¿Buscan un remedio barato y eficaz para mejorar la calidad de nuestro sistema educativo? Pues acaban de encontrarlo.
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Es algo tan simple como que para entrar a la carrera de Magisterio (o con el rimbombante nombre que se le vaya a poner al nuevo título que la sustituya), sea requisito imprescindible el haber cursado el bachillerato de ciencias.
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(Y ahora corro a ponerme el casco).
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Más:
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uy el casco, y vete a por la armadura también, que toda protección es poca.
ResponderEliminarPocas veces he leído una proposición tan de sentido común e incuestionable. Y espero que no lluevan chuzos de punta pues estoy calvo y no tengo casco..¿Sería mucho pedir solicitar eso mismo para los que van a entrar en la carrera de Filosofía?
ResponderEliminarMauricio Patapalo
Ya estamos con la idea de que cuanto más sepa un profesor mejor docente será....
ResponderEliminarUna cosa no es tu proposición: original :-P
No veo el por qué.
ResponderEliminarY por cierto, no entiendo porque los de "ciencias" se ven mejores que los de "letras".
Héctor y Tomás:
ResponderEliminarsaber mucho no es condición suficiente para ser buen profesor, pero es mejor que saber poco (creo). Si tienes razones para creer que un profesor ignorante es mejor que uno sabio, podemos discutirlas.
De todas formas, no lo propongo porque piense que los alumnos de ciencias "saben más cosas" que los de letras; es sólo por la triste razón de que, estadísticamente, son mejores estudiantes (vaya, que terminan con más frecuencia los estudios y sacan por término medio notas más altas); a lo que se suma el hecho de que una gran mayoría de los alumnos de magisterio tienen repelús a las ciencias, y eso hace que no estén muy motivados para enseñarlas.
En el tan alabado sistema finlandés, ocurre precisamente que la "nota de corte" (o lo equivalente) para entrar en la carrera de magisterio es de las más altas, cuando aquí es la más baja. Me parece que una reivindicación justa sobre el sistema educativo es que los que se dediquen al trabajo de profesor sean lo mejor estudiantes posible.
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Mauricio: a los de filosofía, ¡ya me gustaría a mí!, pero los doy por perdidos definitivamente.
Hoy, no se trata de la enseñanza,
ResponderEliminarse trata del aprendizaje ¡Estúpido!
[Lo de estúpido, no es un insulto, es para parafrasear a Mr. Clinton]
Enseñar a aprender es algo que ni los de ciencias sabemos hacer,
hace falta ser un sabio.
A aprender se aprende aprendiendo.
ResponderEliminarY no hay más.
Salvo divagaciones carentes de contenido.
XDDD ¡Grande!
ResponderEliminarMe dan ganas de menearlo, a ver si tiene éxito y nos echamos unas risas XD
Porque vamos, el nivelazo medio que se gastan en Magisterio es... bueno, en cualquier carrera "semi-seria" la mayoría de ellos no sobrevivirían ni medio cuatrimestre.
Lanarch: por mí no te cortes.
ResponderEliminarMeneado lo he.
ResponderEliminarhttp://www.meneame.net/story/propuesta-para-mejorar-calidad-ensenanza
Lo que yo hecho en falta a los profesores o al sistema educativo es que en vez de enseñarnos tantas cosas, no le dediquen más tiempo a enseñarnos a aprender, a pensar, a relacionar, a buscar ...
ResponderEliminar.
Para mi sobran unos altos porcentajes en los temarios que se tragan los chavales y que olvidan tan pronto dejan de dar clases.
Se aprenden "cosas". Se relacionan "cosas". Se razona sobre contenidos, salvo que se estudie lógica.
ResponderEliminarAprender a aprender es no decir nada.
Yo no te niego Jesús que un profesor deba saber. Obvio. Es como si me defiendes que den cursos de oratoria y contraargumentándote de que tales conocimientos no son lo principal me preguntaras si puede haber profesores que no sepan hablar. Pues no, no puede haber pero de ahí a elevar a piedra de toque de una reforma el evitar ese defecto me parece que es sobrevalorar cierto detalle para ceguarse a lo importante.
ResponderEliminarDices también:En el tan alabado sistema finlandés, ocurre precisamente que la "nota de corte" (o lo equivalente) para entrar en la carrera de magisterio es de las más altas, cuando aquí es la más baja.
No te sigo. HAsta donde yo sé la nota de corte es directamente proporcional a la cantidad de gente que quiera hacer la carrera y nada tiene que ver en este punto la dificultad del asunto. Así, ingeniería naval, en mi época justo preuniversitaria (2001), sólo te pedía un cinco raspado pero si eras capaz de aprobar el primer curso te daban 3000 euros. COmo lo oyes.
Héctor:
ResponderEliminaresperaré con ansia tu lista ideal de cualidades que deben adornar a un profesor "como dios manda", y en las que el saber alguna que otra cosilla no entrará por tratarse de un detalle sin importancia.
Con respecto a Finlandia, el sistema de notas de corte no sé si será el mismo que aquí; lo que sí sé es que hay plazas universitarias para más o menos el 10 % de los alumnos que terminan bachillerato (con lo que sólo entran, en CUALQUIER carrera, alumnos con notas muy altas). Supongo que, además, allí magisterio tiene una demanda muy alta, porque el trabajo de profesor tiene una elevada consideración social.
Aprender a aprender es no decir nada.
ResponderEliminar¿tu crees? Yo pienso que no.
Iñiguez.
H'ector:
ResponderEliminarLa nota de corte es un precio. Tiene que ver con la oferta y con la demanda. Mirar solo un lado es querer ser bizco a prop'osito.
Independientemente de que, en un estudio particular influya m'as la oferta que la demanda (medida en variaciones respecto al pasado reciente o a otros centros), si la nota es m'as alta se tienen a mejores estudiantes en media.
Yo propongo otra cosa: Que las oposiciones a maestro sean mucho más difíciles que ahora, que incluyan una prueba amplia y difícil de cultura general, ciencias y mates incluidas (como también se hace en Finlandia, según creo), y que se exija el certificado de esa oposición como habilitación igualmente para enseñar en la privada.
ResponderEliminarCorrelativamente, que se pague lo mismo a los maestros que a los profesores de secundaria, y que la categoría profesional y académica sea la misma.
¿Por qué propongo esto?
Porque si los estudiantes son mejores pero los profesores de Magisterio y el nivel exigido no varían, no hacemos mucho.
Hay otras muchas carreras cuya nota de corte es baja, y no tienen un nivel tan bajo, porque se exige más en ellas.
Y la única manera de que las Escuelas de Magisterio mejoren es obligarles a ponerse las pilas de modo que lo que enseñan y exigen esté a nivel suficiente para aprobar tal examen. O queden con el culo al aire y todo el mundo sepa que el título es inútil y hay que aprender en otro sitio.
Tu propuesta, Jesús, supone que los profesores y los centros son un cero a la izquierda en cuanto a conseguir objetivos, si solo importa el nivel de partida de los estudiantes. No digo que no tengas bastante razón en eso, pero no debería ser así.
Jesús:
ResponderEliminarPienso más o menos lo mismo pues no sé cómo se puede tener una idea medio decente del mundo sin un poco (el poco de un bachillerato de ciencias) de conocimiento científico.
Pero tampoco te creas que el estudiante de ciencias medio abunda en otros conocimientos que los que debe almacenar para ganar su título. Hay gente de las ingenierías que se permiten no tener ni idea de historia de la sociedad, del arte o del pensamiento, y viven tan ricamente con sus empleos.
Aloe:
ResponderEliminarmi propuesta tal vez "implicaría" eso, si yo afirmara con rotundidad que con eso sólo ya se iba a arreglar todo; evidentemente no pienso tal absurdo. Mi propuesta hay a entenderla como un "toque de atención"
Por otro lado, estoy de acuerdo en lo de una prueba más completa para entrar en el cuerpo de profesores. De hecho, en algún sitio he defendido que haya un sistema tipo "mir".
Y por cierto, no entiendo porque los de "ciencias" se ven mejores que los de "letras".
ResponderEliminarPorque yo, que soy de ciencias, entiendo cualquier materia que entiendan los de letras, pero no a la inversa.
Lo siento. La realidad es así de jodida para los de letras.
Teneis razón en general con lo de que los de ciencias pueden entender lo mismo que entienden los de letras, y al revés no.
ResponderEliminarYo sólo haría una salvedad, que es precisamente importante para enseñar: que se puede prosperar bastante en muchas especialidades de ciencias, ingeniería y matemáticas teniendo un nivel de expresión verbal malo.
Conozco al menos a un par de informáticos y una licenciada en mates que chamullan en lugar de hablar, y no hilvanan tres frases correctas, o que se entiendan, con una mínima soltura. Eso para programar, digamos, no es importante, pero para enseñar es mortal.
(Y sí, mi conocida la matemática es profesora de secundaria, faltaba más. No quiero ni pensar en sus alumnos, que, como ella dice, "no atienden ni se enteran", y la culpa se la echa a ellos, evidentemente).
Jesús,
ResponderEliminarNo tengo por qué hacer tus deberes. Siento si, como el resto, no te aplaudo y sí, tengo mis razones pero no es algo que me preocupe explicitar porque no me va la vida en convencer a nadie del tema. Sí me sentiría satisfecho al menos si entendieras que tu forma de ver el problema es la misma que la de tooodo el mundo en la uni, así que en novedad: cero patatero.
Ferreira,
Pues no. Es como considerar que el precio de un producto tiene algo que ver con las rentas de quienes lo compran. Y no son casos aislados: todas las ingenierías "chungas" (aeronaútica, puentes y caminos, naval) tienen nota de corte baja.
Sí, Jesús, eso es así estadísticamente. Pero entonces ahondemos más en el problema: los que damos clases en secundaria sabemos que esto se debe en muy buena medida a que a los buenos estudiantes se les ha convencido de que hacer letras es un desperdicio de su talento. Así que encontramos alumnos vocacionalmente "de letras" resolviendo problemas de física sólo porque creen que así tendrán un trabajo mejor en el futuro. De forma que no son mejores por ser de ciencias, sino que son de ciencias porque son mejores.
ResponderEliminarPor otro lado, siento interrumpir la orgía de auto-felación científico-técnica que estaba a punto de iniciarse al hilo de esta entrada. Pero puedo asegurar, en contra de lo que dice Freman y otros, que hay muchos estudiantes de ciencias que resuelven bastante bien ciertos problemas (digamos, por ejemplo, matemáticos) pero que son bastante incapaces a la hora de hacer uso de otras funciones de la inteligencia (por ejemplo: de expresarse, relacionar ciertos conceptos, explicar un problema filosófico, hablar en otro idioma, y desarrollar una serie de habilidades que se le suele dar bastante bien a los de letras). Todo esto si no fuera, insisto, porque a letras van mayoritariamente aquellos a quienes se ha convencido previamente de que son más bien tontetes.
Algunos hechos empíricos, verificables y/o suficientemente verificados (probados):
ResponderEliminar1) Tómense x profesores de filosofía que impartan clase de Historia de la Filosofía a los segundos de bachillerato de ciencias (2º A) y letras (2ºB) de x institutos públicos cualquiera. Predigo (contrastabilidad) que los resultados de los alumnos de los
2ºs A serán significativamente MUCHO mejores (aprobarán más alumnos y con mejores notas la HF) que los de 2º B (y eso que la filosofía, dices, es de letras: tanto que el PSOE la eliminó, en su día, del curriculum de los alumnos de ciencia). Yo desde el año 84 hasta la actualidad los vengo constatando, como constato asimismo que desde hace años la diferencia se incrementa…
2) Tómense x institutos al azar y compárense los resultados de los alumnos de 2º de bachillerato de ciencias (2ºA) y de letras (2ºB): alumnos que promocionan, nota media de los alumnos, de la clase, etc… Predicción: ocurrirá lo mismo que antes (los de ciencias puras serán mejores que los de letras y/o los mixtos: los llamados de ciencias sociales)
La tesis de Jesús se me hace obvia no porque unos sepan mas que otros, o sean más inteligentes, o tengan más hábito de estudio y trabajo (no entro en esa cuestión) sino porque en los grupos de ciencias (2ºA) están los que, en su mayoría, son de ciencias, en los de letras (2ºB) unos poquitos que son alumnos de letras ‘de verdad’, los que odian las matemáticas y la física o la química (generalmente porque no se enteran) y en los 2º mixtos, cuando los hay: de sociales: están unos pocos de sociales de verdad y los que odian las matemáticas y también el latín, y el griego… Estos dos últimos grupos (letras puras y mixtos) también tienen gran número de alumnos que odian además de lo dicho, la Filosofía, la Lengua, La Economía… todo menos la informática (entienden por tal entrar en Internet y jugar al ordenador) y el recreo.
En mi opinión el hecho socio-empírico anterior, que creo que describe las cosas tal cual son, hace que lo que dijo Jesús sea casi una profecía autocumplida.
Mauricio Patapalo
Héctor:
ResponderEliminarPues claro que el precio de un producto depende de las rentas de quienes lo compran. Tal vez no te guste la ley de la oferta y la demanda, como te puede no gustar la de la gravedad, pero es así.
son bastante incapaces a la hora de hacer uso de otras funciones de la inteligencia
ResponderEliminarSí, sobre todo somos muy poco sensibles, y no nos damos cuenta de cuánto podemos herir los delicados sentimientos de los pobrecicos de letras. Nos falla la "inteligencia emocional" (que se parece a la inteligencia lo que la "música militar" a la Música).
(¿te suena la palabra RIGOR?)
Freman, me parto contigo. Ahora: qué gran idea tuvo tu psiquiatra pagándote un ADSL. La de asesinatos en serie que se ahorra la sociedad teniéndote por aquí desfogando, oye...
ResponderEliminar¿¿pero el freman éste qué coño habla de "rigor"?? (se pueden decir palabrotas aquí, ¿no? veo que son habituales...) ¿qué tiene que ver con esta historia la gilipollez ésa de la inteligencia emocional? apuesto a que en la siguiente entrada se pone a hablar del "zombi judío" para concluir su repertorio de tópicos-soplapolleces que siempre suelta a propósito de cualquier cosa.
ResponderEliminaryo tengo, en cambio, otra propuesta para mejorar la calidad de la enseñanza: habilitaría para la universidad un sistema de oposiciones como el que hay en primaria o secundaria, para evitar que el becario más chupóptero o el tontolculo más querido de la "facul" se quede con la plaza que podría ocupar un tío (o una tía, joder) mucho más preparado pero ajeno/a a la misma. Propondría que los estudiantes universitarios tuvieran que aprender cosas, y no reunirse para hacer manualidades. Y por último, propondría que a los profesores que viven rascándose los cojones en la universidad por dar tres horas de clase a la semana, les hiciesen pruebas de coeficiente y test psicotécnicos, y una vez los hubiesen aprobado, les obligasen a trabajar como dios manda, y luego, si les queda tiempo, que se preocupen de arreglar la enseñanza primaria.
concluyo
Héctor:
ResponderEliminarobviamente, no te pongo deberes, pero como tú hablaste de lo de "cegarse a lo importante", me has dejado con la duda de lo que tú consideras importante, porque tu habitual traslucidez no deja adivinarlo.
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Por otro lado, tampoco me cosco de a qué te refieres con lo de "tooodo el mundo en la uni" (donde hay opiniones para todos los gustos, según me parece a mí). Por otro lado, tampoco me extrañaría que mi opinión fuera la misma que la de gente con un nivel de estudios, una actividad profesional y un nivel socio-económico parecido al mío; no pretendo tener ninguna idea original (interesante) en este tema de la educación, sobre el que únicamente hablo como ciudadano interesado, no como experto.
Alejandro:
ResponderEliminaryo también conozco mucha gente de letras que es incapaz de expresarse y que escribe como mea, amén de no tener mucha idea ni interés por la historia, el arte u otras manifestaciones humanísticas.
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En mi opinión, parte del problema no viene de que las letras sean intrínsecamente más fáciles que las ciencias (lo son sólo a partir de cierto nivel: descifrar la lengua hitita no requiere menos inteligencia que descubrir las leyes del electromagnetismo, al fin y al cabo), sino de que, me temo, en las clases de letras se suele ser menos exigente de lo que se debiera, en parte debido a un cierto relativismo implícito en la materia. Si no se aprobara un examen de historia con cinco faltas de ortografía, sin hacer una exposición bien hilada, sin demostrar cierta visión de la historia, etc., tal vez nos econtraríamos con que las letras serían tan difíciles para los alumnos como las ciencias.
Por otro lado, también hay que reconocer que a menudo las ciencias son difíciles (y las letras) por culpa de lo pésimamente que las explican (explicamos) los profesores. Esto es bastante normal en filosofía, que es mi especialidad: tenemos el prejuicio de que la obligación del alumno es hacer una exégesis hermenéutica de lo que decimos, mientras que nuestra obligación es hacérselo entender.
Maestro:
ResponderEliminarno sé de dónde sacas lo de que aquí hay muchas palabrotas; no borro los comentarios de quienes las dicen, pero la verdad es que hay muchas menos que en otros blogs (o eso me parece).
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Sobre el sistema de acceso a las plazas de profesor universidad, totalmente de acuerdo. Sobre cuánto se trabaja en la universidad, pues depende de muchas cosas: como en casi toda la función pública (y donde dejan en la empresa privada) hay quien no se gana el sueldo que le pagan, y hay a quien deberían pagarle tres veces más. Y sobre si algunos nos dedicamos a "arreglar la primaria", yo, desde luego, no lo hago desde aquí en mi calidad de profesor universitario (yo soy experto en filosofía de la ciencia, no en organización de la educación), sino como ciudadano interesado, que supongo es la misma posición desde la que a ti te parece lo más normal del mundo decir cómo tiene que organizarse la universidad.
Jesús termino con los comentarios para no ser (o ya ser menos) cansino.
ResponderEliminarCuando me preguntas qué es lo importante pues entonces diré, brevemente y sin intención de resumir una reforma en apenas un par de líneas, que lo más valorable de un profesor es su capacidad de hacer entendibles conceptos y áreas complejas. Por buscar un ejemplo iluminador, se trata de buscar gente como Carl Sagan y no como Einstein, es decir, divulgadores que no necesariamente sean buenos científicos y entonces lo relevante no es cuánto dominio tengan de una materia sino su capacidad de hacerla entendible y esto sobre todo en la escuela donde el nivel de conocimientos no tiene por qué ser excesivo así que para dar clases de mates en la ESO no hace falta ser David Hilbert. Dirás que un divulgador de la ciencia de nivel de la ESO (¡ojo! de nivel de la ESO) debe tener bachillerato científico. Yo te lo niego pero en cualquier caso no me parece lo más preocupante.
Respecto a la uni que me preguntas: pues en mi caso, Deusto, sé que sólo podías ser catedrático si habías publicado taitantos libros, no se cuántos artículos y demás exigencias de este tipo. Pero lo mismo con profesores, que tenían que doctorarse en X tiempo y si no pista, etc... Es decir, y es algo que nos comentaban siempre, para ser profesor se exigía por encima de todo excelencia profesional de puertas de la uni para fuera en vez de mirar otros criterios a mi juicio más importantes para la hora de dar clase (como por ejemplo vi-gi-lar que no se tire sólo de diapositivas que sólo hay que leer para convertir una clase en una suerte de conferencia).
Y Bolonia va en el mismo sentido si no me equivoco (concedo que tampoco controlo mucho eso de Bolonia)
Héctor: totalmente de acuerdo en que un buen profesor debe ser más un buen divulgador que un buen investigador (si ADEMÁS es buen investigador, miel sobre hojuelas; pero es más importante lo primero). No veo que de lo que yo digo en la entrada se pueda deducir que mi opinión es (y de hecho, no lo es) que los profesores de primaria y secundaria deban ser "científicos" en el sentido de "investigadores científicos". No irás a pensar que yo pienso algo tan absurdo como que haber hecho el bachillerato de ciencias le convierte ya a uno en Hilbert o en Einstein. Desde luego, asumo que tú tampoco piensas que hacer el bachillerato de letras y la carrera de magisterio no le convierte a uno en Carl Sagan.
ResponderEliminar.
Lo que pretendo señalar con la entrada es que estaría bien que, al menos, LES GUSTARA la ciencia (incluida la ciencia de la historia, la ciencia de la filología, la ciencia de la economía, la ciencia de la antropología, etc.), y que, al menos, sepan hacer la o con un canuto.
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Lo que cuentas de la universidad, no te digo que no. Lo que no veo es qué relación puede tener con cuáles son mis opiniones sobre el sistema educativo, o por qué piensas que me parece bien el sistema de docencia que tenemos en la universidad.
Ferreira (y ya termino de veras):
ResponderEliminarEs obvio que el café no cuesta lo mismo aquí que en Francia -somos aquí unos miserables mileuristas- pero más obvio es que lo que lo hace más barato que el whisky es, por sobre todo, que tanto el número de plazas, digo, de oferta de la bebida como el número de solicitantes, digo de bebedores, es menor que en el caso del café.
(Yo soy de la "creencia" "austriaca" o "mengeriana" de que los costes son subjetivos. No sé si es el caso)
Puedes sostener todos los modelos (v.gr: oferta y demanda) que quieras pero los hechos son que las carreras difíciles (aeronaútica, neurocirujía por decirte casos de carreras de las que sé a ciencia cierta por conocer gente que está cursándolas) tienen sistemáticamente la nota más baja porque lisa y llanamente ni dios se atreve ir a por ellas.
Y lo siento, déjame ser terco pero no me vas a convencer desde analogías porque no se trata de especular desde modelos teóricos sino de leer los hechos habidos (otra cosa es que, con datos en la mano, resultase que mi visión a ojo de buen cubero del asunto estuviera errada. Entonces agacharía humillantemente la cerviz ;-))
La nota de corte no es, en realidad, el indicador más significativo de "cómo de listos son" los alumnos que entran en una carrera. Lo importante para responder eso es la nota MEDIA de los que entran, no la nota de corte que es, o bien la más baja de los que han entrado, o bien un 5 si quedaron plazas sin cubrir.
ResponderEliminarCreo que hay dos problemas en la mala formación de los alumnos de letras:
ResponderEliminar-una es que las facultades se convirtieron en guarderías de adultos que quedaban bien con los papis como si estudiaran pero sin que gran cosa hubiera cambiado en sus cerebros. Hablamos de España, un país poco industrializado hasta hace casi nada y en el que la titulación universitaria era una especie de toque de clase y distinción sin consecuencias prácticas. Por la misma realidad sociológica tenemos que
-el segundo problema es una falta de aprecio por la ciencia y la técnica. Mientras otros países europeos progresaban en ciencias, en España se disputaba sobre teología. El modelo que hemos padecido, de una sociedad estamental, herencia de las noblezas e hidalguías orientadas a la guerra, produce que nadie se preocupase por progresar sino de tener rentas de la tierra, la industria no despegó de una mera artesanía, ni la nobleza ni la burguesía se implicaron en el desarrollo económico y social y hasta el XIX hemos sido más o menos como los hidalgos de Don Quijote. Así que sin interés por la ciencia y con las facultades de Filosofía y letras como escuelas de distinción, el nivel en ciencias en España ha sido ridículo. Basta contar Premios Nobel.
Y eso sigue en cierto modo porque hemos cambiado apenas un poco nuesto modelo casi medieval. Tenemos amplias zonas y clases sociales sin cultura ni iniciativa propia, dependientes de la iniciativa ajena. Para rematarla, los irresponsables de todo han importado millones de inmigrantes de nula preparación para rebajar los costes de la construcción, agricultura y servicios. Tenemos la semilla populista para ser una Argentina en Europa.
El modelo que ha desarrollado Europa con mejora constante y progresiva de la cultura, de la industria, del capital social, ha arraigado escasamente en España. ¿nos extrañamos de que los chavales no crean tampoco en la educación?
Sursum Corda: Lamento rebajar un poco el tono imperial, pero la orientación de la hidalguía rentista a la guerra hace siglos que dejó de ser operativa, excepto para guerras civiles, claro.
ResponderEliminarIgual te olvidas en tu ecuación de la variable de la Iglesia: la desconfianza hacia el pensamiento y la investigación independiente, y la imposición de una ortodoxia asfixiante y mucho miedo de casi todos a sacar la cabeza han sido un factr fundamental.
La última muestra, cuyas consecuencias todavía padecemos, fue la despiadada depuración de los maestros después de la guerra (más dura que en cualquier otra profesión) y la toma por asalto de las Escuelas de Magisterio, que se llenaron de meapilas ignorantes como profesores de los profesores para más de una generación. El nivel deplorable de esas escuelas y la caída de prestigio y de saber de los maestros algo tienen que ver con ello.
En el largo plazo, cuando todos los ajustes se han hecho y todas las previsiones están bien anticipadas y cuando no hay poder ni fallo de mercado en la oferta ni en la demanda, el precio lo marca el coste marginal de la empresa menos eficiente que entra al mercado.
ResponderEliminarCuando no estamos en ese ámbito, la diferencia respecto a ese coste puede venir de cualquier lado. Tú me dices que en la historia reciente de unas titulaciones concretas la dinámica está dominada por el exceso de oferta de plazas. Por lo mismo puedes decir que se debe a una falta de demanda. La dificultad no puede ser la única razón.
Hace no tantos años, la carrera de exactas era de las más exigentes en nota. Hoy se exige muy poco para entrar. En periodismo ha sucedido al revés.
¿Antes se atrevían los estudiantes con exactas e ingenierías y ahora no, y la culpa es de que hemos educado para la vaguería? ¿Es ese el diagnóstico?
¿No hay nada que decir acerca de las perspectivas de trabajo en cada titulación en comparación con las demás?
Aloe:
ResponderEliminarEsto no es (era) un ensayo sobre la evolución histórica del modelo social español (del sur de Europa occidental), así que no he olvidado el papel de la Iglesia. Sólo que la Iglesia no es un ente autónomo sino parte de la sociedad en interacción colaboración o conflicto con las demás.
Los regímenes medievales consistían en una nobleza orientada a la guerra y cuyos poderes eran las armas, la tierra y los impuestos sobre todas las demás actividades; una casta administradora de la ideología única que estructuraba e identificaba las sociedades, un escaso número de comerciantes y artesanos y una amplísima clase de agricultores y ganaderos, desde pequeños propietarios, aparceros hasta jornaleros.
Es una réplica a escala medieval del régimen soviético: una élite que dirige la política y que mantiene un permanente conflicto con el exterior y en el interior, una casta de ideólogos que consagra el régimen y una inmensa mayoría que no pinta nada. El mismo modelo desde el emperador Constantino hasta la modernidad, con ligeras variantes: El Emperador, los terratenientes militares desde la alta a la baja nobleza, que luego son desplazados por los mercenarios germánicos, la Iglesia y los productores y transformadores de riqueza.
La religión y la filosofía medievales fueron ortodoxias de partido único que trataron de mantener el monopolio del poder y de la ideología y sus burócratas estaban en permanente conflicto con los "ejecutivos" por la preeminencia.
En España consiguen mantener ese régimen de cosas mientras que en Europa, el progreso económico, técnico y científico va debilitando el papel guerrero de la nobleza y va desarrollando una amplia y rica burguesía que adopta diversas heterodoxias como ideologías propias y de liberación. Y el enfrentamiento destructivo llega a tal punto que el monopolio ideológico se rompe y debe admitir la pluralidad de ideas y de iniciativas. Y de ahí, a la modernidad.
En España los reyes, los nobles y la Iglesia logran mantener el monopolio, se aferran a sus fuentes de ingresos y no innovan ni dejan que se innove. De ahí el atraso económico, social, la decadencia como sociedad, la existencia, como mucho, de una pequeña burguesía y baja nobleza de rentistas, la base casi exclusivamente agrícola de la economía, la pobreza, la incapacidad para enfrentarse en todos los aspectos a los demás imperios y la cuesta abajo hasta el siglo XIX.
La idea es que ese modelo de sociedad no innova y sofoca la crítica y en él se estudia para ocupar la administración o para desempeñar el papel de guardián de la ortodoxia. Pero la ciencia y la técnica lo tiene realmente difícil para poder brotar. Y ese modelo, que exportamos con gran éxito a toda América del sur, apenas ha variado en buena parte de nuestra sociedad, con mucho aspirante a político de partido, funcionario y escasos emprendedores, investigadores y gentes independientes en general.
Vale, Sursum Corda. Entonces estarás de acuerdo con mi opinión de que los problemas de fondo de la enseñanza se relacionan con esa historia (y su pervivencia tardía en España) de varias formas, y no sólo de la que tú señalas (que también):
ResponderEliminar- Otra forma en que esa historia trae consecuencias para la educación hoy es que el cuerpo de profesores, como otros cuerpos de funcionarios, se comportan como los rentistas hidalgos a que te refieres, y tienen una ideología respecto a sus derechos y obligaciones muy parecida a la de estos, como consecuencia:
De ahí su convencimiento de que se les debe tratar con la deferencia que los plebeyos deben a los superiores.
O la convicción de que su renta ("mi plaza", dicen) se la ganaron cuando aprobaron la oposición, no cada mes trabajando.
Y la indignación que les produce que la parte principal y menos fácil de su trabajo sea enseñar a los hijos de las clases que consideran inferiores, que antes no estudiaban y con quienes hay que esforzarse más, porque parten de peor situación.
Y también va ahí la arrogancia y falta total de espíritu de servicio y ganas de rendir cuentas que emplean con los padres, a quienes se trata como el intendente del conde trataba a los aparceros, y por razones parecidas.
- Y hay todavía más consecuencias de esa situación que caracterizas: el autoritarismo y paternalismo que empapan las políticas y las normas educativas, que parten de esa situación de Partido Unico Católico, por seguir tus denominaciones, durante sigos, y considera sobreentendida y normal la imposición a los padres de todo, hasta el ultimo detalle, de la enseñanza a sus hijos.
- La caída en picado de Magisterio que yo señalaba: en los cuarenta y cincuenta, lo importante era que lso maestros fueran religiosos, no que supieran algo. Y machacar las Escuelas poniendolas en manos de imbéciles no se arregla ello solito, salvo muy despacio.
Hace tantos años que hice Magisterio que a veces me parece que fue en una vida anterior. De todas formas el nivel del personal, que se supone había hecho el bachillerato por ciencias, no era para entusiasmar. En el caso de algunos me preguntaba como habían podido aprobar COU. Recuerdo que en la asignatura de Física era terrorífico un examen de corte con el nivel de EGB. Con ello quiero decir que ni siquiera el haber hecho un bachillerato por ciencias asegura la adquisición de un nivel mínimo, al menos no entonces, y me temo que ahora mucho menos.
ResponderEliminarPor otra parte, prestigios y demás tonterías aparte, la mayoría del personal que se decantaba por las letras eran desertores de las matemáticas, cuya sola mención provocaba escénas de pánico.
Jesús, lo siento: sigo sin ver el sentido de tu propuesta, si pretende ir en serio.
ResponderEliminarEn primer lugar, porque lo que hace que cierta gente esté más preparada para ser profesores de primaria (y, por tanto, "mejorar la calidad de la enseñanza") no es haber estudiado ciencias, sino, como he dicho, sencillamente "ser buen estudiante". Lo que ocurre es que, por serlo, han sido "instados" por el status quo sociológico (padres y profesores sobre todo) a estudiar el bachillerato de ciencias. Y sé de lo que hablo.
Y en segundo lugar, porque incluso aceptando tu propuesta, me temo que los buenos estudiantes de ciencias seguirían eligiendo carreras como ingeniería o medicina, y en magisterio acabarían los malos estudiantes de ciencias, que los hay (y a patadas).