… pero en su sistema socialista, el que él idealiza, en ese no aparecerá una clase social que germinará para negarlo, sino que acabará todo ahí, desaparecerá el estado como “ente” de dominación y cual predica cristiana pura, a la llegada del comunismo, pues todos seremos iguales ante dios…
Pero no es el tema del post…
PD
No soy cubano...
Anti-pensador:
ResponderEliminarllamemos "política-1" a la idea de que hay qeu llevar a la práctica los ideales de uno, cueste lo que cueste; llamemos "política-2" a la actividad que consiste en gestionar los bienes y servicios públicos. Entonces, efectivamente, lo que se propone es una "política sin política", o sea, una "política-2 sin política-1".
Sobre Marx, no sé en qué podría haber consistido según tú el "aplicarlo DE VERDAD". Es como si dices que los coches de hoy en día no aplican "de verdad" la idea de automóvil que tenía en la cabeza Karl Benz. ¡Menos mal!
José Manuel:
ResponderEliminarefectivamente, cuando los políticos toman cierta medida X, en las circunstancias Y, la cuestión es, ¿qué pasará?, ¿qué efecto tendrán EFECTIVAMENTE esas medidas? ¿Es decir, cuál de estas proposiciones es correcta:
si (X&Y), entonces Z1
si (X&Y), entonces Z2
si (X&Y), entonces Z3
si (X&Y), entonces Z4,
etc?
A los políticos tenemos que exigirles que, tomen las medidas que tomen, las tomen asegurándose al máximo posible que la proposición que describe los efectos más probables de esas medidas en esas circunstancias sea VERDADERA (o lo más probablemente verdadera, o lo más aproximadamente verdadera). Y eso es positivismo, vulgarísima ciencia positivista. Pues si no, SI ES IMPOSIBLE SABER CON ABSOLUTAMENTE NINGUNA SEGURIDAD cuáles serán los efectos de una medida política, ¿qué más da qué medidas tomen, o quién las tome?
Soy:
ResponderEliminarno te lo discuto; lo que pediría es que esas "cosas" que hacen los políticos no las hagan en nombre de grandes ideales.
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Masgüel:
reconozco que en esto soy bastante rortyano. Donde Rorty pierde aceite es cuando se mete a epistemológo, pero cuando habla sólo de política, me cae muy bien. ¡Ojalá hubiera más yankies que lo siguieran en ese terreno!
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Marx dijo muchas cosas y es inevitable que en su obra se mezclen aciertos y errores, agudeza para ver unas cosas, una terrible ceguera para ver otras y una indiferencia notable para con el dolor humano en ocasiones.
ResponderEliminarAsí que no te extrañe que muchas de las reivindicaciones del socialismo se hayan hecho realidad, pero no principal ni necesariamente debido a la acción intencionada de los marxistas. Es suficiente el ejemplo de los comunistas chinos, rusos y, en general de todos los que han conseguido y usado el poder.
Una cosa es leer resúmenes muy pulcros y muy sistemáticos de la obra de Marx (del estilo de los viejos manuales del Diamat soviético), y otra cosa distinta lanzarse uno mismo al ruedo y leer "en vivo" la propia obra de Marx. No sé si lo has hecho: a mí lo que me produjo fue una sensación de desconcierto total. Conocí a tantos militantes comunistas e izquierdistas que tenían clarísimo todo lo que había dicho Marx, y que hasta lo resumían en dos o tres consignas, que cuando leí a Marx me sorprendió mucho descubrir todo lo contrario: la ambigüedad radical, la total falta de sistematismo, la confusión, la indefinición, la posibilidad de múltiples lecturas. Fíjate que ni siquiera está nada claro qué entendía Marx por "dictadura del proletariado", teniendo en cuenta que para él hasta el gobierno más democrático y liberal era una forma de dictadura.
El capitalismo liberal adoptó las reivindicaciones del movimiento socialista y obrero, marxista y anarquista fundamentalmente, debido a la presión de éste a lo largo del siglo XIX y primeras décadas del XX. No sé si sabrás que en los países occidentales los partidos y sindicatos socialdemócratas (mayoritariamente marxistas), y los sindicatos y organizaciones anarquistas, desde la oposición, lograron muchas de sus exigencias tanto mediante la presión en la calle y la tribuna como, en el caso de los socialdemócratas, también mediante una intensa actividad parlamentaria. Claro, eran otros tiempos.
Has dicho que los gobiernos marxistas no han seguido a Marx por lo que fácilmente se deduce que el resultado tiránico de las dictaduras comunistas no es consecuencia de los postulados acerca de la dictadura del proletariado y de la inevitabilidad y necesidad de la revolución como fin de las crecientes crisis de un capitalismo.
No, Sursum, no vuelvas a atribuirme cosas que no he escrito. No he dicho que los regímenes comunistas "no siguieran a Marx": claro que siguieron a Marx, hasta se pusieron en pelotas para vestirse sólo con ropas y en banderas marxistas, e hicieron de Marx literalmente un fetiche de carácter religioso. Ahora bien, ¿aplicaron la idea de sociedad comunista que tenía Marx? No, porque era imposible de aplicar.
¿Y cuál era la idea concreta de sociedad comunista que tenía Marx? Una sociedad muy distinta de lo que luego sería el estalinismo, pero, en muchos aspectos, más temible incluso. Aparece entre líneas, de forma muy ambigua, por ejemplo en - El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. Por lo pronto, en la sociedad comunista de Marx quedará totalmente abolida la familia; y la sexualidad también quedará suprimida: hombres y mujeres se limitarán a copular de vez en cuando para dar hijos a la comunidad, pero durante el resto de su vida no pensarán nunca en el sexo. Tampoco tendrán emociones ni sentimientos de ningún tipo: como una sociedad de termitas, se limitarán a cumplir mecánicamente su papel dentro del engranaje del conjunto.
A esto me refiero con "idea inaplicable". Porque con la tecnología de la época de Marx y la del siglo XX (y quizás con la tecnología actual) esa temible distopía marxista era imposible de realizar.Sólo se podría lograr mediante alguna neurocirugía o lobotomización quirúrgica masiva, o bien implantando chips electrónicos en el cerebro y dirigiéndolos mediante señales de radio, como hizo Sanjilv Talwar con las ratas en su famoso experimento. Y puede que ni aun así.
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ResponderEliminarJesús:
ResponderEliminarllamemos "política-1" a la idea de que hay que llevar a la práctica los ideales de uno, cueste lo que cueste; llamemos "política-2" a la actividad que consiste en gestionar los bienes y servicios públicos. Entonces, efectivamente, lo que se propone es una "política sin política", o sea, una "política-2 sin política-1".
Lo que propone es la gestión tecnocrática-liberal de los asuntos públicos, como si esa gestión fuera posible hacerla al margen de toda ideología política. Es decir, está proponiendo la utopía liberal de Fukuyama, que el mismo Fukuyama abandonó. Ahora Fukuyama es un socialdemócrata a la vieja usanza, partidario del intervencionismo estatal en la economía y de la regulación estricta de los mercados.
A esto me refiero: ¿qué se entiende por "gestión de bienes y servicios públicos"? ¿Administrar el país como si fuera una empresa privada que debe dar beneficios y no tener pérdidas, como Berlusconi en Italia? ¿O, como aquí el Dr. Zapatero, hacer leyes sobre el aborto, el matrimonio homosexual y la libertad religiosa, pero sin tocar el modelo económico, lo más importante? ¿O bien lo que hace el Licenciado Obama en USA, que es justo lo contrario de lo que está haciendo la UE: endeudar al Estado hasta las cejas con el fin de construir una potente red de infraestructuras? En cada uno de estos casos opera una ideología política concreta, y no sólo una mera "gestión de bienes y servicios".
Sobre Marx, no sé en qué podría haber consistido según tú el "aplicarlo DE VERDAD". Es como si dices que los coches de hoy en día no aplican "de verdad" la idea de automóvil que tenía en la cabeza Karl Benz. ¡Menos mal!
Sí, es lo que le explicaba a Sursum con el ejemplo de las ratas controladas por radio del experimento de Talwar. O sea, en efecto, una distopía tremebunda. Marx era mucho mejor como científico social que como político.
Antipensador:
ResponderEliminarLo que propone es la gestión tecnocrática-liberal de los asuntos públicos, como si esa gestión fuera posible hacerla al margen de toda ideología política
No digo yo que no sea eso lo que propongo: puestos a elegir, prefiero que la ideología desempeñe EL MENOR PAPEL POSIBLE.
De todas formas, hay dos elementos distintos en lo que llamas "ideología":
uno son los FINES (qué resultados QUIERES que tengan tus políticas); puede que llames "ideología" a la diferencia entre lo que unos políticos u otros QUIEREN ALCANZAR (o mantener). Obviamente, no creo que la política deba renunciar a los FINES (pero sí que debe renunciar a "fines mesiánicos", o más en general, debe favorecer en la mayor medida posible que CADA UNO se busque los fines que le dé la gana, y no los que el político quiera conseguir por él).
Otro son los MEDIOS (qué medidas CREES que te permitirán con mayor probabilidad alcanzar esos fines). Aquí es donde creo que la "ideología" sólo puede servir de cepo en los pies: si quieres conseguir Z, entonces lo que TE INTERESA es AVERIGUAR CON LA MAYOR OBJETIVIDAD POSIBLE qué medidas garantizan la mayor probabilidad de obtener Z, y deben ser LOS HECHOS los que te hagan averiguar esa probabilidad, no tu "ideología".
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Por otro lado, lo que estoy diciendo es TOTALMENTE COMPATIBLE con ser un intervencionista o un ultraliberal: ambas "teorías" son simplemente hipótesis acerca de cómo alcanzar tus fines, y no tienen, afortunadamente, NADA QUE VER (al menos, no necesariamente) con la política que en el texto se critica.
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qué se entiende por "gestión de bienes y servicios públicos"?
Se entiende LO QUE CADA UNO QUIERA ENTENDER, y el proceso democrático debe garantizar que las decisiones de los gobiernos se correspondan en la mayor medida posible con las preferencias de cada ciudadano. Por desgracia, no hay una fórmula matemática que diga qué gestión es más preferible en cada momento: hay que discutirlo, debatirlo, y hacer esfuerzos por AVERIGUARLO.
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Sustituir la planificación por mecanismos de toma de decisiones en feedback, permitiendo que sea la suma de conductas y voluntades individuales la que de forma a la sociedad.
ResponderEliminarY eso no supone sustituir el Estado por el Mercado. Hasta hace poco el ciudadano en las democracias liberales era un mero consumidor. Solo podía decidir al usar la tarjeta de crédito. Internet cambia por completo esa circunstancia. Con el tiempo, permitirá al ciudadano asumir su responsabilidad política y ejercerla.
Los fines que se pretenden alcanzar con al gestion pública no son objeto de acuerdo general. Por tanto, la política tiene que entrar, expresa o tácitamente, en cuales son esos fines. Y a eso se le suele llamar, legítimamente, ideología (otra cosa es que "ideología" se emplee en sentidos peores, y también legítimos).
ResponderEliminarEl problema de los fines y los medios es realmente una colisión entre los fines.
Si a uno le parece deseable disminuir la desigualdad, pero ese fin le parece menos importante que otros cuatro o cinco, no tendrá inconveniente en proponer medios que aumenten la desigualdad, si favorecen un fin que considera maś importante. Y viceversa.
(Esas cuestiones no son de todo o nada por otra parte, al menos para las personas razonables).
Si a uno le parece que e fin principal del gobierno es garantizar ciertos derechos civiles individuales, por encima de cualquier otra cosa, cualquier medida que implique la disminución o la eliminación de alguno de estos derechos, será completamente indeseable, por muchos beneficios que prometa.
Por lo que la discusion sobre los medios es también un discusión ideológica en gran parte, porque es una discusion sobre jerarquía de los fines.
Partir del principio baśico de que la política NO debe, en ningun caso, imponer a los demás los valores que uno considera estupendos, y que pretender hacer a los demás justos y felices contra su voluntad es una aberración, es aproximadamente lo que dice este hombre.
Pero, por supuesto, eso ya es un valor ideológico en sí mismo, y algo que mucha gente vive como una imposiciòn (porque le impide ejercer determinada coacción sobre otras personas, poder que la tradición le concedía, o porque le dificulta vivir en una comunidad de valores morales homogéneos como querría, o porque tiene que renunciar a un valor que considera superior a ese, como su idea de justicia).
Esa es la dificultad básica de la justificacion ética del liberalismo, pues su formalismo y convencionalismo no pueden en realidad funcionar sin la adhesion etica y comunitaria a valores concretos (o sea, sin implicacion activa), adhesión que rechaza precisamente como criterio de legitimación política de cualquier otro conjunto de fines.
(Mi adhesión personal desde luego que la tiene y yo estoy de acuerdo con esos principios, esa no es mi cuestión)
La única solución a esa contradiccion es puramente pragmática y empirica, en mi opinión: la historia demuestra a donde nos llevan el resto de las posturas en este asunto.
Pero es evidente que la frase anti-ideología de la entrada es en sí misma ideología: supone fines, jerarquia de estos fines y limitación de medios.
Otra cosa es recordar lo MUCHO que la racionalidad basada en la observación empírica de los hechos, y de lo que funciona, pueden hacer para aclarar la relación entre fines y medios y cuales de estos son mejores dados aquellos.
Pueden hacer mucho, y mucho más que en la política de ahora, pero no pueden hacerlo TODO: eso es ilusión tecnocrática.
En el fondo, todo es cuestión de cómo mover las manos. (Lo que se llama "prestidigitación").
ResponderEliminarÁloe:
ResponderEliminarnaturalmente, también está la cuestión del peso relativo que cada uno da a cada fin; pero a lo que me estaba refiriendo era al hecho de que demasiado a menudo no tenemos mucha idea de si una política pensada para favorecer los fines que queremos favorecer, los va a favorecer en realidad, o no.
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Pienso que tal vez estaría bien que los partidos se abstuvieran por completo, en sus programas electorales, mítines, etc., de decir QUÉ FINES PERSIGUEN, y que nos dijeran sencillamente QUÉ MEDIDAS PRETENDEN TOMAR DURANTE SU POSIBLE MANDATO, y luego cada uno vote según las medidas que crea que van a llevar más eficazmente a los fines que quiere él o ella (y que los tertulianos, en vez de decir las tonterías que dicen ahora, fueran gente seria dedicada a investigar sobre cuáles serán las consecuencias probables de cada política).
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Admito también lo que dices sobre que el liberalismo YA presupone unos valores éticos: ¡faltaría más! Pero se trata de un "pacto de mínimos": yo me abstengo de intentar imponer a los demás mi forma de vida preferida, a cambio de que tú también te abstengas.
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E insisto, no estoy "en contra de la ideología" en el sentido de "en contra de los FINES": ¿de qué otra cosa va a tratar la política salvo de esos fines -y de los medios para lograrlos-? De lo que se trata es de sustituir fines "mesiánicos" (que nos llevan a aplicarlos "cueste lo que cueste") por fines "insípidos" (dejar a cada cual que se lo monte como le dé la gana, siempre que respete ese mismo derecho en los demás).
¿Cómo no estar de acuerdo con lo que dices?
ResponderEliminarSólo que eso no es exactamente lo que dice la cita de la entrada.
Por otra parte, lo de no imponer nada a nadie y que cada uno se lo monte como quiera mientras no impida hacer lo mismo a los demás, es incontestable (o al menos para mi lo es, porque mi acuerdo es total).
Solo que con eso sólo no haces ni siquiera gestión de los asuntos publicos, esa cosa ramplona y aburrida: NO te sirve NI para decidir si haces o no una carretera, o si se debe imponer educación obligatoria.
Por supuesto, como en la actualidad casi todo el mundo está de acuerdo en los fines (o hace como que lo está, mejor dicho) lo que tú dices tiene mucho espacio para mejorar, y se puede ver como la mayor necesidad que tendría ahora la política.
Dejar de ser una forma de parasitismo a costa del ciudadano, con coartadas ideológicas que no pasan de retórica, y pasar a ser por lo menos eficientes y dotadas de racionalidad instrumental.
Pero claro, es que la situación es como si está el frutero engañándote en el peso, y te pones a pensar si será mejor que todo venga ya envasado, o si la importaciòn de mangos será es mediante un comercio injusto: primero tendrías que cambiar de frutero y de báscula...
Yo también estoy de acuerdo en que la utopía liberal implica que el Estado ya no es el encargado de decidir nuestros fines, especialmente cuando empezamos a intuir que humanidad significa la posibilidad de inventar el "para qué" del mundo. Por eso me parece un logro empezar a valorar la capacidad que todos tenemos de aportar nuestra perspectiva a ese proceso creativo, ya sea en proyectos colaborativos o por libre. No menos logro es comprender que las condiciones de desesperación y dolor a menudo son una espuela para la inventiva, pero así no hay forma de disfrutar el juego. Y disfrutar de nuestra condición es uno de los mejores fines que soy capaz de imaginar.
ResponderEliminarAdemás es un fin que condimenta muy bien cualquier otro. Hasta la melancolía se puede disfrutar si un se pone a tono. Aprender a encontrar deleite en todo es descanso para el que se busca propósitos esforzados y Norte para el que prefiere limitarse a entretener la vida.
ResponderEliminarUn saludo a todos
ResponderEliminarPor motivos de trabajo y "politica" no puedo participar en estos días en tan interesante debate.
por cierto va bien cargadito de Ideología, y no precisamente marxista.
Disfrutad lo/los que podáis
Como entro un poco tarde al debate, reflexiono a destiempo y vuelvo un poco al post, que comentar los comentarios requeriría mucho estudio. Quizás sea deformación profesional, pero quizás el problema ha sido intentar llevar a la práctica las ideas de determinados pensadores. Y estos intentos han sido "perpetrados" por personas con esquemas psíquicos mucho más reduccionistas que los de autores como Marx (con o sin mayúscula), Hegel, Nietzsche o quien quiera que sea... y ahí ha sido cuando la idea se ha convertido en ideología, porque se ha teñido de otros aspectos; fundamentalmente de poder personal, algo de lo que están exentas las reflexiones (que es en lo que se quedan filósofos, historiadores y pensadores varios).
ResponderEliminarEn cuanto a la post-política de políticos sin política a la que hace referencia Freman y Anti-pensador... pos no sé. Podemos dejar el estado en manos de meros gestores, pero para eso necesitaríamos ponernos de acuerdo en unas líneas básicas generales... y yo no sé si es que soy muy escéptica, o si es que es algo difícil... total, lo dejamos en manos de Zapatero, que se está dedicando a descubrir grandes cosas úlitmamente.