22 de marzo de 2008

LA DE JESÚS NO FUE UNA MUERTE DIGNA



“¿Alguien puede decir que la de Jesús no fue una muerte digna?”. Esa pregunta lanzó ayer en el via crucis el arzobispo emérito de Pamplona, Fernando Sebastián, probablemente picado por el recentísimo caso de la francesa Chantal Sébire. Pues bien, yo lo afirmo: la muerte de Jesús (mi tocayo más famoso) no fue una muerte digna. Fue, de hecho, ejemplo de muerte indigna: cacotanasia. De ello llevan siglos dando fe las siniestras (maguer que en general edulcoradas) celebraciones de estas fechas, y, por si acaso quedaba alguna duda, el morboso y voyeurista filme de Mel Gibson sobre la Pasión.
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(¿Mon?)señor Sebastián (como arzobispo, buen conocedor y practicante de los razonamientos falaces) deliberadamente confunde (quiero decir: trueca ) la cuestión de si el tormentoso proceso "incompatible con la vida" al que Jesús fue sometido por los invasores de Palestina fue (o no) un proceso respetuoso con la dignidad humana (¡claramente no lo fue!), con la cuestión de si aquel festival, o reality show a la judeorromana, tuvo o no consecuencias significativas y gloriosas desde el punto de vista del armazón moral del universo (aquí hay disparidad de opiniones) o, al menos, desde el punto de vista de la evolución de la historia humana (aquí tampoco hay dudas).
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Optando por la interpretación más favorable al cuento en el que basan sus privilegios el arzobispo y su caterva, podemos decir que el Autor Intelectual del Universo estuvo en su derecho de morir como le saliera de las orquídeas. Quién sabe, si yo fuera Dios, a lo mejor me ponía lo de ser torturado y crucificado los viernes por la tarde, aunque, puestos a perdonar graciosamente a la humanidad de no sé qué culpas, mejor habría usado el BOE para publicar un decreto de perdón, y aquí paz y después gloria. Pero en todo caso, lo que podríamos afirmar es que Jesús eligió (¿?) una muerte indigna, la muerte más indigna de todas, para llevar a cabo sus salvíficos planes. [Bueno, desde el punto de vista histórico, lo más seguro es que a Jesús y a sus discípulos, la muerte del jefe les llenara de sorpresa, pues al fin y al cabo esperaban la liberación de Judea y la llegada de Disneylandia a la tierra a muy corto plazo; el mismo San Pablo seguía pensando así dos o tres décadas después... hasta que cayó él mismo; y lo mismo el autor del Apocalipsis de San Juán, algo después; y tuvieron que morir dos o tres generaciones de cristianos para que empezasen a aceptar que Disneylandia todavía tenía que tardar un poco -¿siglos?, ¿milenios?- en plantar su tienda entre nosotros].
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¿Implica eso que la muerte de mi tocayo más famoso fue ejemplar en algún sentido práctico? ¡Desde luego que no! Sólo algunos pirados piensan que, puestos a morir, lo único digno es hacerlo en la cruz ("si fue un ejemplo, que lo sea hasta sus últimas consecuencias"). Tampoco usaba mi tocayo más famoso calzoncillos ni gafas, y eso no quiere decir que haga yo mal en utilizarlas. Y si en mis últimas horas o días o años voy a tener que sufrir de manera inhumana, pues pueden llevarse todos los arzobispos mi sufrimiento y lacerarse la piel con él hasta que los gusanos les coman la pus, que ya se lo premiará su Jefe en la Disneylandia celestial. Yo, sin su permiso (y el Suyo me importa tanto como el de Osiris), preferiré dejar este mundo y viajar a la nada con el menor dolor posible.
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Amén.
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100 comentarios:

  1. Realmente Fernando Sebastián, que fue un clérigo muy cercano a Tarancón y a la apertura del Concilio Vaticano II, conforme se va haciendo mayor no puede parar de decir barbaridades.

    Comparar el mito de la muerte de Cristo con el bien real y tangible sufrimiento insoportable de la ciudadana francesa, me parece blasfemo, una blasfemia laica pero no por eso menos blasfemia...

    Vamos, que si nos encontrásemos a un Prometeo de hoy en día, encadenado mientras los buitres le están sacando los ojos, deberíamos dejarlo allí tranquilamente, sufriendo dignamente y no avisando a los guardias para que los soltasen...

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  2. ¿Se imagina que Jesús jamás hubiese existido? ¿Se imagina disfrutando de la vida en ese mundo?

    Yo me pediría vivir en una villa romana e iría a Roma una vez a la semana (todos tenemos apetitos difíciles de satisfacer).


    Los problemas de la francesa no nos importarían lo más mínimo. Sus padecimiento serían considerados "no relevantes". Una mina de sal, eso sí que sería sufrir. ¿Colecciona minerales?

    Analiza usted la procedencia de su sensibilidad; o sea, la génesis de la misma. La sensibilidad es una parte de la teología (al menos la nuestra).
    ¿De dónde sacaremos una substituta? ¿Quizá pudiéramos hacer una a la carta? Ya sabe... una democrática; o sea, la de los adictos a la telemierda. No sé... No me convence.

    ¡Ay, estimados laicos! Me encantaría tanto verles en aquella época y en las que habrían seguido a aquella si no fuese por... Pero con catalejo, of course, yo me quedo en el sofá de mi casa tomando té con miel muy agradecido a la Santa Madre Iglesia de que aplaste a tanto víbora asquerosa.

    Por cierto, ¿ustedes saben por qué no se abrió la venas la francesa? Sus limitaciones no eran manuales, ¿verdad? Hasta donde yo sé a los muertos los meten en el nicho no en la cárcel.

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  3. Ninguna muerte es digna, ya que la muerte por definición degrada. "Muerte digna": oxímoron diabólico. La de Cristo fue con seguridad la menos digna de las muertes, en tanto que fue la más degradante y la menos merecida.

    En realidad nadie merece morir, por el mismo motivo por el que nadie merece empezar a vivir, siendo ambas cuestiones de puro hecho, no de derecho. Ahora bien, se puede aceptar dignamente la muerte, es decir, con paciencia, o se la puede reclamar a gritos porque se teme la vida. Esto último es indigno.

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  4. Después de arrastrar durante décadas nuestra heredada conciencia de camello, después de trabajar durante lustros para levantar la onerosa hipoteca de nuestras guaridas, despues de una vida entera de no ser nosotros mismos, ni trabajar para nosotros mismos ¿Quién es tan ingenuo de pretender que su muerte le pertenece?.

    Siempre habrá un Seguro al que no le venga bien librar la prima, un médico ursulino, o peor aún, una amante esposa, a la que su existencia le resulte más llevadera velándonos en vida que dejándonos marchar a nuestro debido tiempo.

    Formamos una sociedad de entrometidos, que sobreviven a sus complejos a base de sabotear la libertad del prójimo. No perdonaremos jamás al vecino que se libere de un solo grillete, de un solo prejuicio... de una sola yaga en el momento final de su muerte.

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  5. La muerte por crucifixion era reservada para los traidores en la antigua roma. el condenado tardaba dias en morir de asfixia princpalmente. Luego el cuerpo quedaba expuesto a modo ejemplificador. Asi que de digno, nada.

    Ademas confundir cuidados paliativos con eutanasia......


    Y si hablamos de eutanasia... es un tema muy complicado. Esta cerca del asesinato, porque quien decide que el señor X realmente quiere morir??
    Se me dira, quizas un tribunal con completos estudios de medicos, psicologos, etc. Pero en paises como argentina antes de que ese juicio se lleva a cabo el paciente ya murio de vejez extrema.


    Kewois

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  6. Lo de la muerte digna o no digna creo que es una tontada como un castillo, la muerte es la muerte si o si, y estan digno morir desangrado y sufriendo en una cruz como en la cama con una prostituta.

    Lo unico que hay despues de la muerte es la gente que queda viva, asi que lo unico por lo que preocuparse a la hora de morir es por esto ultimo.

    Igual es que esto de la dignidad esta en el ojo del que mira, no ? porque a mi no me parece que pedir la propia muerte sea nada indigno, pero ahora que lo pienso no fue eso lo que hizo Jesus ?
    no puedo haberlo evitado ? Que lio.

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  7. Mi estimado capitán,

    Nada me gustaría menos que significarme como grumete amotinado en mitad de tan amena travesía. Pero permítame hacerle una observación impertinente.

    ¿No nos estaremos ensañando en el astillado de atávicos e inservibles mascarones en lugar de reparar la quilla o asegurar el timón? ¡Mira que si al final nos hundimos de puro furor iconoclasta!

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  8. Ihric:
    no veo que la paciencia sea sinónimo o implique la dignidad. El prisionero de guerra que se suicida antes de ser torturado, temiendo que en la tortura no será capaz de guardar los secretos que el enemigo quiere extraerle, me parece totalmente digno. Quien tiene una enfermedad terminal que va a acabar con su vida en unos meses dejándole postrado con dolores terribles y sin capacidad de acción durante ese tiempo, y decide quitarse la vida primero, también me lo parece.

    De acuerdo con que uno no merece nacer, ni merece morir. Pero tampoco tiene la obligación moral de ser "paciente". Esa "dignidad" es totalmente subjetiva: si a ti te parece más digno sufrir, está en tu libertad sufrir todo lo que quieras. Si a otro le parece más digno, más acorde con su humanidad, el plantarle cara a una muerte terrible y sustituirla por otra más amable, ¿quién es nadie para creerse con derecho a impedírselo?

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  9. Tumbaíto:
    la evolución de nuestra la sensibilidad moral debe mucho al cristianismo, sin duda, pero no le debe el cien por cien (no creo que ni siquiera alcance a la mitad).
    Durante un milenio y medio de absoluto poder del cristianismo sobre las mentes europeas (desde Constantino a la Ilustración, pongamos), las mismas barbaridades que se cometían en tiempo de Jesús seguían sin producir el más pequeño levantamiento de cejas entre los cristianísimos pueblos de Europa. Es verdad que ya no se crucificaba (más que nada por no profanar la imagen del "jefe" en los patíbulos), pero se aplicaba la antorcha humana con alegría, entre otras muchas lindezas.

    De hecho, las primeras pataditas que la sensibilidad moral contemporánea dio en el vientre de su Santa Madre (católica y apostólica) no fueron recibidas precisamente con alborozo por parte de la Iglesia. Ahora, Cañizares dice que los derechos humanos vienen de Dios; cuando los proclamó la revolución francesa, en cambio, el Papa de entonces dijo que eso era una blasfemia y una locura.

    Por otro lado, no creo que sensibilidades morales como las de Sócrates, Epicuro, o el mismo Buda, le debieran gran cosa al cristianismo.

    Así que, a cada uno lo suyo.

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  10. Apóstata:
    bienvenido a bordo. Se admiten sugerencias.
    Un saludo

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  11. Gracias Don Jesus, deme un hacha y empiezo por los retablos del XVI, pero si ha de asaltarse algún convento sirvase mandarme de vanguardia, que luego quedan las novicias muy desmejoradas.

    Total, ya que no flotamos, por lo menos nos hundimos con gracia.

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  12. El problema es que la sensibilidad moral de Sócrates no surgió de la cabeza de Sócrates (las seseras no gestan sensibilidades). Si no de una cultura que desapareció.

    Yo nunca he negado que existan sensibilides no-cristianas (antes, durante y después de Cristo). Sin embargo, la sensibilidad moral es producto de una realidad social. ¿De cuál tira usted? ¿Con los textos platónicos tiene bastante para ello? Déjeme que me "parta la caja".

    ¿Menos del 50 por ciento? Otra vez me parto la caja. ¿Los elefantes no son al cien por cien elefantes porque tienen pies como los lagartos? Pero bueno... tanto me da. En estos tiempos de telemierda es muy normal que se ignore la propia cultura.

    ¿Sabe de que texto de derecho francés es un mal resumen la primera declaración de los derechos de los carniceros franceses? (Desde la Revolución Francesa los progres han tenido la virtud de poder hacer las mayores barbaridades sin que les marque. Nunca he entendido que alguien que no sea un hijo de puta utilice nada que naciera de esa sangria nauseabunda pero... Los europeos sólo han reprobado las carnicerías y genocidios si el fusil americano les apunta. Si no, disfrutan de las sangrías.)

    ¿Inglaterra ha necesitado de esa asquerosa declaración? No. Tenían ese malvado derecho pre-revolucionario que les ha servido para que en suelo inglés no pasen las atrocidades ocurridas en los pueblos "humanitarios".

    Es curioso que para legitimar al cristianismo se recurra al cristianismo. Un romano estaría encantado con las quemas medievales. ¿Si no es del cristianismo, de que cultura debería ser producto una sensibilidad italiana del s. XIV? ¿Sabe que hacían los romanos con los chicos malos?
    ¿De dónde salen esos escrúpulos anti-antorchas?

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  13. Tumbaíto:
    naturalmente que no tendríamos la sensibilidad moral que tenemos (bueno, no todos la misma) sin el cristianismo; tampoco la tendríamos sin el oxígeno.

    Pero, de hecho, nuestra sensibilidad moral ha surgido en buena medida no sólo "de" la religión cristiana, sino también en muy buena parte, EN CONTRA de la religión cristiana. No en su interpretación ñoña del "amaos los unos a los otros", sino entendida en lo que ha sido DE HECHO (una civilización en la que el mensaje bíblico se ha usado sin pudor para legitimar crueldades sin límite).

    Tengo un calendario en casa, de no sé qué orden religiosa, que dice "Por una nueva civilización del amor". Cada vez que leo esto, me asalta una exclamación como "¡coño, se ve que la "vieja" civilización del amor creada por los cristianos hace dos mil años no ha matado aún a bastante gente, y hace falta otra de otros dos mil años para matar a más!".

    Lo que quiero decir es que tantas y tantas cosas que a nosotros nos parecen mal, que nos repugnan moralmente (ya digo, a unos más y a otros menos), han parecido completamente naturales y hasta sagradas para las iglesias cristianas durante siglos y siglos. Luego no ha sido el cristianismo solo el que ha contribuido a que las salvajadas cometidas en su nombre o con su aquiescencia, ahora nos parezcan injustificables. Debe haber habido, necesariamente, otras causas que nos hayan hecho valorar la libertad de opinión, la democracia o la igualdad de la mujer, y denigrar el maltrato a los detenidos y a los niños, la obligación de cerrar los cines en semana santa, o la opresión de los campesinos por los terratenientes.

    Eso sí, la culpa del cristianismo en su complicidad en infinitas vejaciones a los seres humanos, no exime ni un átomo a otras ideologías de su complicidad en otras (y a veces las mismas) barbaridades. A cada cual lo suyo.

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  15. Sí; los chinos se enfrentaron a los jesuítas. Sin embargo, lo que ocurre aquí no es que unos cristianitos se enfrenten contra no cristianos; o sea, en europa no hay una un conflicto entre cristianos y no cristianos sino entre cristianos y cristianos analfabetos. Me dirá por ejemplo que los cristianos analfabetos no creen que Cristo sea Dios pero es que eso es muy propio de algunos cristianos (arrianismo); y es que: nada nuevo bajo el sol.

    Es que esas cosas que les parecen mal les parecen mal porque son cristianos. Los romanos eran muchísimo más crueles que los católicos con los enemigos del estado (los que no acataban la religión del estado eran enemigos del estado).

    Háganme caso -si quieren, of course- búsquense su secta cristiana: se encontrarán a ustedes mismos.

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  16. Tumbaíto:
    no entiendo muy bien a lo que te refieres; sospecho que quieres decir algo así como que "los occidentales que se oponen al cristianismo son cristianos 'en realidad'". Bueno, eso dice Bin Laden.
    Repito que no niego la influencia tremenda del cristianismo en la cultura occidental, sólo insisto en que, además del cristianismo, han tenido que influir muchas otras cosas, porque si no, seguiríamos teniendo la misma mentalidad que San Cirilo de Alejandría (a quien las crueldades de los romanos le debían parecer cosquillas, por lo que se esforzaba en superarlas).

    También han influido en nuestro modo de ver el mundo las decenas de miles de años que nuestros antepasados vivieron en las cavernas, pero no por eso "somos en realidad" cavernícolas (de nuevo: unos más que otros).

    De lo que sí puedo estar seguro es de que muchos (no todos, ni mucho menos, ni la mayoría) de los que nos oponemos al cristianismo sabemos bastante más sobre él que la mayoría de los cristianos, aunque sólo sea porque nos hemos molestado en tener unas lecturas, y no nos conformamos con el sermón dominical.

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  17. En cierto modo tiene algo de razón Don Tumbaíto. Si convertimos la negación de un principio en el objetivo primordial de nuestra vida, dicho principio acabará convirtiéndose en el eje fundamental de nuestro discurso, y en el caso de que consiguieramos derrotarlo, pereceríamos ineludiblemente junto a él.

    Es por ello, por lo que me atreví a insinuar anteriormente, que quizá este barco andaba poco marinero, de tan ocupada como anda su tripulación levantando sotanas.

    Si la Iglesia se convierte en una constante referencia negativa, como ocurre en las páginas de este blog, nos arriesgamos a sacrificar la riqueza del albedrío intelectual a cambio de una monótona recusación de doctrinas.

    Yo no soy el censor moral de mis censores. He transcendido la educación judeo-cristiana y si soy un putañero, un tarambana o un friki del demonio, lo soy por convinción, por devoción, no por oposición a los preceptos de la Santa Madre Iglesia.

    A mi, particularmente, me enternece la historia del adolescente nazí que soñaba con derribar la aviación aliada para sostener el sueño de Tío Adolf; hasta que el devenir de la Guerra torció su vocación, y enderezó sus pasos hacia el oficio de monaguillo. Es una deriva vital tan hermosa, que uno acaba por pensar que en el seno de nuestra Iglesia siempre hay espacio para uno, por muy bastardo que haya sido, o precisamente por ello. Vease el caso ejemplar de nuestra hispana curia, que tras cuarenta años de ponerle palio al carnicero del Ferrol, se volvió tan demócrata como el primero. San Ariel realizó el milagro de las sotanas, dejándolas sin mácula de sangre. Y eso que dicen que el globulo masón con agravante de rojazo resulta de lo más contumaz.

    En fin, que a estas alturas del concordato, el futuro ideológico de nuestra amada madre iglesia, no vale un virgo de monja. Unicamente hay que entender que van con varios siglos de retraso. Ayer, como quien dicen, se disculpaban con Galileo, en dos días aceptarán el australopythecus como animal de compañía, 200 millones de sidas más tarde, dejarán que la plebe se la enfunde, y en varias décadas más, llegarán a la conclusión de que llevan más de cien años muertos, y se autodeclararán disueltos en el nombre de los clavos de Cristo.

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  18. ¡Huy, no! Lo que le pueda hacer un hijo de san Cirilo no es nada con lo que le pueda hacer uno de Augusto. Repase la historia. (El odio a la Iglesia el ciega.)

    ¿Saben más? ¿Y esa arrogancia? ¿Un doctorado en Teología, quizá? Las críticas a la Iglesia suelen ser desternillantes. ¿Se imagina que un Ratzinger o un Marini le cogiesen por banda? ¡Sería una sangría!

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  19. ¿Doctorado en teología? ¿Y porque no en Tarot o Quiromancia? Amparados en la ley de la oferta y la demanda, los seres humanos nos doctoramos hoy en miles de gilipolleces perfectamente inútiles.

    Hay cátedras de parasicología, de historia de Rock & Roll, y hasta de manualidades en papel maché. Todo con tal que los niños no se nos droguen y tengan un sitio donde convalecer de su adolescencia.

    Pero de todos los estudios ridículos, inservibles y pretenciosos que figuran en nuestro programa educativo, la teología es sin duda el más fatuo de todos. Un curso de mitología endogámica, en la que 4 ociosos se dedican nada más y nada menos que al asalto del Demiurgo.

    La broma ya sería de por sí descojonante, si no fuese porque, tan hambrunos de divinidad como se andan, abandonan pronto las rutas de la epistemología clásica, para aventurar principios inefables sobre la transustancialidad del espíritu santo o la virginidad de María.

    A mi estos doctos de la "cosa divina", me recuerdan a esos frikis terminales capaces de discutir arrebatadamente sobre si Spiderman sería capaz de ganarle un pulso gitano al Capitan América.

    ¡Teología dice! ¡juas juas juas!, ¿para qué si luego sus táctitas más efectivas de proselitismo se reducen a amedrentar viejas, autorizar milagros y canonizar curas falangistas?

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  21. Ven... Son ustedes unos crédulos de los pies a la cabeza. Cualquier incrédulo tendría a la Teología como uno de sus tesoros.

    Sólo la desdeñan los creyentes.

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  22. Tumbaíto:
    debo aclarar que a mí la iglesia católica me parece una institución admirable, en parte, supongo que por haber crecido en ella, pero también por su historia y su simple magnitud espacio-temporal, no menos que por sus dignísimas labores sociales.
    Lo que pasa es que:
    1) creo sinceramente que buena parte de su mensaje se basa en cuentos chinos del nivel de Santa Claus o Spiderman (aunque adornados con florituras teológicas, también muy admirables como obra de arte), y por lo tanto, no puedo, con toda honestidad, declararme creyente.
    2) el reconocimiento de las muchas virtudes que se dan en muchas personas y grupos dentro de la Iglesia no debe cegarnos para reconocer también las muchísimas y terribilísimas barbaridades cometidas en nombre del "amaos los unos a los otros".
    3) No me cuesta ningún trabajo aceptar que los soldados romanos cometieron más barbaridades y más terribles que las huestes de San Cirilo; pero tampoco me parece menos despreciable Pol Pot porque, en comparación con Hitler, él no creara cámaras de gas.
    4) Yo no digo que los no creyentes seamos por término medio más listos y cultos que Ratzinger; sólo he dicho que muchos no creyentes sabemos más de historia de la iglesia y de teología que la mayoría de los creyentes. Por otro lado, los argumentos de los libros teológicos de Ratzinger y otros semejantes se basan en premisas totalmente ridículas desde el punto de vista de la razón, lo que pasa es que la fe les ciega.
    5) Y en fin, volviendo al tema que discutíamos: mi argumento principal contra lo que decías era que gran parte de nuestra sensibilidad moral no puede deberse al cristianismo, porque en mil ochocientos años el cristianismo no consigió crear una sensibilidad como la nuestra. Alguna otra causa debe de haber.

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  23. A decir verdad, mi tesoro más preciado es el pene, que no creo que me venga dado por tradición judeo-cristiana.

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  24. i.) Considérelo como sus "ficciones". A efectos de "ingeniería social" consiguen resultados admirables.

    ii.) La Iglesia es tan responsable de esos actos como Spiderman.

    iii.) Pues muy mal: Pol Pot es menos despreciable que Hitler. Eso no quita que ambos sean despreciables pero uno más que otro.

    iv.) ¿La diosa Razón? Es una diosa muy mediocre (tiene una muy mala teología).
    ¿Se recurre en los Principia de Russell en algún momento a la razón para demostrar algún teorema? ¿Era la diosa Razón la que dirigía la pluma de Russell mientras escribía o le inspiraba espiritualmente mientras deducía?
    No sé para qué sirve recurrir a la razón sino para ejecutar a Lavoiser. De hecho puestos a recurrir a algo así como la razón muchísimo mejor recurrir a Dios.

    v) El cristianismo no surgió en ningún momento de la nada. Se da la curiosidad de que elementos pre-cristianos forman parte del cristianismo. Pero forman parte.

    ¿A qué recurrirá para no ser cristiano? ¿Al confucionismo? ¿Al budismo? ¿O por el contrario, de la misma manera que Dios inspiraba al pueblo de Israel, ahora la diosa Razón inspirará a la progresía?

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  25. Lo que quiero decir es que tantas y tantas cosas que a nosotros nos parecen mal, que nos repugnan moralmente (ya digo, a unos más y a otros menos), han parecido completamente naturales y hasta sagradas para las iglesias cristianas durante siglos y siglos.

    Un ejemplo, por favor. Las abstracciones retóricas son de aborrecer.

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  26. Vaya por delante que resulta contrario a mis principios razonar sobre la Iglesia Católica, sobre las Iglesias en general. Es como tratar de aplicar las tesis de la armonía y el contrapunto a la obra de Rodolfo Chiquilicuatre. Pero como dijo el sabio, estos son mis principios, si no le gustan tengo otros. ¡Y que demonios!, ¿quién se resiste a zurrarle una vez más a la vieja pécora?.

    Los hitos del clasicismo Grecolatino están escritos en los libros de Historia. Son todos anteriores a la pasión de Cristo, y en lo esencial, perfectamente ajenos a las doctrinas de la Torá. En ellos se contienen los cimientos de nuestras lenguas, de nuestro pensamiento y de nuestra Historia. A la luz de la filosofía Griega, el corpus ideológico del Nuevo Testamento es poco menos que una mera anécdota. Los principios morales contenidos en los evangelios no aportan ni luz ni metodología sobre los elaborados preceptos metafísicos planteados por el pensamiento griego. Si acaso, su puesta en escena resulta más asequible para el vulgo, pero no presentan ninguna originalidad ni siquiera en su amedrantadora representación de los infiernos.

    La difusión del mensaje Cristiano y su implantación en Occidente, aprovecha los cauces de la vieja administración romana. Se extiende a través de sus estructura, las ocupa, y en última instancia, cuando estás son derrotadas, procede a sustituirlas de alguna manera. Es el “nutritivo” cuerpo del Imperio, el que parasita la nueva Iglesia. El cristianismo adopta la simbología pagana, se aprovecha del vigor intelectual grecolatino para darle cuerpo a su doctrina, utiliza los mecanismos romanos de dominación territorial para establecer su implantación geográfica.

    La capacidad camaleónica de la Iglesia para no perecer jamás junto a sus aliados del poder terrenal, le sirvió para sobrevivir a la caída del Imperio, y ganarse una sólida posición en el nuevo orden medieval que empezaba a instaurarse en toda Europa. Enterrada la sociedad civil y política que generó el formidable corpus cultural del clasicismo, la Iglesia se apodera del monopolio intelectual merced a su colaboración con las nuevas entidades políticas y militares del medievo. Lejos de lo que algunos pretenden defender, esta dictadura ideológica constituye una absoluta perversión de las fuentes. La escolástica destroza el espíritu y el sentido original de la filosofía grecolatina, para someterla al dictado de la Fe. Los impresionantes esfuerzos del pensamiento Griego por establecer rutas epistemológicas perfectamente autónomas del “mythos”, se usan como simple excusa para justificar el propio “mythos” Cristiano. Sólo quienes se han tragado hasta los hígados el anzuelo celestial del Cristianismo, tratan de escapar a la evidencia de que la hegemonía ideológica de la Iglesia durante el Medievo constituye un retroceso y una degeneración en todos los órdenes del conocimiento y del desarrollo humano heredados de la Antigüedad.

    Es significativo que los dos periodos de la Historia Moderna que más revolucionan los principios filosóficos y políticos de nuestra cultura, se produzcan en sendos movimientos orientados a liberar la creación intelectual del control religioso. Dos movimientos cuya inspiración última se basa en la recuperación de los esfuerzos originales del clasicismo, para liberarlos del oscurantismo y la perversión judeo-cristiana. La audacia del hombre renacentista consiste en arrebatarle el eje universal, no a Dios, sino al concepto de dios impuesto durante siglos por la mediocridad mitológica de las jerarquías cristianas. El golpe de gracia de la Ilustración, consiste en restaurar los valores racionales y civiles de las sociedad Griega y Romana como alternativa a las férreas estructuras de poder encarnadas durante siglos por las oligarquías eclesiásticas y aristocráticas, unidas en el sometimiento ideológico y militar de sus súbditos.

    Los últimos siglos han visto el desarrollo de una larga lucha por desvincular a la Iglesia del destino político e ideológico de los pueblos. La vieja arpía ha usado sus milenarias artimañas como “hechicera de la tribu” para someter la voluntad libre de los hombres. Se ha aliado con las más terribles dictaduras, y les ha prestado su cobertura moral y sus dotes anestésicas a cambio de su permanencia en la estructura rectora y educativa de sus regímenes. No le ha quedado uno solo de sus propios mandamientos sin mancillar en nombre de su supervivencia. Desde el amarás a Dios sobre todas las cosas, hasta el no codiciaras los bienes ajenos, pasando por el no matarás, el no robarás, y por supuesto, el no darás falso testimonio ni mentirás.

    A lo largo del siglo pasado hemos visto el progreso imparable del laicismo, o, sencillamente, de la separación absoluta entre las creencias religiosas de cada cual y la actividad política e intelectual. Al margen de esta actitud “aséptica”, no deja de resultarme paradójico, que en este mismo periodo, multitud de pensadores y de movimientos pacifistas girasen su vista hacia orientalismo en busca de una respuesta espiritual alejada del devastador panorama que la larga hegemonía de la “moralidad”
    Cristiana ha impuesto durante siglos en Occidente. No digo que esta mirada orientalista constituya o no un acierto, simplemente subrayo el hecho de que algunos de quienes optan por una respuesta espiritual coherente, se hayan visto en la necesidad de acudir a fuentes tan remotas, ante la mezquindad mundana de nuestra milenaria doctrina religiosa. Más sangrante aún es el caso de algunos jesuitas que se han visto obligados a abandonar el seno de la Iglesia Católica para poder seguir defendiendo sus ideales cristianos.



    Afortunadamente estamos a final de ciclo. En España, concretamente, apenas quedan una docena de “practicantes” a la izquierda de Aceves. Ello significa que su legítimo derecho democrático a expresarse, ya no constituye un vínculo moral para la mayoría de la sociedad española. La Iglesia representa la defensa de unos valores con los que sólo se identifica el sector más reaccionario de la derecha española, y que en los últimos años se ha visto incapaz de decantar la balaza política hacia su lado. Siempre queda una trágica consecuencia, como es el hecho de que esta inmovilidad doctrinal de los sectores más radicales de nuestra derecha, impide la renovación de los postulados conservadores, tan necesarios para completar la amplitud del arco ideológico óptimo en un sistema democrático moderno. Así, merced a la influencia de las jerarquías católicas, nos vemos privados de una derecha liberal democrática, capaz de complementar las propuestas social-demócratas (de las que tal vez también carecemos por otras causas bien diferentes).

    Tarde o temprano, se producirá una renovación estrictamente política de la derecha española, que la encamine definitivamente hacia los principios democráticos y de gestión del estado, alejándola de su tradicional vinculación con los poderes del antiguo régimen. Cuando llegue a producirse este relevo efectivo de la derecha dogmática, y se disuelva definitivamente esa trágica partida de julepe entre el párroco, el sargento de la guardia civil, el alcalde y el terrateniente; estaremos frente a la disolución absoluta del poder eclesiástico, cuyos dirigentes y seguidores no han de volver necesariamente a las catacumbas, si no a sus iglesias, que son el marco adecuado para sus prédicas morales y religiosas.

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  27. (Ya ve, Don Jesus, al final tomé el hacha y me ensañé con el viejo mascarón de proa. ¡Qué necesidad había!.

    Mientras Zapatero planea el asesinato póstumo de Franco, nosotros derrochamos nuestro tiempo y nuestro esfuerzo en acuchillar el cuerpo moribundo y mil veces corrupto de la Iglesia.

    ¿Quién gobierna entonces el timón de nuestra desvencijada nave? Un mono borracho, o tal vez la legendaria mano invisible de Mister Smith. ¡No quiera la Fortuna que en nuestras ausencia, se haya hecho con la caña algún nuevo mesías, adorador de acantilados!)

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  28. Si Jesús (el de Nazaret) es Dios entonces eligió donde y cuando morir; no hizo nada por evitarlo. Esto es suicidio.

    Si otros están pasando un calvario físico o mental (nos olvidamos del sufrimiento atroz de muchos con problemas psíquicos) mayor que el que pasó Jesús (el de Nazaret), ¿porqué no pueden suicidarse? Y si uno quiere suicidarse que mejor que algún voluntario le suministre una muerte dulce y no que le maté violentamente un conductor de tren que no desea pasar ese trago.

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  29. Los hitos del clasicismo Grecolatino están escritos en los libros de Historia.

    Y en los de filosofía. Por ejemplo, en Platón. Sin embargo, cristianos y anticristianos se disputaron la autoridad de Platón por largo tiempo. Es decir, habrá hitos registrados, pero es discutible a quién pertenecen ideológicamente.


    Los principios morales contenidos en los evangelios no aportan ni luz ni metodología sobre los elaborados preceptos metafísicos planteados por el pensamiento griego. Si acaso, su puesta en escena resulta más asequible para el vulgo, pero no presentan ninguna originalidad ni siquiera en su amedrantadora representación de los infiernos.

    Se dan en Jesucristo máximas que ya estaban en Platón, como la de que es preferible sufrir un mal a hacerlo. Pero en general el evangelio va un paso más allá de todos los preceptos judíos y paganos, de los que es síntesis y perfección. Antes de Cristo no hay nada parecido a un místico cristiano.

    A pesar de ello, en la vía áurea la originalidad no existe: todo es tradición o plagio. Las innovaciones siempre han sido recibidas con desconfianza y no suelen ser más que malas interpretaciones de lo dicho ya en otro tiempo.


    La difusión del mensaje Cristiano y su implantación en Occidente, aprovecha los cauces de la vieja administración romana.

    Y esto, obviando los riesgos que toda institucionalización implica, sólo merece el calificativo de MAGNÍFICO. La religión cristiana es la única que puede distinguir a sus herejes, ya que cuenta con un credo de tipo legal o formulario. Gracias a la separación entre herejes e infieles (del "dentro" y el "fuera") es posible establecer las bases de una sociedad tolerante.


    Se extiende a través de sus estructura, las ocupa, y en última instancia, cuando estás son derrotadas, procede a sustituirlas de alguna manera.

    Me sorprende que esto sea tachado de defecto.


    Es el “nutritivo” cuerpo del Imperio, el que parasita la nueva Iglesia.

    Y viceversa.


    El cristianismo adopta la simbología pagana, se aprovecha del vigor intelectual grecolatino para darle cuerpo a su doctrina, utiliza los mecanismos romanos de dominación territorial para establecer su implantación geográfica.

    Como cualquier corriente política hegemónica.


    La capacidad camaleónica de la Iglesia para no perecer jamás junto a sus aliados del poder terrenal, le sirvió para sobrevivir a la caída del Imperio, y ganarse una sólida posición en el nuevo orden medieval que empezaba a instaurarse en toda Europa.

    Sin llevar a cabo la actividad de conquista que requirió el Islam, añado.


    Enterrada la sociedad civil y política que generó el formidable corpus cultural del clasicismo, la Iglesia se apodera del monopolio intelectual merced a su colaboración con las nuevas entidades políticas y militares del medievo.

    ¿Consideras a San Agustín un clásico o un medieval?


    La escolástica destroza el espíritu y el sentido original de la filosofía grecolatina, para someterla al dictado de la Fe. Los impresionantes esfuerzos del pensamiento Griego por establecer rutas epistemológicas perfectamente autónomas del “mythos”, se usan como simple excusa para justificar el propio “mythos” Cristiano.

    Justificar significa rendir cuentas, en este caso dar razón de la fe, como pidió San Pablo. El irracionalista Lutero odiaba la escolásica tanto como tú.

    Por cierto, la filosofía clásica no está exenta de mitología. Lee el Fedón, el Fedro o la República.


    Sólo quienes se han tragado hasta los hígados el anzuelo celestial del Cristianismo, tratan de escapar a la evidencia de que la hegemonía ideológica de la Iglesia durante el Medievo constituye un retroceso y una degeneración en todos los órdenes del conocimiento y del desarrollo humano heredados de la Antigüedad.

    ¿Y qué sucedió durante el Renacimiento? ¿De veras se volvió a la Antigüedad pagana haciendo borrón y cuenta nueva de todo lo anterior?


    La audacia del hombre renacentista consiste en arrebatarle el eje universal, no a Dios, sino al concepto de dios impuesto durante siglos por la mediocridad mitológica de las jerarquías cristianas.

    ¿El Dios de Ficino y Nicolás de Cusa era tan distinto al de Santo Tomás y Duns Escoto? No me digas.


    El golpe de gracia de la Ilustración, consiste en restaurar los valores racionales y civiles de las sociedad Griega y Romana como alternativa a las férreas estructuras de poder encarnadas durante siglos por las oligarquías eclesiásticas y aristocráticas, unidas en el sometimiento ideológico y militar de sus súbditos.

    Mezclas Renacimiento e Ilustración como si fueran la misma cosa, y no lo fueron. En la historia no hay continuidades lógicas lineales. Y, en fin, ese afán por oscurecer a la Iglesia (ella "parasita", pero la Ilustración "restaura") hace que obvies que si alguien abogó sin reservas por "el sometimiento ideológico y militar" de los súbditos fue Maquiavelo, considerado un Anticristo por todos los teóricos políticos cristianos.


    La vieja arpía ha usado sus milenarias artimañas como “hechicera de la tribu” para someter la voluntad libre de los hombres. Se ha aliado con las más terribles dictaduras, y les ha prestado su cobertura moral y sus dotes anestésicas a cambio de su permanencia en la estructura rectora y educativa de sus regímenes.

    No es así. Ni se alió con Napoleón, ni con el comunismo, ni con el nazismo (productos todos de la Ilustración), que sin duda han sido "las más terribles dictaduras" de los últimos siglos.


    A lo largo del siglo pasado hemos visto el progreso imparable del laicismo, o, sencillamente, de la separación absoluta entre las creencias religiosas de cada cual y la actividad política e intelectual.

    Esta separación es ficticia, sencillamente. Pobre del que no lo vea.


    No digo que esta mirada orientalista constituya o no un acierto, simplemente subrayo el hecho de que algunos de quienes optan por una respuesta espiritual coherente, se hayan visto en la necesidad de acudir a fuentes tan remotas, ante la mezquindad mundana de nuestra milenaria doctrina religiosa.

    Conozco a misioneros -personas a las que no llego ni a la altura de los tobillos- que han hecho justo lo contrario: exportar el producto.


    Más sangrante aún es el caso de algunos jesuitas que se han visto obligados a abandonar el seno de la Iglesia Católica para poder seguir defendiendo sus ideales cristianos.

    Un "ilustrado" defendiendo a jesuitas (?). Cosas veredes...


    Siempre queda una trágica consecuencia, como es el hecho de que esta inmovilidad doctrinal de los sectores más radicales de nuestra derecha, impide la renovación de los postulados conservadores, tan necesarios para completar la amplitud del arco ideológico óptimo en un sistema democrático moderno.

    No es heredero de la Ilustración ningún partido que rehace el derecho natural en aras del sufragio.

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  30. Estimado Irichc,

    Te has tomado tu tiempo, y te felicito. A lo mejor tienes razón, y nada le debemos a los griegos, ni a los humanistas, ni a los ilustrados, que no mezclo, si no comparo en su esfuerzo por alejar los asuntos mundanos del presunto dictado divino de la Iglesia. La libertad, la democracia y el progreso científico son sin duda consecuencia de la honorable evolución de la curia romana. Siempre innovadora, siempre a la vanguardia del pensamiento, siempre tan alerta para defender la causa de los menestorosos.

    Mi abuelo solía decirme, cuando viajes por los pueblos de España, comprobarás que por más que sus restos miserables te evoquen otros tiempos en que sus gentes sufrieron el hambre, la pobreza y la injusticia, siempre verás en su centro, un solemne campanario, edificado sobre una sólida y lujosa Iglesia. Sus muros están amasados con el sudor y algo más que los diezmos de la gente humilde. Sus antiguos señores compartieron siempre mantel con el poderoso. Y en su interior se censuró durante siglos la lascivia, el pecado, y la desobediencia, pero jamás se alzó en ellas una voz contra la tiranía.

    El debate es ocioso. A mi no me renta ensuciar a Platón o a Aristóteles, revolcándolos en lodo estéril de sus saqueadores. El conocimiento hace libre a los hombres, y a medida que avanzamos en el camino de la libertad, los viejos aliados del servilismo se van batiendo en retirada. La luz de la Historia va dejando pocos rincones donde la Iglesia pueda esconder su vieja cara de arpía.

    Sus jerarcas constituyen la última aristocracia heredada de la vieja Europa. Pero quedan pocas dictaduras en Occidente con las que sentarse a negociar el precio de nuestras conciencias. Y la verdad, los señores obispos quedan ridículos en su nuevo disfraz de demócratas. En su desesperación por conservar su influencia social, han elegido ofrecer de nuevo sus púlpitos al servicio de los sectores más reaccionarios del conservadurismo. Pero incluso estos comienzan sentir como un lastre milenario la compañía de su antigua colaboracionista. Ya son menos los que prestan su voto a la derecha siguiendo el consejo de la Iglesia, que los que lo hacen a pesar de él.

    Yo no soy partidario de patear sus restos. Repito que me resulta ocioso, al menos en España, al menos en mi contexto. La Vieja se está ahogando en sus propios humores, ella misma reconoce su agonía acudiendo al eufemismo de una presunta crisis espiritual en Occidente. Llamémosle democracia, llamémosle libertad, llamémosle conocimiento.

    Nuestras sociedades no son perfectas, ojalá jamás lo sean, pero en la medida que nos mantengamos alejados del gregarismo, y defendamos la razón y el individualismo como fuentes únicas de nuestros respectivos destinos, estaremos avanzando hacia la erradicación definitiva de las cadenas ideológicas y religiosas que nos han mantenido esclavizados durante siglos. En esas cadenas incluyo a la Iglesia, incluyo al Comunismo,e incluyo a cualquier institución o movimiento cuyo objetivo se cifre en uniformar la diversidad del pensamiento y la sensibilidad humana.

    En última instancia, mi esfuerzo irá siempre destinado a que los tumbaítos y los Irichc no perdáis jamás el derecho a defender vuestras creencias. Y celebraré el día en que la Iglesia se avenga a respetar ese mismo derecho de cada ciudadano a elegir individualmente sus propios valores éticos e intelectuales, siempre que no conlleven el perjuicio del prójimo.

    En este sentido, limitar la decisión de un individuo sobre su propia vida y sobre su propio sufrimiento en nombre de unos valores morales que no son los suyos, me parece que está en consonancia con la intromisión histórica de la Iglesia en la libertad individual de las personas.

    La legalización de actos individuales como el divorcio, los matrimonios homosexuales o la eutanasia, no implica que la comunidad católica haya obligariamente de divorciarse, suicidarse o casar a sus feligreses homosexuales. El problema es que la jerarquía eclesiástica sigue aspirando al monopolio moral, y pretende imponerlo en la elaboración de esas leyes a través de su presencia en los medios de comunicación (que pagamos entre todos) y de su influencia en una parte significativa pero minoritaria del electorado.

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  31. Más bien creo que usted razonando sobre la Iglesia Católica es como Rodolfo Chiquilicuatre razonando sobre las tesis de la armonía y el contrapunto. Pero vamos a entrar en materia.

    i.) Comienza demostrando que no domina la "bibliografía" de los hitos fundamentales del pensamiento grecolatino pues si así fuese sabría qué se han perdido. El único hito que se conserva íntegramente es la obra de Platón. Los hitos fundamentales del paganismo no han sobrevivido. ¿Dónde están, por ejemplo, los diálogos aristotélicos? ¿Dónde los libros de los "anticuaristas latinos"?. ¿Sabría decir por qué los libros de los anticuaristas latinos fueron destruidos? ¿Sabe por qué la doctrina de los anti-cuaristas latinos era un atentado a la Teología?

    ii) Confunde la cola con el cuello. El cristianismo no se aprovechó de la administración romana, la administración romana sólo "aguantó" donde había cristianismo. Fuera del cristianismo, Roma pereció.

    iii.) ¿Domina usted la filosofía medieval? ¿Sabe cuál era la opinión de un Cantor, un Peirce o un Russell sobre ella?
    ¿Acaso eran ellos sospechosos de haberse tragado "hasta los hígados el anzuelo celestial del Cristianismo, tratan de escapar a la evidencia de que la hegemonía ideológica de la Iglesia durante el Medievo constituye un retroceso y una degeneración en todos los órdenes del conocimiento y del desarrollo humano heredados de la Antigüedad?

    iv.)
    "El golpe de gracia de la Ilustración, consiste en restaurar los valores racionales y civiles de las sociedad Griega y Romana como alternativa a las férreas estructuras de poder encarnadas durante siglos por las oligarquías eclesiásticas y aristocráticas, unidas en el sometimiento ideológico y militar de sus súbditos".
    ¿Me puede decir hacia qué principios políticos de la Ilustración no sentiría un terrible asco un, por ejemplo, Cicerón? Y vuelvo a repetir una pregunta: ¿De qué libro es un chapucero resumen los derechos del hombre?

    v.)No es cierto que se haya "aliado con las más terribles dictaduras". Pues ni se alió con el comunismo ni con el nacionalSOCIALISMO sino que de hecho los ha aplastado a ambos y, de una manera abismalmente menos sangrienta que esa que esas víboras socialistas emplearon contra la Iglesia.

    vi.)¿Y de dónde saldrá esa horneada de dirigentes de la derecha? ¿Del partido socialista? (jajajajajajajajaja)
    El problema de "la vieja derecha" ha sido que ha querido administrar –y lo ha hecho muchísimo mejor que la analfabeta progresía- las aberraciones socialistas como la sanidad, la educación y la seguridad estatal. Sepa que a "la nueva derecha" todos eso nidos de vagos y maleantes le importan un bledo. ¡Pero no sufra! No será la "derecha" la que se cargue toda esa mierda. Será la ineptitud de la izquierda. (O sea, sucumbirá a la Argentina gritando la chusma: queremos a Perón aunque sea un ladrón).

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  32. licaCuídese la herida, y que no le sangre, señor Tumbaíto. De todo lo demás no entiendo un carajo. Acaso esté negando usted el legado filosófico de los griegos porque se perdieran la mayoría de sus textos. Pero ya que toca usted el tema, salude de mi parte al Gran Teodosio. Quizá, siguiendo su razonamiento, debido a lo tardío y lo escaso de los 4 evangelios, se atreva también a poner en duda la propia palabra de Jesucristo.

    Acaso se duela usted por que la Iglesia no llegase a sentarse al festín del Nacional-socialismo. No lo haga. Aquí puede ver a sus queridos obispos saludando a Tio Adolf brazo en alto: http://www.nobeliefs.com/nazis.htm.
    Tuvieron también ustedes su concordato con el Nazismo, y a excepción de unos pocos jesuitas, la mayoría sobrevivieron comodamente al III Reich. El Banco Vaticano hizo buenos negocios con la Alemania Nazi. En general, las autoridades vaticanas se inhibieron de un problema que no les afectaba directamente, aunque millones de seres humanos fueran condenados a la muerte, aunque el mundo entero ardiera en llamás a su alrededor.

    Me atrevo a decir que la Iglesia no le puso palio a Hitler porque este no lo solicitó en ningún momento. De haberlo hecho, habríamos visto una jerarquía eclesiástica tan entusiasta del nazismo, como lo fue en España del glorioso alzamiento franquista.

    Le aconsejo que busque el siguiente titular en Google: "La Iglesia Católica tuvo 7.000 trabajadores forzosos durante el nazismo". Eran los tiempos en que su querido Ratzinger y su familia profesaban fervorosamente el nacional-socialismo del que usted abomina.

    En fin, me canso de remover la mierda, y si ha de buscarse el baremo comparativo de la indecencia Católica en los viejos regímenes comunistas, apaga y vamonos. A mi, si fuera cristiano, me dolerían particularmente los asesinatos y las injusticias cometidas en nombre de Cristo, si ustedes prefieren mirar para otro lado y contarle los muertos al vecino, allá ustedes.

    Se acaba, sr Tumbaíto, se acaba. No lo digo yo, lo dicen sus jefes. Se pierden vocaciones, desaparece la fe, y sólo se conserva algo de terreno en aquellas zonas donde los bajos niveles educativos hacen imposible el acceso a la libertad y al conocimiento. Se acaba sr Tumbaíto, el ejército no está por la labor de repetir lo del 36, y sus santas cruzadas se estrellan contra la indiferencia del público.

    Si por tan sabios se tienen, aprovechen su libertad de expresión para convencer a la gente con la palabra de lo que tantos siglos sostuvieron con la espada y con el fuego. Son libres de hacerlo. ¡Lo están haciendo!, pero pierden cada día la batalla, y entre sus propias filas comienza a reinar el desconcierto.

    Se acaba sr Tumbaíto, definitivamente se acaba.

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  33. Apóstata:

    Qué te apostas a que pierdes tu pulso grecolatino-renacentista-ilustrado conmigo. Como muestra valga un botón. He aquí lo que nos legaron ciertos representantes de estas corrientes "laicas" sobre algo que para ti es un derecho universal incuestionable e inalienable, esto es, el "matrimonio gay" y el "amor libre" (que junto a la "muerte digna" forman un trío siniestro de contradicciones en los términos). Las citas aquí mostradas versan sobre el matrimonio "strictu sensu", por supuesto; quienes las suscriben ni siquiera intuyeron aberraciones como las que hoy se legislan):

    “(…) se sabe que al principio aquella ardiente tendencia de los sexos entre sí fue instituida por un Creador muy sabio, no para saciar un deseo vacío, pues si se aspiraba a eso únicamente se iba a suscitar una situación muy repugnante y una confusión máxima en el género humano” (Pufendorf, De los deberes del hombre y del ciudadano según la ley natural).

    “El Amor se ocupa de la reproducción, uniendo a los varones con las mujeres de modo que engendren una buena raza, y se ríen de nosotros, que cuidamos las razas caninas y equinas, y no nos ocupamos de la nuestra” (Campanella. La Ciudad del Sol).

    “La pluralidad de las mujeres conduce, ¡quién lo diría!, a ese amor que la naturaleza reprueba [la homosexualidad], porque una disolución arrastra consigo otras” (Montesquieu, El Espíritu de las Leyes).

    “De estos enlaces sin reflexión, o dictados por intereses mal entendidos, no pueden esperarse sino uniones desgraciadas, desaciertos continuos, frecuentes desórdenes y una generación sin vigor” (Barón d’Holbach, Del amor conyugal).

    “...renunciando a ese trato con otros hombres, a matar intencionadamente a la especie humana, a sembrar en rocas y piedras donde nunca la semilla podrá arraigar ni tomar su propia y fecunda naturaleza” (Platón, Leyes).

    “... y cuando quieras saber si lo que pides responde a un deseo natural o a una ciega codicia, examina si puede detenerse en algún punto: si habiendo avanzado un gran trecho, siempre le queda otro más largo, ten por seguro que tal deseo no es natural” (Séneca, Epístolas morales a Lucilio).

    Salvo en Nerón y en Sade -te los regalo- no encontrarás en toda la Antigüedad clásica, ni tampoco en la modernidad reciente, una defensa de la condición homosexual, un débil alegato siquiera que la aproxime a la regla de la naturaleza y a las uniones heterosexuales. No menciones el Banquete platónico porque podría entrarme la risa floja. Todo lo habéis escrito hace pocas décadas. Es el trabajo acelerado de una operación sistemática de marketing, chantaje e ingeniería social.

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  34. La libertad, la democracia y el progreso científico son sin duda consecuencia de la honorable evolución de la curia romana. Siempre innovadora, siempre a la vanguardia del pensamiento, siempre tan alerta para defender la causa de los menestorosos.

    Ni el cristianismo ha sido ajeno a la gestación de estos avances (en lo que tienen de auténticos avances), ni ha hecho mal la Iglesia en advertirnos de sus peligros, ni son en ningún caso el punto final de la historia desde el que quepa juzgar todo lo demás. Sólo vuestro vacío espiritual explica que podáis asiros a un vacío procedimentalista como el sufragio y convertirlo en bastión de Occidente frente a las puertas del infierno. Es ridículo.

    Respecto al progreso científico, resulta impensable que la Iglesia pudiera impedirlo en toda Europa. No pudo en el apogeo de su poder, durante el Renacimiento, ni supo sofocar debidamente a la Reforma. Si el pensamiento experimental se estancó, puede que no se deba tanto a una conspiración umbertoecoana como al hecho trivial de que ninguna ley ni principio nos garantiza que aquél deba incrementarse siempre y a la misma velocidad. Es el sueño del progresismo el que produce monstruos, o más bien espantajos.


    Sus muros están amasados con el sudor y algo más que los diezmos de la gente humilde. Sus antiguos señores compartieron siempre mantel con el poderoso. Y en su interior se censuró durante siglos la lascivia, el pecado, y la desobediencia, pero jamás se alzó en ellas una voz contra la tiranía.

    En la Biblia (profetas) y en la Iglesia se han alzado muchas voces contra la tiranía. La doctrina jurídica del tiranicidio es cristiana. Ahora bien, el cristianismo de la ortodoxia no es revolucionario, ni debe serlo. "La lascivia, el pecado y la desobediencia" son el germen de tiranía interior que acaba traduciéndose en cualquiera de los muchos despotismos exteriores que en el mundo han sido. Cualquier medio destinado a domar las pasiones merece todos nuestros esfuerzos, todo nuestro sudor y todos nuestros diezmos. Mas "a los pobres los tendréis siempre", dijo Jesucristo.


    El debate es ocioso. A mi no me renta ensuciar a Platón o a Aristóteles, revolcándolos en lodo estéril de sus saqueadores.

    ¿Por qué fue más saqueador San Agustín que Proclo?


    El conocimiento hace libre a los hombres, y a medida que avanzamos en el camino de la libertad, los viejos aliados del servilismo se van batiendo en retirada. La luz de la Historia va dejando pocos rincones donde la Iglesia pueda esconder su vieja cara de arpía.

    El conocimiento no hace libres a los hombres, sino que, según Salomón, más bien los esclaviza: todo engaña, todo se repite. Es la verdad la que los libera. Si la historia arroja alguna luz, es para decirnos que cada vez que nos apartamos de las costumbres más arraigadas de nuestros abuelos tendemos a equivocarnos. Por otro lado, la mezquindad toma nuevas formas, pero se mantiene constante en todo tiempo y lugar (doctrina del pecado original). Ninguna ráfaga redentora vendrá a liberarnos si antes no nos conocemos a nosotros mismos y asumimos fines invariables. La Historia con mayúscula que invocas y la posmodernidad con minúscula que profesas casan muy mal, ciertamente.


    En este sentido, limitar la decisión de un individuo sobre su propia vida y sobre su propio sufrimiento en nombre de unos valores morales que no son los suyos, me parece que está en consonancia con la intromisión histórica de la Iglesia en la libertad individual de las personas.

    Donde acaba la libertad, ahí empieza el derecho. Donde acaba el individuo solitario, ahí empieza la sociedad. Si por vosotros fuera, volveríamos a las ordalías.

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  35. ¿Negar el legado filosófico de los griegos? ¿Yo? No sé de dónde se saca tamaña barbaridad.
    De hecho, no sé ni siquiera en que consistiría negar el «legado filosófico de los griego».
    Disiento de algunas cosas.
    No acepto, por ejemplo, que algunos hombres sean esclavos por naturaleza ni que las mujeres sean de naturaleza idiota. Espero que me disculpe esos "negacionismo".

    Yo creo que el colaboracionismo voluntario con el nazismo o el comunismo son tipos agravados de colaboración para el homicidio (pues es genocidio). Conque sólo trataría cuestiones no tratadas en los tribunales especiales de después de la Segunda Guerra Mundial con todo el rigo que la ciencia histórica requiere y, naturalmente, eso implica no escupir pseudo-hechos.

    Pero... Corríjame si me equivoco. El concordato es de 1933, ¿no? En 1933, ¿se estaba ejecutando el genocidio?

    Por último, no cree que si «sólo se conserva algo de terreno en aquellas zonas donde los bajos niveles educativos hacen imposible el acceso a la libertad y al conocimiento», entonces la Iglesia Católica tiene en España una inagotable y abundosa fuente de vocaciones?

    (Tómese con calma el acabamiento de la Iglesia pues por ahora ha enterrado a todos los que lo predijeron.)

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  36. Querido Irichc,

    Yo no soy homosexual, no todavía, no que yo sepa.

    Si quieres un testimonio histórico en defensa de la sodomía, te aconsejo que vayas a visitar alguna de las exposiciones que suelen hacerse sobre los instrumentos de tortura de la Santa Inquisición. Yo la vi en Toledo hace años, y la verdad, resulta acojonante la obsesión de las autoridades eclesiásticas por introducir objetos diversos en el orto del prójimo. Claro que siendo en nombre de Dios, lo mismo te resulta una afición de lo más aséptica.

    Respecto al pulso greconosecuantos sobre el derecho universal a la homosexualidad , datelo por ganado. No me cabe duda de que tu preocupación histórica de por donde han metido o dejado de meter sus penes nuestros antepasados es mucho mayor que la mía, y que por tanto tu formación al respecto debe de ser proporcional a tu mayor interés sobre el tema. Te felicito por ello, y espero que el exceso de bibliografía sobre el asunto no turbe tus castos sueños.

    El derecho que yo defiendo, no es explicitamente el de poder enchufarle a un prójimo cuarto y mitad de morcón ibérico, sino la garantía de que nadie se insminscuya en el desarrollo de mis libertades individuales, consistan estas en morrearme con el peluquero de mi barrio, o en acudir fielmente a Misa de 9. Te aseguro que niguna de las dos cosas figura en mi agenda de esta semana, pero me encanta saber que el poder de incluirlas o no, me corresponde exclusivamente a mí, y no al concilio vaticano segundo.

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  37. Hola:

    sobre la homosexualidad en especial en la antigua grecia y roma

    http://plato.stanford.edu/entries/homosexuality/

    Kewois

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  38. Tumbaíto:

    El legado filosófico de los griegos: la teología, sin ir más lejos. Por cierto, creo recordar que alguien la ha despreciado en este debate.

    Apóstata:

    Yo defiendo también la libertad de equivocarse, que es la esencia de la libertad de elegir. Pero precisamente porque concierne a la esfera privada, no se debe legislar sobre ella.

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  39. Si quieres un testimonio histórico en defensa de la sodomía, te aconsejo que vayas a visitar alguna de las exposiciones que suelen hacerse sobre los instrumentos de tortura de la Santa Inquisición. Yo la vi en Toledo hace años, y la verdad, resulta acojonante la obsesión de las autoridades eclesiásticas por introducir objetos diversos en el orto del prójimo.

    ¿Te has planteado que la obsesión podría tenerla el organizador de esas exposiciones?


    No me cabe duda de que tu preocupación histórica de por donde han metido o dejado de meter sus penes nuestros antepasados es mucho mayor que la mía, y que por tanto tu formación al respecto debe de ser proporcional a tu mayor interés sobre el tema.

    Pero nunca me he preocupado tanto como para pedir que modificasen el Código Civil. Ya ves.

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  40. Espero, Irich, que no crea que haya sido yo quien la haya despreciado.

    Les contaré una anécdota hace años, cuando comencé derecho, di una charla oponiéndome a que el estado fuese quién dijese qué era matrimonio; cuarenta y cinco minutos de charla: recibí felicitaciones por doquier.

    Años después dije exactamente lo mismo aplicado a la decisión gubernamental de decir qué era matrimonio y que no. Consecuencias: gritos de "puto facha", "vete al vaticano", "reprimido"...

    Es curioso que se use la "libertad individual" para defender que el estado sea el que diga qué son las cosas.

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  41. Años después: coincidiendo con la aprobación de los matrimonios gays.

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  42. Espero, Irich, que no crea que haya sido yo quien la haya despreciado.

    No, tumbaíto. Pero aunque hubieras sido tú también lo diría. He gastado demasiado dinero en libros sobre la materia como para aguantar semejantes ofensas :-)

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  43. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  44. "He gastado demasiado dinero en libros sobre la materia como para aguantar semejantes ofensas"

    Te entiendo Irichc, te entiendo. Yo me gasté un dineral en porno VHS que de la noche a la mañana quedó inservible por la llegada del DVD.

    Pero no te preocupes, al principio jode tener que tirar los trastos inútiles. Pero luego, con el tiempo se supera.

    Mira yo, encantado estoy con el Pichunter, quien me lo iba
    a decir, con el sofocón que me llevé corriendo cuatro manzanas detrás del camión de la basura el día que se llevó mi colección de Papillón y Private.

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  45. “Sólo vuestro vacío espiritual explica que podáis asiros a un vacío procedimentalista como el sufragio y convertirlo en bastión de Occidente frente a las puertas del infierno.”

    ¿Vuestro? Ya van varias ocasiones en que usted utiliza la segunda del plural para interpelarme, como si mi humilde persona gozase de alguna dignidad papal o imperial. ¿Quiénes somos “nosotros”? ¿Los comunistas, los demócratas, los islamistas, los anglicanos, los liberales…? Siempre me pareció que detrás de la presunta declaración de Jesucristo “o estáis conmigo, o estáis contra mí” se escondía un llamamiento a la paranoia generalizada. Pero algunos llevan este extremo a términos insospechables cuando arredilan bajo el mismo signo a todos los enemigos de la cristiandad.

    Por otra parte, si usted considera la democracia como un “vacío procedimentalista”, usted no está a la derecha de Aceves, usted está a la derecha de Muñoz Grandes. Y le agradezco infinitamente sus ilustrativas amenazas sobre el averno, constituyen un profundo resumen de la sesuda y metodológica teología cristiana.


    ”Si el pensamiento experimental se estancó, puede que no se deba tanto a una conspiración umbertoecoana como al hecho trivial de que ninguna ley ni principio nos garantiza que aquél deba incrementarse siempre y a la misma velocidad.”

    Lo curioso es que se frene siempre en los periodos más reaccionarios del Catolicismo, y dentro siempre de su ámbito geográfico. No parece que otras ramas del cristianismo hayan tenido tan mala suerte en hacer coincidir su mayor virulencia con los periodos más acusados de esterilidad científica y filosófica. Supongo que esta casualidad no se debe en ningún caso a la piadosa actividad del Santo Oficio, ni a la proverbial y necesaria censura de las autoridades eclesiásticas.

    ”La lascivia, el pecado y la desobediencia" son el germen de tiranía interior que acaba traduciéndose en cualquiera de los muchos despotismos exteriores que en el mundo han sido”


    (¡Qué bonito esto!)
    Según esto he de entender que al papado y a su jerarquía eclesiástica le han sido necesarias continuas y generosas dosis de lascivia, pecado y desobediencia, para bendecir los señoríos, los reinos y los imperios que sostuvieron su hegemonía doctrinal en Europa, y que le ayudaron a extenderla por el mundo a golpe de mandoble. Cada vez que un ministro de la Iglesia le calzaba la corona a un tirano, legitimizaba una acción militar ante los ojos de Dios, o firmaba un concordato con un régimen fascista, debían de chorrearle por la frente estos tres gérmenes tan necesarios para el alumbramiento de la tiranía y el despotismo.

    ”Si la historia arroja alguna luz, es para decirnos que cada vez que nos apartamos de las costumbres más arraigadas de nuestros abuelos tendemos a equivocarnos.”

    ¿Los primeros cristianos del siglo I tenían abuelos o brotaron por abiogénesis? Los indígenas americanos que aparecen en las crónicas de Fray Bartolomé de las Casas ¿eran nietos de alguna especie conocida de “abuelos abominables”?

    ”No acepto, por ejemplo, que algunos hombres sean esclavos por naturaleza ni que las mujeres sean de naturaleza idiota.”

    No lo acepte de ninguna manera. Sería vergonzoso que hace apenas 70 años, a alguien le hubiera dado por utilizar mano de obra esclava para construir una abadía bajo una inmensa cruz, con el fin de perpetuar la memoria de los caídos de nuestra gloriosa Cruzada. Menos mal que eso no ha ocurrido. Y menos mal que hay gente como usted, dispuesta a reivindicar la igualdad femenina, a enfrentarse si es necesario con las autoridades eclesiásticas para que reconozcan el derecho de la mujer a ejercer el sacerdocio en niveles equiparables a los de los hombres. ¡Ánimo y coraje!

    ”El concordato es de 1933, ¿no? En 1933, ¿se estaba ejecutando el genocidio?”

    Según ese inacabable e incierto abrevadero del saber llamado Wikipedia (¡Oh wikipedia te adoramos!) el Concordato de la Iglesia Católica con el ya proclamado Régimen dictatorial nazional-socialista, se firmó el 20 de julio de 1933, una semana después de que Ádolf Hitler promulgase la Ley para la Prevención de Progenie con Enfermedades Hereditarias, que legalizaba la esterilización de personas consideradas por los nazis como biológicamente inferiores. Respetando la presunción de inocencia, más bien diría de candidez, del Cardenal Pacelli, sobre lo que llegaría a significar más tarde el régimen nazi, más que en la firma del dichoso concordato, la indecencia esta en su mantenimiento, en su aprovechamiento posterior que implicaba una tolerancia absoluta hacia la repugnante aventura del III Reich.

    ”Por último, no cree que si «sólo se conserva algo de terreno en aquellas zonas donde los bajos niveles educativos hacen imposible el acceso a la libertad y al conocimiento», entonces la Iglesia Católica tiene en España una inagotable y abundosa fuente de vocaciones?”

    Le invito a repasar las antiguas estampas y fotografías de nuestra vieja y católica España. Sus míseras gentes desarrapadas, famélicas y analfabetas. Dese usted un paseo por el Lazarillo, por Galdós, por Baroja. Repase las bondades educativas que la tradición cristiana derramó sobre sus siervos. Si lo hace con honesta vocación científica, al volver a nuestros días le habrán de parecer sabios hasta los más necios de nuestros escolares. Tumbaíto afirma que la sanidad y la educación son aberraciones socialistas. No haga usted también tan valiosa concesión al “enemigo”.

    No, no es en España donde la Iglesia encuentra sus vocaciones, y usted lo sabe. Es en las regiones más analfabetas y desamparadas de sudamérica donde acude a disputarse las almas y las tiranías con los últimos restos revolucionarios del comunismo.

    ”Yo defiendo también la libertad de equivocarse, que es la esencia de la libertad de elegir. Pero precisamente porque concierne a la esfera privada, no se debe legislar sobre ella.”

    Todos los años, en España, se incluye en la ley de presupuestos un jugoso apartado para financiar una actividad tan privada y tan propia de la libertad individual como es el ejercicio de la religión católica. Le debe reconcomer a usted el alma semejante exhibición de intervencionismo gubernamental.

    ”¿Te has planteado que la obsesión (por la sodomía) podría tenerla el organizador de esas exposiciones?”

    ¡Ostia! Pues no había caído. Qué mamones. A lo mejor la proporción de potro, látigo y mancuerda de la exposición estaba deliberadamente
    manipulada en favor de la tortura anal. ¡Yo pensando que el santo oficio era un nido de enculadores y resulta que únicamente eran unos pobres e inocentes sádicos cuyo mayor empeño consistía en descoyuntar huesos y arrancar pellejos!

    ”Pero nunca me he preocupado tanto como para pedir que modificasen el Código Civil.”

    ¡Nos ha jodido mayo con la calor!, el código penal español es de 1889. ¡Para que modificarlo! ¿Acaso ha cambiado algo en España durante estos 119 años, a parte de la pérdida de Cuba y Filipinas? Lo que no sé es ni porque hicimos una Constitución, con lo bien que estábamos con las Leyes Fundamentales del Reino. Sólo a un régimen disoluto y comunista como este se le ocurre cambiar algo tan español y tan nuestro para que se puedan casar dos maricones. De verdad que te falta el puro y el bigotito para clavar un anuncio de soberano.

    En fin, a ti Tumbaíto, hijo mío, te dejo por imposible. ¿Estás seguro de que tanto surrealismo es plenamente cristiano? De tu última intervención sólo deduzco que llevas años tratando de colar la misma conferencia. Eres como el código penal de Irichc, llueve o escampe, tu a piñón fijo con lo del matrimonio y el Estado. Mira a ver si lo que te falla es el contexto, no se puede triunfar en un velatorio con el bañador tres piezas de la última barbacoa.

    (¡La que está cayendo y el capitán sin aparecer por cubierta! ¡Favor Don Jesús! ¡Favor al grumete que ya nos trepa el Santo Oficio por el Castillo de Popa!)

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  46. No sé si lo sabe pero ese concordato aún está en vigor. De hecho, se podría decir que una de las pocas cosas que hizo la república alemana jurídicamente aceptables durante esos años fue ese concordato.

    ¿Tolerancia absoluta? ¿Conoce algún historiador que diga que la Iglesia Católica fue de una "tolerancia absoluta" con el Régimen nazi? ¿Es acaso cosecha intelectual propia? ¿Ha leído la encíclica: MIT BRENNENDER SORGE? Solo sabe escupir estupideces. Sin ningún soporte histórico.

    Y los que construyeron esa abadía eran peor que perros nazis, eran colaboradores del peor régimen que haya existido sobre la tiera: el comunista.

    Es cierto: no sé para qué constitución. Yo soy un admirador del sistema inglés (no tiene constitución, ¿lo sabía?)

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  47. ¿Quiénes somos “nosotros”?

    Vosotros los ateos, hablando en términos generales.


    si usted considera la democracia como un “vacío procedimentalista”, usted no está a la derecha de Aceves, usted está a la derecha de Muñoz Grandes.

    No, estoy con las SS (Sócrates y Séneca).


    Lo curioso es que se frene siempre en los periodos más reaccionarios del Catolicismo, y dentro siempre de su ámbito geográfico.

    Esta es otra falsedad histórica, de calado no menor a las que has sostenido a propósito del nazismo. Ni todo estancamiento de la ciencia experimental se debe al catolicismo, ni esá probado que la hegemonía eclesiástica y la científica guarden una relación de proporcionalidad inversa. En primer lugar, porque durante el Imperio romano previo a Constantino no hubo avances científicos significativos, como no los hubo inmediatamente después. Y en segundo lugar, considérese que tras el triunfo de la Contrarreforma, y por tanto de la Iglesia, la ciencia se desarrolló grandemente tanto en las naciones católicas (Francia, Italia) como en las protestantes (Alemania, Inglaterra).


    Supongo que esta casualidad no se debe en ningún caso a la piadosa actividad del Santo Oficio, ni a la proverbial y necesaria censura de las autoridades eclesiásticas.

    Que hubo científicos de prestigio en el Santo Oficio y en todo el ámbito académico católico es algo que a menudo se olvida. El maniqueísmo voltaireano, donde el conocimiento tiene adscripción ideológica, pesa en nuestras conciencias.


    ¿Los primeros cristianos del siglo I tenían abuelos o brotaron por abiogénesis? Los indígenas americanos que aparecen en las crónicas de Fray Bartolomé de las Casas ¿eran nietos de alguna especie conocida de “abuelos abominables”?

    Para cambiar la tradición idólatra los cristianos necesitaron que Dios se encarnara, muriese en la cruz y propagase su revelación mediante sus apóstoles. No es una molestia pequeña. Para que un político español cambie una ley básica para bien o para mal (siempre que no afece de forma clara a nuestro bolsillo) sólo necesita cuatro o cinco telediarios, una mayoría simple y dos o tres editoriales favorables en periódicos de gran tirada.


    Todos los años, en España, se incluye en la ley de presupuestos un jugoso apartado para financiar una actividad tan privada y tan propia de la libertad individual como es el ejercicio de la religión católica. Le debe reconcomer a usted el alma semejante exhibición de intervencionismo gubernamental.

    Lo ideal sería que el Estado no financiara a la Iglesia. Si lo hace, no te quepa duda de que es porque al primero también le interesa. Paliar los sufrimientos de los pobres no está en el programa de ningún partido con representación, y es algo que aquí y en Nepal cuesta dinero.

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  48. "yo me quedo en el sofá de mi casa tomando té con miel muy agradecido a la Santa Madre Iglesia de que aplaste a tanto víbora asquerosa"

    "¿ustedes saben por qué no se abrió la venas la francesa?"

    "Desde la Revolución Francesa los progres han tenido la virtud de poder hacer las mayores barbaridades sin que les marque. Nunca he entendido que alguien que no sea un hijo de puta utilice nada que naciera de esa sangria nauseabunda"

    "¿La diosa Razón? Es una diosa muy mediocre (tiene una muy mala teología)."

    "No sé para qué sirve recurrir a la razón sino para ejecutar a Lavoiser."

    "...las aberraciones socialistas como la sanidad, la educación y la seguridad estatal."

    "Y los que construyeron esa abadía eran peor que perros nazis"


    Sr Tumbaíto,

    Ante semejantes perlas de caridad y humanismo cristiano, concluyo que usted y yo ni hablamos la misma lengua, ni habitamos el mismo siglo. Supongo que su repugnancia ante la razón y la perversión democrática, incluye cierta nostalgia por que a su odiada Francia no le queden otros 100.000 hijos de San Luís con los que "convencer" a esa inmensa mayoría de herejes anticristianos que consensuaron la Constitución del 78, para que aplicasen sus esfuerzos en la construcción de preciosas abadías a mayor gloria de nuestro señor Jesucristo.

    Le invito por tanto a que conversemos pacíficamente sobre la delantera del Atleti o a compartir amistosamente la receta casera del arroz con leche. Si es que el ejercicio deportivo de hombres sudorosos en pantalones cortos no le resulta especialmente pecaminoso, y siempre que no considere el arroz con leche una diabólica represtentación juedeomasónica del derroche seminal puramente concupiscente y gratuito.

    Saludos desde el siglo XXI.

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  49. Si la Razón no es una entidad de una mala teología, ¿qué es?

    Dese cuenta (y por eso debemos buscar a la Razón en alguna mala teología) que la Razón es una entidad muy muy poco científica.

    ¿ALGUIEN ME SABE DECIR CUÁL ES EL CONTENIDO "CIENTÍFICO" DE LA PALABRA RAZÓN Y DECIRME EN QUÉ TEORÍA CIENTÍFICA ESTÁ SIENDO EMPLEDO?

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  50. “Vosotros los ateos, hablando en términos generales.”

    Gracias por el diagnóstico gratuito y colectivo sobre el estado actual de mis/nuestras creencias. Es muy ajustado al principio cristiano del “No juzgues y no serás juzgado, no condenes y no serás condenado”.

    “No, estoy con las SS”

    Probablemente sí, pero con las de “Serrano Suñer”.

    “Esta es otra falsedad histórica, de calado no menor a las que has sostenido a propósito del nazismo.”

    Si quiere otra prueba del colaboracionismo de Monsieur Pacelli con el Nazional-Socialismo, le diré que Hitler compartía con ustedes (y con Aznar) el fanático principio de “estáis conmigo o estáis contra mi”. La historia le dará pruebas evidentes de que quienes no fueron adictos o convenientes al régimen fueron perseguidos y aniquilados. Ustedes, como institución, y salvo honrosas individualidades, no sólo no fueron incluidos en la larga nómina de enemigos del III Reich, si no convivieron amablemente con ellos. A su amigo Tumbaíto le parece hasta dulce lo del concordato. ¿Leyó algo sobre el artículo que le aconsejé de los 7000 esclavos utilizados por la Iglesia Católica Alemana durante el periodo Nazí? ¡No!, ¡Para qué si no viene en la Biblia!.

    “Que hubo científicos de prestigio en el Santo Oficio y en todo el ámbito académico católico es algo que a menudo se olvida.”

    Es una verdadera injusticia lo que el ateísmo ha fabulado en contra de la labor eclesiástica para esclarecer el heliocentrismo, el funcionamiento del cuerpo humano, la psicología científica o la evolución de las especies. Quemar libros y herejes ha sido siempre una acción benefactora sobre el progreso humano y científico. Ejercer la censura y el control moral durante el despotismo y las dictaduras enriquecía formidablemente las posibilidades creativas y de investigación de sus contemporáneos.

    La tierra es el centro plano del universo, que ha de tener necesariamente unos 4 o 5.000 años de antigüedad. El hombre evoluciona a partir de un pegote de fango, y la mujer desde una costilla de este. A Dios le da de vez en cuando por nacer entre nosotros, y para ello elige una mujer virgen a la que fecunda por medio de una paloma… Yo no me canso jamás de repasar la solidez científica del pensamiento cristiano. Darwin y Galileo eran unos ociosos que se hubieran ahorrado un buen puñado de quebraderos de cabeza, si hubieran acudido a la Biblia, en lugar de hacer travesuras a espaldas de la palabra divina.

    “Para cambiar la tradición idólatra los cristianos necesitaron que Dios se encarnara, muriese en la cruz y propagase su revelación mediante sus apóstoles.”

    Ahora sí, perdone, es que es la primera vez que alguien me da una argumentación tan sólida sobre la veracidad de tales hechos. Para que lo creyese siempre me hablaban de la Fe, y de no se cuantas zarandajas, que en última instancia te remitían a una ley de transferencia generacional muy similar a la del Islam o a la del ratoncito Pérez, en cuyo último lugar de la cadena, Dios (o el ratoncito Pérez) jugaba al escondite con nosotros. Pero usted me lo ha explicado claro: es así porque sí y punto, porque usted lo dice, porque hemos nacido en España y no en Pekín o en Marruecos. Porque es lo que nos han enseñado de pequeñitos y los papas nunca mienten, y porque cuando miras al cielo el universo es tan grande y tan hermoso que alguien maravilloso se tiene que esconder detrás de semejante creación.

    Jo, estoy emocionado, he recuperado la Fe, y estoy seguro que si esto se les contase a los moritos y a los chinitos desde pequeñines, no se perderían tantas almas inocentes en el purgatorio.

    “Paliar los sufrimientos de los pobres no está en el programa de ningún partido con representación, y es algo que aquí y en Nepal cuesta dinero.”

    Yo una vez coincidí con Monseñor Rouco Varela. Mi exnovia y yo estábamos tirando la casa por la ventana para pegarnos un lujo ocasional en un buen restaurante de Ávila. Entonces apareció el Insigne jerarca tras el que revoloteaba una docena de meritorios en sotana. El servicio le saludó como a un habitual y todos se sentaron a la mesa. Sobre ella fueron apareciendo sucesivamente los Grandes Reservas de Ribera del Duero, las fuentes de Ibérico, los jugosos entrecots desbordándose por los laterales del plato, los sabrosos solomillos capaces de resumir en su brevedad toda la inmensidad de la lujuria económica.

    Yo no tenía la sensación de estar ante el seguidor de un humilde carpintero que tanto abogó por la asistencia de los menesterosos. Tenía más bien la certeza de estar ante un príncipe medieval transfigurado en apóstol de la gastronomía castellano-leonesa.

    Haciendo el cambio de divisa en moneda de la Cruz Roja, se devoraron entre el prelado y sus doce apóstoles más de 3.000 kilogramos de arroz en menos que se canta una misa.

    En uno de los callejones que desemboca en la Plaza Mayor de Madrid, frente a uno de los pocos cines pornográficos que aún sobreviven en la Capital, hay una tienda de efectos religiosos. Allí un cáliz del montón cuesta algo más de 500 euros. Una casulla bordada más de 700. No quiero saber lo que cuesta un equipo completo de salvador de almas.

    A lo mejor deberíamos librar a la Iglesia de una vez por todas de su onerosa labor con los menesterosos. Administrar como justicia social y como derecho, lo que ellos llevan años malgastando en nombre de una caridad desordenada. Quizá deberíamos crear una agencia que financiase directamente los proyectos de los misioneros honestos en sus puntos de destino. Saldría infinitamente más barato que aventurar ingentes cantidades al oscuro pozo sin fondo del boato, la organización y el proselitismo de la Iglesia Católica, y seguir manteniendo en inocente consuelo de que algunas migajas les llegarán a ese puñado de héroes que llevan a la praxis y sobre el terreno las enseñanzas de Cristo, y que en muchas ocasiones son los fieles más marginados y menos favorecidos por sus jerarquías (lo cual no impide que sean exhibidos impúdicamente como reclamo publicitario, a la hora de requerir fondos públicos y privados que sostengan la opulencia del aparato medieval eclesiástico)

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  51. (Transcribo literalmente el mencionado artículo sobre los esclavos de Iglesia Católica en la Alemania Nazi. Espero que a partir de aquí no se alcen voces en favor de que en Internet se haga obligatorio redactar los artículos en Latín)

    La Iglesia Católica tuvo 7.000 trabajadores forzosos durante el nazismo


    La Iglesia Católica alemana tuvo durante el nazismo unos 7.000 trabajadores forzosos, entre deportados extranjeros y presos de guerra, según las conclusiones de un estudio encargado por la propia Conferencia Episcopal y del que se han avanzado algunos datos.

    De acuerdo con ese estudio, hasta ahora se ha podido documentar e identificar a unos 4.829 deportados extranjeros y 1.075 presos que fueron obligados a trabajar para la Iglesia, ya fuera en sus instituciones, parroquias o dependencias locales.

    Las 27 diócesis alemanas tuvieron trabajadores forzosos, muchos de ellos hombres y mujeres deportados de Polonia y de la Unión Soviética.


    Nazismo
    De ellos, un total de 590 fueron indemnizados ya con 2.556 euros, repartidos desde el fondo creado por la Iglesia católica en el año 2000 para este fin.

    La Iglesia Católica admitió entonces haber tenido trabajadores forzosos y, junto a la creación de ese fondo, encargó la elaboración del estudio, que será presentado el 4 de abril por el ex presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Maguncia Karl Lehmann.

    La Iglesia Evangélica admitió asimismo en el 2000 haber tenido trabajadores forzosos y contribuyó al fondo creado por el gobierno y la industria germana, con un total de 5.000 millones de euros, para indemnizar a los llamados esclavos del nazismo.

    La católica, en cambio, creó su propio fondo, al que destinó unos 2,5 millones de euros.

    Se estima que el Tercer Reich entregó a sus empresas colaboradoras cerca de ocho millones de trabajadores forzosos.

    Los que fueron entregados a instituciones eclesiásticas eran en cierto modo los más afortunados, puesto que fueron empleados en labores de cocina, limpieza o agrícolas.

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  52. Yo no tenía la sensación de estar ante el seguidor de un humilde carpintero que tanto abogó por la asistencia de los menesterosos. Tenía más bien la certeza de estar ante un príncipe medieval transfigurado en apóstol de la gastronomía castellano-leonesa.

    "Porque ha venido Juan que no come ni bebe y dicen: Tiene demonio. Ha venido el Hijo del Hombre que come y bebe y dicen: Mirad un hombre comilón y bebedor, amigo de publicanos y pecadores. Pero la sabiduría se acredita por sus propias obras". (Mt 11, 16 - 19).

    Aun así, concedo: la sobriedad conviene más a la fe cristiana y a la dignidad episcopal.


    A lo mejor deberíamos librar a la Iglesia de una vez por todas de su onerosa labor con los menesterosos. Administrar como justicia social y como derecho, lo que ellos llevan años malgastando en nombre de una caridad desordenada.

    Objeciones:

    1) Os va a salir más caro.

    2) No lo cumpliréis.

    3) Si lo cumplís, malversaréis dinero público.

    4) Si lo cumplís y no metéis la mano en la caja, el otro partido de turno abrogará la medida un buen día.

    Por cierto, tienes afición a los absurdos terminológicos. Con éste ya van cuatro: "derecho a la caridad". ¡Nadie tiene ese derecho! Porque si lo tiene alguien, lo tenemos todos. Y si todos lo tenemos, lo tenemos en la misma proporción, con lo que me debes y te debo dinero en idéntica cuantía respectivamente. Lo que equivale a no deber o acreditar nada, esto es, a carecer de derechos y obligaciones en este sentido.


    Quizá deberíamos crear una agencia que financiase directamente los proyectos de los misioneros honestos en sus puntos de destino.

    ¡Con cargo al contribuyente! ¿Y con qué límite? ¿Hasta que el mundo se sacie y el hambre se extinga? Hay cosas que si no se ofrecen por propia voluntad pierden todo el sentido y todo el valor.

    Has mencionado a los pobres ya varias veces, por lo que deduzco que el tema te preocupa. Suponiendo que de verdad te interese colaborar, puedo darte los datos paypal de esta chica, que cuida personalmente de seis niños nepalíes y, mediante su propio dinero y el de donantes privados, cubre todos sus gastos de manutención y escolarización, a razón de tres dólares diarios por niño:

    http://restoredyouth.blogspot.com/

    Es la autora del blog, amiga mía. Tiene la bondad de un ángel y -para que venzas el asco- no es católica ni se codea con nazis (exceptuándome a mí). Ya me dirás.

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  53. No sé qué hay más zafio y lamentable que dirigir acusaciones de genocidio repitiendo sandeces de internautas sin formación histórica.

    Espero que nunca le sometan a usted a semejante escarnio.

    (Por cierto, lo que me relaciona con la Iglesia Católica no es la pertenencia sino la admiración.)

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  54. Sr Tumbaíto.
    Yo no me atrevería a decir que Monseñor Karl Lehmann, obispo de Maguncia, es un internauta sin formación histórica. Pero no le conozco personalmente, y le reconozco a usted una mayor autoridad sobre el carácter y el talento de las jerarquías eclesiásticas.

    Sr Irichc,

    Por lo que usted me dice, no sé cuanto tendrá de sabio el sr Rouco, pero por lo comilón y bebedor, efectivamente, es la mismísima reencarnación del Hijo del Hombre que se describe en este pasaje del evangelio.

    Respecto a sus objeciones:

    “1) Os va a salir más caro.

    2) No lo cumpliréis.

    3) Si lo cumplís, malversaréis dinero público.

    4) Si lo cumplís y no metéis la mano en la caja, el otro partido de turno abrogará la medida un buen día.”

    Tenga usted caridad cristiana, y no pluralice más a este humilde siervo. Que ya no se si soy judío o sarraceno, liberal o bolchevique. Lo único que tengo claro es que ya me tengo ganaditas las llamas del infierno. Y no se preocupe de los detalles que “arriesgaremos” (¿nosotros, yo, ellos, los japoneses?)

    A mi me consuela saber que la pensión de mis padres es la justa devolución de su esfuerzo, y no una propina de cáritas asignada al boleo. Me agrada que a la abuelilla del quinto la venga a recoger la furgoneta del Día, y no tenga que arrastrarse hasta la parroquia para mendigar un mendrugo. Me llena de esperanza que millones de niños acudan diariamente a la escuela en lugar de acompañar a sus padres en la labranza.

    Llamemé usted inocente, bohemio, derrochador. Pero a pesar de los riesgos que siempre ha corrido y correrá el dinero público, me gustan más sus actuales destinos que su tradicional consagración al sostenimiento militar y eclesiástico de la patria. ¿Dónde están los límites del gasto social? ¿Acaso los pone en el evangelio?

    En cualquier caso, no creo que Jesucristo estuviese en contra de que todos nos comprometiésemos y nos organizásemos para trabajar y garantizar el servicio a los más necesitados, aunque fracasásemos en el intento. Más le molestaría que en lugar de construir escuelas y hospitales públicos, dilapidásemos nuestros bienes en la monstruosa construcción de catedrales, iglesias y palacios arzobispales.

    “Hay cosas que si no se ofrecen por propia voluntad pierden todo el sentido y todo el valor.”

    Supongo que por eso la Iglesia Católica sigue conservando sus tesoros y su patrimonio, para que no pierdan su valor en el estéril esfuerzo de acudir en ayuda de los necesitados. Al fin y al cabo ¿Quién fue el comunistazo que dijo que había que dejarlo todo para caminar con él hacia el amor por el prójimo?

    “Tiene la bondad de un ángel y -para que venzas el asco- no es católica ni se codea con nazis (exceptuándome a mí). Ya me dirás.”

    No te equivoques hombre, los cínicos andamos más próximos a la desgana que al ascazo. Y aunque me parece que algunas de las cosas que dices están en el extremo más conservador del conservadurismo más extremo, yo no creo que seas realmente un nazi. Simplemente considero que tu empeño por defender la idefendible historia de una institución a la que te sientes vinculado, te lleva a defender posturas históricas demasiado imaginativas. Cómo mucho diría que tu fe te hace abundar frecuentamente en el error teleológico.

    Por lo demás, respecto a tu propuesta, leeré la página de tu amiga. Pero no esperes respuesta. Ni quiero quedar como un miserable, ni debo entrar en el templo tocando la trompeta para que los demás observen como arrojo mi propina… eso me acercaría demasiado a los postulados de Iglesia Católica. Y siendo yo un judeo-masón-islámico-bolchevique-neoliberalista…

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  55. Tenga usted caridad cristiana, y no pluralice más a este humilde siervo.

    Has empleado la primera persona del plural al decir "deberíamos librar a la Iglesia...".


    En cualquier caso, no creo que Jesucristo estuviese en contra de que todos nos comprometiésemos y nos organizásemos para trabajar y garantizar el servicio a los más necesitados, aunque fracasásemos en el intento. Más le molestaría que en lugar de construir escuelas y hospitales públicos, dilapidásemos nuestros bienes en la monstruosa construcción de catedrales, iglesias y palacios arzobispales.

    "Hallándose Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, se acercó a él una mujer que traía un frasco de alabastro, con perfume muy caro, y lo derramó sobre su cabeza mientras estaba a la mesa. Al ver esto los discípulos se indignaron y dijeron: «¿Para qué este despilfarro? Se podía haber vendido a buen precio y habérselo dado a los pobres.» Mas Jesús, dándose cuenta, les dijo: «¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues una "obra buena" ha hecho conmigo. Porque pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre" (Mt. 26:6-11).


    Por lo demás, respecto a tu propuesta, leeré la página de tu amiga. Pero no esperes respuesta. Ni quiero quedar como un miserable, ni debo entrar en el templo tocando la trompeta para que los demás observen como arrojo mi propina… eso me acercaría demasiado a los postulados de Iglesia Católica.

    Si ayudas por imperativo categórico, la reputación no debería preocuparte. Piénsalo bien: no hay ninguna razón para ser humilde cuando no se cree en Dios. Ninguna, salvo impostar humildad.

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  56. "Has empleado la primera persona del plural al decir "deberíamos librar a la Iglesia..."."

    ¿Ve usted lo que ha conseguido? ¡Ahora soy "ellos"! Y como dijo aquel "¡ya ni estoy seguro de ser de los nuestros!"

    "Mas Jesús, dándose cuenta, les dijo: «¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues una "obra buena" ha hecho conmigo. Porque pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre""

    Atendiendo a este principio de ineficiencia económica, Jesus podría haber sido perfectamente un ministro socialista. Luego se estrañan de que la derecha liberal se quiera librar de ustedes. ¡Habrase visto semejante derroche!.

    "no hay ninguna razón para ser humilde cuando no se cree en Dios. Ninguna, salvo impostar humildad."

    Le reto a que encuentre usted una sóla frase mía en la que niegue la existencia de Dios.

    El que me niegue a aceptar la version legendaria y autóctana que ustedes proponen sobre la creación del Universo, no significa que me suponga sabedor absoluto de la verdad. Yo soy sólo un escéptico que ha llegado a la convinción de que el hombre jamás llegará a resolver la mayoría de las cuestiones esenciales que se plantea. A veces dudo de que esas presuntas "cuestiones esenciales" vayan más allá de aquello que Don Miguel Unamuno consideraba "úlcera de cerebro", es decir la autodeglución que nuestro pensamiento lleva a cabo sobre si mismo, al tratar de aplicar sus primitivos mecanismos de conocimiento externo sobre el origen y sentido de su propia existencia.

    Dios es una necesidad gramátical de nuestro esquema de pensamiento, que siempre exige un sujeto para la acción, que solo sabe explicar la consecuencia en función de una causa necesaria. ¿Es eso cierto más allá de nuestra limitada especialización biológica en el ordenamiento y la combinación útil de las cosas que conforman nuestro medio? ¿todo es observable a nuestras capacidades fisiológica? ¿todo transcurre necesariamente en las reducidas dimensiones que somos capaces de percibir? ¿todo es susceptible de ser ordenado en nuestro abstracto?

    Ustedes lo tienen fácil, el libro de sus antepasados les regaló un Dios antropomórfico, hecho a la imagen y semejanza de sus emociones, de sus capacidades intelectuales y de sus esperanzas. Un placebo espiritual para la inconsolable zozobra de un mamífero solitario arrojado en mitad del universo.

    Cómo vé, lo mío es un simple problema epistemológico. Si por ello me califica de ateo, muchos serán los que le puedan llamar a usted "talibán" por compartir con aquellos una certeza absoluta en el conocimiento de la voluntad divina.

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  57. Algunos datos sobre Hitler y el catolicismo.

    Diversos fragmentos de “LA POLÍTICA DE LOS PAPAS EN EL SIGLO XX”, de Karlheinz Deschner, editado por YALDE en 1994.

    Extraídos del capítulo “Ascenso de Hitler y la Iglesia Romana”

    Se describe cómo el Vaticano, por medio de los pronazis Pio XI, y su Secretario de Estado, Pacelli, alias Pio XII, vendió por un plato de lentejas, por un Concordato, el pueblo alemán a uno de los dictadores más oprobiosos del siglo XX.


    ...

    Se ha opinado que Pío XI, que conocía la situación en el Oriente, por haber sido testigo directo por algún tiempo, se dejaba guiar primordialmente por su rígido anticomunismo, mientras que al secretario de estado Pacelli, que ya tenía en su haber los concordatos de Baviera, Prusia y Baden, lo guiaba la esperanza de poderlo coronar todo mediante un concordato con el Reich, empresa continuamente frustrada pese a sus incansables esfuerzos. Sea como sea, en ambos pesaban uno y otro factor. Cada uno de ellos intentaba amargarle al Centro su coalición con los socialdemócratas, base todavía de la relativa estabilidad del parlamentarismo alemán. Y es que Pío XI ya había vetado rigurosamente en Italia la cooperación entre el partido católico y los socialistas, A buen seguro que también el papa deseaba aquel concordato con el Reich, que su secretario de estado, ambicioso y mimado por la suerte, no perdía ni un sólo instante de su vista. Que ahora, en los primeros años treinta, Pacelli intentase llegar a su meta a través de la cuestión del obispo castrense y de la acción pastoral en la Reichswehr no debiera extrañarnos a la vista de cómo apostó más tarde por el triunfo de las armas alemanas. Tanto menos cuanto que el entonces «Vicario de Cristo», y no fue ciertamente un caso aislado, sentía —como ya vimos— manifiesta predilección por el militarismo.

    ...

    Apenas tomo posesión de su cargo (a lo cual siguieron de inmediato los antisociales «Decretos-ley de Emergencia») Papen informó confidencialmente al Cardenal Secretario de Estado, insólita iniciativa, acerca de los objetivos de su política, a la par que prevenía contra «una actitud de oposición cerrada por parte del catolicismo político alemán contra el movimiento por la libertad nacional de las derechas» Papen disolvió de inmediato la dieta Del Reich, llevando el agua al molino de los radicales. Mediante un golpe de estado disolvió el gabinete socialdemócrata de Prusia dirigido por O. Braun, el «zar rojo», el último gobierno republicano relevante y, tras un acuerdo con Hitler, anuló la prohibición de las SA y de las SS, que había promulgado Brüning en abril de 1932. Ya en las elecciones del 31 de julio de 1932, el Partido Nacionalsocialista pudo obtener más del doble de escaños en la dieta (de 110 pasó a 230) y convertirse así en la fracción más numerosa. Los comunistas, en cambio, que hasta entonces constituían con los nazis una mayoría de bloqueo al gobierno, obtuvieron sólo 89 mandatos, creciendo tan sólo en 11.
    Pero mientras un mes después, agosto de 1932, el cachazudo episcopado alemán seguía declarando «prohibida... la afiliación a ese partido» (el nacionalsocialista), y veía «las más negras perspectivas» en caso de que éste ejerciese un poder incompartido, en Roma se pensaba ya de manera muy diferente. Lo que allí se temía no eran los 120 mandatos más ganados por los nazis, sino el aumento de los comunistas en 11. Inmediatamente después de las elecciones, el Cardenal Secretario de Estado expresó al legado bávaro ante el Vaticano su «esperanza y su deseo... de que, al igual que el Centro y el Partido Popular de Baviera, los otros partidos basados en el cristianismo, entre los que también se cuenta el que ahora constituye la fracción más numerosa de la dieta del Reich, el Partido Nacionalsocialista, harán todo cuanto esté en su mano para mantener alejado de Alemania el bolchevismo cultural que avanza tras el Partido Comunista». A Pacelli le parecía necesaria «una coalición nueva a partir de los partidos políticos de la dieta», lo que, para el Centro y el Partido Popular de Baviera, suponía «orientarse ahora más a la derecha, buscando allí una coalición compatible con sus principios».
    Y mientras que el Centro, para desesperación de muchos católicos, iniciaba efectivamente la búsqueda de esa «coalición compatible» deseada por Pacelli, éste, por su parte, se afanaba por conseguir el anhelado concordato con el Reich bajo el nuevo canciller católico, que tomó inmediatamente contacto con él. Antes de que acabase octubre, Pacelli presentó al gobierno de Berlín, a través de una Prememoria, las exigencias de la «Santa Sede», especialmente las relativas a la financiación y la escuela. Adicionalmente, sin embargo, deseaba ahora garantías fundamentales de perpetuidad del concordato en caso de eventuales modificaciones de la constitución o las leyes, lo que, según Pacelli, constituía «un mínimum de exigencias eclesiásticas» Papen había insinuado ya considerable aquiescencia en varios sentidos, pero a finales de aquel mismo año dejó de ser canciller. Y siguiendo la tónica anterior, los distintos departamentos no pensaban lo más mínimo en hacer concesiones al Vaticano, tanto menos cuanto que «el actual (anotación con lápiz rojo '¡ningún!') gobierno del Reich no está facultado para dar garantías amplias sobre la perpetuidad de los concordatos», «tal aceptación rebasaría los límites de la posibilidad de acción de un (en lápiz «¡cualquier!») gobierno del Reich».
    Ahora bien, Hitler lo hizo posible.
    Y como quiera que él sí que lo hizo posible; como quiera, además, que combatía a los viejos enemigos de la Iglesia, liberales, socialistas y comunistas, también el Vaticano posibilitó a él su dictadura: como lo había hecho con Mussolini por motivos muy parecidos. «En Roma reaccionaron con gran satisfacción a la toma de posesión de Hitler y a su pronta búsqueda de toma de contacto».
    Unos decenios después, hicieron esfuerzos grandiosos para lavarse la cara. Un sedicente católico de izquierdas (la peor clase, a menudo, de entre los católicos, porque es la que, bajo la enseña del progreso, permite a la Iglesia la (aparente) adaptación a la tendencia dominante en la época y le facilita así su supervivencia) no cargó la culpa de la «capitulación» del catolicismo en 1933 al papa y los obispos, sino a los creyentes, al «catolicismo sociológico». «No fue en primera línea el obispado, ni los prelados del Centro o los monsignori, quienes capitularon sino el juste milieu del catolicismo alemán» (Afirmación tan falsa como su expresión gramatical). Hace ya 17 años que rechacé esa tesis, que carece de todo apoyo histórico, y exculpa injustamente al alto clero, aparte de que la investigación más reciente y al mismo tiempo más rigurosa de esta temática, confirmó mi posición mostrando que «las decisiones fundamentales se fueron concentrando en manos de la curia hasta que, finalmente, la posición y el futuro del catolicismo en el Tercer Reich dependían efectiva y casi exclusivamente de las decisiones de Roma».

    ...

    El 4 de enero de 1933, Papen y Hitler se reunieron en la casa del barón Von Schróder, banquero de Colonia, miembro del partido Nazi y amigo de los capitostes de la gran industria Kirdorf, Vogler, Thyssen y Flick. En ese encuentro, que debía permanecer estrictamente secreto, es bien probable que Papen le prometiese el apoyo del Papa, exigiendo como contrapartidas la destrucción de los partidos socialdemócrata y comunista, así como la conclusión de un concordato. Consta como seguro, tras la declaración de Schróder en el procesos de Nürenberg, que Hitler, en esa discusión a tres, habló ampliamente acerca del «alejamiento de todos los socialdemócratas, comunistas y judíos» de todos los puestos de dirección y consta asimismo que el concordato se concluyó de allí a poco, siendo Papen quien reivindicó para sí la iniciativa al respecto. «Papen y Hitler», declaró Schróder, «se avinieron en lo fundamental, de modo que se superaron muchos puntos de fricción y pudieron proceder de común acuerdo». En sendas alocuciones del 2 y del 9 de noviembre. Papen reconoció que «en el momento de hacerme cargo de la cancillería, abogué porque se abriera el camino hacia el poder al joven y combativo movimiento por la libertad», que «la providencia me había destinado para realizar una contribución esencial al nacimiento del gobierno del alzamiento nacional», «que la maravillosa obra de reconstrucción del canciller y su grandioso movimiento no podían ponerse en peligro bajo ninguna circunstancia» y que «los elementos estructurales del nacionalsocialismo... no son en esencia ajenos a la concepción católica de la vida», «sino que se corresponden con ella a casi todos los efectos». «El buen Dios ha bendecido a Alemania dándole un caudillo en tiempos de aprieto extremo», proclamó Von Papen.

    ...

    Todavía en las elecciones a la dieta del Reich del 5 de marzo, en las que el Partido Nacionalsocialista obtuvo un 43,9% y su compañero de coalición, los Alemanes Nacionales, el 8% y Hitler, consecuentemente, una escasa mayoría, el Centro pudo consolidarse con un porcentaje del 11%, perdiendo tan sólo el 0,7 % de sus votantes. Hitler «obtuvo sus peores porcentajes, con diferencia, en las zonas del Reich oon población mayoritariamente católica». En ellos obtuvo el Centro hasta un 65% en algunos distritos. «Por lo que respecta a los electores del Centro y del Partido Popular Bávaro», constató Hitler al analizar los resultados electorales, «no podrían ser ganados para los partidos nacionales mientras la curia no retire su apoyo a ambos partidos». Y ello era tanto más importante para él, cuanto que no pensaba gobernar parlamentariamente, a partir de la mayoría obtenida, sino como un tirano sin freno.
    La «Ley de Plenos Poderes», denominada oficialmente, ¡sangrienta ironía!, «Ley para remediar la miseria del pueblo y del Reich» del 24 de marzo, que permitía a Hitler actuar despóticamente, el traspaso a su gobierno del poder legislativo (en un principio por cuatro años, después por otros cuatro más y finalmente por tiempo indefinido) y también de plenos poderes para promulgar leyes modificadoras de la constitución, todo ello son cosas que Hitler obtuvo, por una parte, mediante la disolución, inconstitucional, del Partido Comunista, y por otra, gracias a los votos del Centro. El prelado Kaas había ido a ver al vicecanciller Von Papen ya al día siguiente de las elecciones del 5 de marzo, declarándole, según el último refirió en la sesión del gabinete del día 7 de marzo dedicada a «la situación política», «que venía sin haber tomado previamente contacto con el partido y que a partir de ahora estaba dispuesto a hacer borrón y cuenta nueva respecto al pasado. Por lo demás ofreció la colaboración del Centro». Fue en la escuela de Pacelli, comenta Scholder, donde Kaas aprendió a ver y aprovechar el favor de las horas de alcance histórico universal. «De hecho, el prelado debió condicionar su voto a favor de la ley de plenos poderes a la garantía dada por de Hitler de concluir, en base a esa ley, el concordato repetidamente frustrado por la resistencia del parlamento».

    ...

    Papen reconoció repetidamente haber planteado a Hitler la cuestión del concordato ya en los primeros momentos y éste último mostraba a mediados de junio de 1933 su satisfacción por el hecho de que «el acuerdo con la Iglesia, que constituía una de sus permanentes aspiraciones, se cerrase en plazo mucho más breve de lo que se hubiera imaginado el 30 de junio...». También Kaas, el mejor conocedor alemán de ese asunto deseaba, a todas luces, resolver la cuestión eclesiástica siguiendo el ejemplo fascista italiano, de aquel «paradigma de alcance secular» y ello se desprende claramente de su estudio sobre los acuerdos lateranos, acabado en 1932. Un hombre como Hitler, sin embargo, que, en una declaración gubernamental del 23 de marzo, había ratificado su voluntad de consolidar las relaciones amistosas con la Santa Sede, no daba, evidentemente, nada gratuitamente. ¿Y qué otra cosa podría anhelar él a cambio de su condescendencia, si no es la puesta fuera de juego del catolicismo político alemán para iniciar así su régimen de opresión?
    Va de suyo que el prelado Kaas, amigo y discípulo de Pacelli, figura clave como interlocutor de Hitler y Papen en el asunto del concordato, no procedía sin el beneplácito de la curia.
    El nuncio papal en Berlín, C. Orsénigo, se mostró «de veras exultante» a raíz de la toma del poder por los nazis. Ya el 8 de febrero, el embajador alemán ante la Santa Sede, Diego Von Bergen, informaba en estos términos: «Se saluda la resuelta declaración de guerra al bolchevismo, cuya superación constituye una de las mayores preocupaciones de la Santa Sede». A principios de marzo, Pío XI ensalzó repetidamente a Hitler frente a Pacelli, el cardenal Faulhaber y diversos diplomáticos, por haber atacado públicamente al bolchevismo. Hitler era «el único jefe de estado», dijo el 8 de marzo al embajador francés Charles-Roux, que no sólo «compartía su propia opinión sobre el bolchevismo, sino que declaraba inequívocamente y con gran coraje la guerra a este último».

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  58. Capítulo "La conclusión del concordato del Reich", del mismo interesante libro.



    «... para 'consolidar y fomentar las relaciones amistosas existentes entre la Santa Sede y el Reich Alemán...'»
    (Preámbulo del Concordato)


    Una vez el Führer obtuvo lo que era del Führer, también el papa debía obtener lo suyo. Las negociaciones relativas al concordato llegaron a su término a un ritmo increíble («está fuera de duda que fue una obra maestra de la política de Hitler» y los prelados obtuvieron lo que 19 gabinetes anteriores al de Hitler les habían denegado. (Los concordatos con Baviera, Prusia y Badén siguieron vigentes, incluso ampliados, y aparte de ello fueron vinculados por el acuerdo todos aquellos estados alemanes que no tenían hasta ahora ningún convenio con Roma). La cúspide eclesiástica se dio una prisa fuera de lo común. Contra todos los usos establecidos, Pacelli y el papa elaboraron en pocos días y, por añadidura, durante las festividades de semana santa y domingo de resurrección, un texto contractual, que por lo demás venían incubando desde hacía varios años. En buena medida ignoraron hasta al propio episcopado alemán, sin percatarse, evidentemente, del triunfo político que ello significaba para Hitler «en quien la curia ponía más confianza que en los propios obispos». Sólo el arzobispo Grober lo vivió algo más de cerca, justamente el prelado «pardo», quien habría empujado, literalmente, para acelerar la conclusión. Nada tiene de extraño que, de entre todos los príncipes eclesiásticos alemanes, Hitler reconociese su «eficacia» con «especial gratitud». También Papen se hizo acreedor al mérito: para el Führer y para la «Santa Sede», con la que se mostró muy aquiescente en su papel de negociador.
    El 20 de julio de 1933, Pacelli y el vicecanciller Von Papen firmaron en la Ciudad del Vaticano el acuerdo, «ese éxito de su gobierno, algo único en la historia universal», como se decía en un memoria] que los obispos dirigieron a Hitler en 1935. El 10 de septiembre de ese mismo año se intercambiaron los documentos de ratificación. La Croix, el periódico de los católicos franceses valoró el concordato con el Reich como el evento más importante en la política religiosa desde la Reforma. Como en casi todos los concordatos, la mayoría de los artículos, casi dos tercios, favorecían a la Iglesia, beneficiada por concesiones decisivas, entre otras, las relativas a las escuelas confesionales y privadas y también respecto a la enseñanza de la religión, en relación con la cual la Iglesia se comprometía a cultivar «con especial énfasis... la educación de la conciencia patriótica», (Art. 21) «al igual que sucede en el resto de las asignaturas». También se comprometía a que todos los domingos y días festivos, a continuación de la misa mayor, se elevasen preces por la «prosperidad» de la Alemania nazi (Art. 30). Los obispos debían prestar un juramento de fidelidad «ante Dios y sobre los santos evangelios» y hacer cuanto estuviera en sus manos para preservar el Tercer Reich de «cualquier daño» (Art. 16). Finalmente, Hitler obtuvo una concesión que él deseaba como conditio sine qua non, el «artículo de la despolitización», es decir, la prohibición de que sacerdotes y monjes tuvieran actividades políticas, también, entre otras cosas, la restricción de la actividad de las asociaciones católicas. De ese modo, el catolicismo político quedaba aún más mermado de poder.
    Pero para Hitler, lo más más importante era el concordato en cuanto tal y no este o aquel detalle. Fue, por cierto, el único de sus tratados internacionales de peso que sobrevivió al fiasco alemán en la guerra, de modo que todavía hoy, en la RFA, sigue siendo parte del derecho vigente. No es casual que apenas hubiera otro tratado que le mereciera parecida consideración. Era su primer contrato internacional. «Concluido, además, con el papa». De ese modo, «El Santo Padre», atestiguaban todos los obispos alemanes a Hitler el 20 de agosto de 1935, «algo que hay que tener muy en cuenta», «ha cimentado y elevado extraordinariamente el prestigio moral de su persona y de su gobierno». Algo de lo que Hitler, con sobrados motivos, se congratuló con un «reconocimiento sin reservas», como un «éxito indescriptible». Compárese con la importancia que tuvo para Napoleón el concordato de 1801. El Volkische Beobachter escribía exultante calificándolo de «tremendo respaldo moral para el gobierno nacionalsocialista del Reich y para su prestigio».
    La sedicente Santa Sede, tal como lo confirma un católico actual, ya «había, de hecho, calculado ese efecto». Una vez más, pero no la única, bien lo sabe Dios, se había convertido en amiga, incluso en la primera y mejor amiga, de un criminal exorbitante. Pues, «El papa Pío XI», reconocía nada menos que el cardenal Faulhaber en un sermón de 1936, «es el primer soberano extranjero que ha concluido con el nuevo gobierno del Reich un solemne tratado, guiado por el deseo de 'consolidar y fomentar las relaciones amistosas existentes entre la Santa Sede y el Reich Alemán'». Más aún, «En realidad», decía Faulhaber, «Pío XI es el mejor amigo del nuevo Reich e inicialmente el único que tuvo. En el extranjero había millones de personas que mantenían al principio una actitud expectante y desconfiada frente al nuevo Reich y ha sido justamente la conclusión del concordato lo que les ha permitido ganar confianza en el nuevo gobierno». Faulhaber escribió al propio Hitler el 24 de julio que lo que los viejos parlamentos y partidos no habían sido capaces de llevar a buen término en 60 años, él lo había realizado en 6 meses. «Para el prestigio de Alemania en el oriente y el occidente, a la faz de todo el mundo, ese apretón de manos con el papado, el mayor poder moral de la historia, constituye una proeza incalculablemente fructífera». También el cardenal Bertram ensalzó el 22 de julio frente a Hitler «la cooperación armónica entre la Iglesia y el Estado», esperando para el futuro «una deferencia recíproca, cordial y sincera». El cardenal secretario de estado, Pacelli, opinaba asimismo que «con una adecuada y leal ejecución» el concordato, urgido «gracias al resuelto aprovechamiento de la situación global y bajo el amparo de la gracia divina», era sobremanera fructífero para las «almas inmortales».
    El cardenal de Colonia, Schulte, que pasaba por ser un decidido adversario de los nazis declaró todavía el 30 de mayo de 1933: «La ley y el derecho han dejado de existir. Con semejante gobierno no es posible concluir ningún concordato». Pero eso sí, unos meses después ponía de relieve en carta personal a Hitler «mi particular y total asentimiento... a la leal cooperación entre los organismos dirigentes del Partido Nacionalsocialista, por una parte, y los de la Iglesia, por otra». Durante la II G. M., el jesuíta F. Muckermann, quien en un principio había advertido en los discursos de Hitler «el ímpetu del temperamento unido a cierto hálito de clásica grandeza», evocaba los tiempos inmediatamente posteriores a la conclusión del concordato: «Quien todavía entonces luchaba contra el nacionalsocialismo como si fuese el enemigo mortal de la Iglesia incurría en la sospecha de ser un pesimista, de alzarse contra la suprema autoridad de aquélla y era acallado a gritos como un fanático... Se le replicaba una y otra vez que entre la Iglesia y el nacionalsocialismo había una situación de paz, incluso relaciones amistosas». Y en la posguerra, el católico J. Fleischer juzgaba la cuestión así: «Tanto por lo que respecta a la ocasión, como en lo afánente al contenido y la interpretación oficial del episcopado, el concordato sirvió para alentar a los criminales y sus crímenes, difamando moralmente toda oposición decidida y prestando al régimen nazi la legitimación para contarse entre 'los poderes estatales que están del lado del orden' (el cardenal Pacelli el 30 de abril de 1937) obligando de antemano a los católicos a seguir el camino de la tumba colectiva para cimentar la dictadura de Hitler».
    Realmente, Pío XI estaba también de acuerdo con el servicio militar obligatorio impuesto por los nazis y asimismo con la vulneración eventual de tratados internacionales por parte de Hitler, pues ya en su momento «las altas partes contratantes» «firmaron un acuerdo en una clausula adicional secreta en pro de un rearme eventual de Alemania». «Esta clausula», escribió Papen el 2 de julio de 1933 a Hitler desde Roma, «no me resulta tan valiosa por su calidad de arreglo objetivo como por el hecho de que en ella la Santa Sede llega ya con nosotros a un acuerdo contractual para el caso de imposición del servicio militar obligatorio. Espero por ello que tal acuerdo le cause mucha satisfacción. Por supuesto que el asunto debe ser tratado en secreto». También el secretario de estado Pacelli se esforzó penosamente por mantener secreto esta clausula y el 16 de agosto de 1933 comunicó, basándose en informes confidenciales, que era especialmente la Unión Soviética la que mostraba el mayor interés por conocer esa «adición secreta». Winter observa con razón: «Ese penoso encubrimiento, sobre todo frente a la URSS, muestra cuál era la dirección que el 'Tercer Reich' y el Vaticano querían dar a tal movilización».
    La curia deseaba el rearme alemán bajo Hitler: al igual que, más tarde, el rearme de la República Federal bajo Ade-nauer. Fue el cardenal de Colonia Frings el primero que, en el Congreso Católico del 23 de junio de 1950, exigió públicamente el rearme de
    los alemanes. ¡Ad futuram memoriam!

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  59. Extraido de "La puta de Babilonia", de Fernando Vallejo. Seix Barral. Pgs. 42 a 45.

    Y aquí te va una lista de los obispos nazis de tu tierra por si te suena alguno en medio de un repique de campanas: el obispo castrense Rarkowski, el clérigo militar alemán de más alto rango, que ensalzaba a Hitler como "nuestro Führer, custodio y acrecentador del Reich", El obispo Werthmann, vicario general del anterior y su suplente en el ejército. El arzobispo Jäger de Paderborn que fue capellán de división del Führer. El cardenal Wendel que fue el primer obispo castrense. El obispo Berning de Osnabruck que le mandó un ejemplar de su obra Iglesia Iglesia católica y etnia nacional alemana a Hitler "como signo de mi veneración" y a quien Goering nombró miembro del Consejo de Estado de Prusia. El obispo Buchberger de Regensburg que en la hoja episcopal de su diócesis escribía que "el Führer y el gobierno han hecho todo cuanto es compatible con la justicia, el derecho y el honor de nuestro pueblo para preservar la paz de nuestra nación". El obispo Ehrenfried de Wirzburgo que decía: "Los soldados cumplen con su deber para con el Führer y la patria con el máximo espíritu de sacrificio, entregando por completo sus personas según mandan las Sagradas Escrituras". El obispo Kaller de Ermland que en una carta pastoral exhortaba así a sus fieles: "Con la ayuda de Dios pondréis vuestro máximo empeño por el Führer y el pueblo y cumpliréis hasta el final con vuestro deber en defensa de nuestra querida patria". El obispo Machens de Hildesheim que los arengaba diciéndoles: "¡Cumplid con vuestro deber frente al Führer, el pueblo y la patria! Cumplidlo, si es necesario, exponiendo vuestras propias vidas", y le rogaba a Dios que les "enviara su ángel" (¿cuál de todos?) a las tropas nazis. El obispo Kumpfmüller de Ausgburgo que ante el atropello hitleriano contra Europa declaraba que "El cristiano permanece fiel a la bandera que ha jurado obedecer pase lo que pase". El obispo Wienkens que representaba al episcopado alemán ante el Ministerio de Propaganda nazi. El obispo Preysing de Berlín que firmaba las cartas conjuntas de sus cofrades aprobando a Hitler. El obispo Frings (luego cardenal de Colonia) que como presidente de la Conferencia Episcopal Alemana exigía dar hasta la última gota de sangre por el Führer. El obispo Hudal que le dedicó su libro Nacionalsocialismo e Iglesia a Hitler como "al Sigfrido de la esperanza y la grandeza alemanas", y que tras la derrota de los nazis le ayudó a fugarse al Brasil a F. Sangel, acusado de cuatrocientos mil asesinatos en el campo de concentración de Treblinka, consiguiéndole dinero y documentos falsos. El arzobispo de Freiburg, Grober, patrocinador de las SS, que abogaba por el necesario "espacio vital" para Alemania; que aportaba dinero de su archidiócesis para la guerra; y que escribió diecisiete cartas pastorales para ser leídas desde los púlpitos, exhortando a la abnegación y al arrojo. El arzobispo Kolb de Bamberg que predicaba que "cuando combaten ejércitos de soldados debe haber un ejército de sacerdotes que los secunden rezando en la retaguardia". El cardenal y conde von Galen, el "león de Münster", que saludó a la Wehrmacht como "protectora y símbolo del honor y el derecho alemanes" y que escribía en la Gaceta eclesiástica de su región: "Son ellos, los ingleses, los que nos han declarado la guerra. Y después nuestro Führer les ha ofrecido la paz, incluso dos veces, pero ellos la han rechazado desdeñosamente". El cardenal Bertram de Beslau, presidente de la conferencia episcopal, que "por encargo de los obispos de Alemania" le enviaba este telegrama a Hitler: "El hecho grandioso del afianzamiento de la paz entre los pueblos sirve de motivo al obispado alemán para expresar su felicitación y gratitud del modo más respetuoso y ordenar que el próximo domingo se proceda a un solemne repique de campanas". El cardenal Schulte de Colonia que escribía en una carta pastoral: "¿No debemos acaso ayudar a todos nuestros valientes en el campo de batalla con nuestra fiel oración cotidiana?" El cardenal Faulhaber, "el león de Munich", que en 1933 llamaba a Pío XI el mejor amigo de los nazis, que en 1934 le prohibía a la Conferencia Mundial Judía que mencionara siquiera su nombre a propósito de una supuesta defensa suya de los judíos, una "afirmación delirante"; que fue obispo castrense antes de ponerse al frente del episcopado bávaro; y que mandaba rezar por Hitler y le hacía repicar las campanas: tras el fallido atentado contra éste ofreció una misa solemne en acción de gracias en la iglesia de Nuestra Señora de Munich y junto con todos los obispos de Bavaria le mandó una carta felicitándolo por haberse salvado. Discípulo aventajado de la Puta de Babilonia que se acuesta con el que gane, este "león de Munich" fue antinazi antes de 1933, nazi ditirámbico entre 1933 Y 1945, y antinazi indignado después de 1945. Que fue ni más ni menos el comportamiento del episcopado austríaco cuando el Anschlus: el cardenal Innitzer, el arzobispo Waitz y los obispos Hefter, Pawlikowski, Gfollner y Memelauer se pasaron en bloque a Hitler y firmaron una proclama aprobando la anexión de su país al Reich alemán y exhortando a sus fieles a apoyar el régimen nazi. Y cuando Hider entró aAustria lo recibieron con repique de campanas y cruces gamadas colgando de las iglesias vienesas. Y hoy, después de todo lo anterior, con hondo dolor teológico que le brota de lo más profundo de su ser pregunta Ratzinger en pleno Auschwitz: "¿Por qué permitiste esto, Señor?" ¡Claro que Dios existe! Tiene que existir para que exista infierno a donde se vaya a quemar este asqueroso. Ésta es mi "prueba Ratzinger" de la existencia de Dios.

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  60. Además.

    En el diario Informaciones de Madrid, el día 3 de mayo de 1945, al conocerse la noticia de la muerte de Hitler, se publicó lo siguiente:

    Adolfo Hitler, hijo de la Iglesia Católica, murió mientras defendía al cristianismo”.

    Más adelante también aparece:

    “Sobre sus restos mortales se yergue su victoriosa imagen moral. Con el triunfo del mártir, Dios le da a Hitler los laureles de la victoria”.


    Y también en el libro “The Nazi Persecution of the Churches,” (La Persecución Nazi Contra las Iglesias), de J.S. Conway, aparece la siguiente cita de Hitler:

    Personalmente estoy convencido del gran poder y profunda significación del cristianismo, y no permitiré que se promueva ninguna otra religión. Por esa razón me alejé de Ludendorff y rechazo el libro de Rosenberg. Lo escribió un protestante. No es un libro del Partido. El no lo escribió como un hombre del Partido. Que los Protestantes discutan con él… Como católico, nunca me siento cómodo en la iglesia evangélica o sus estructuras. Por eso tendría gran dificultad si tratara de reglamentar los asuntos de las iglesias protestantes. De todas maneras el pueblo evangélico o los protestantes me rechazarán. Pero ustedes pueden estar seguros: Protejeré los derechos y la libertad de las iglesias y no permitiré que las toquen, por tanto, no deben temer por el futuro de la iglesia.

    Y otra donde indica sus puntos de vista respecto a los judíos:

    “En cuanto a los judíos, sólo estoy siguiendo la misma política que durante 1,500 años ha adoptado la Iglesia Católica, al considerarlos peligrosos y confinarlos a guetos, etc., porque ella sabía cómo eran ellos. No pongo la raza por encima de la religión, pero en los representantes de esta raza veo el peligro para la iglesia y el estado, y tal vez yo esté prestando un gran servicio a la cristianidad.

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  61. Ustedes lo tienen fácil, el libro de sus antepasados les regaló un Dios antropomórfico, hecho a la imagen y semejanza de sus emociones, de sus capacidades intelectuales y de sus esperanzas. Un placebo espiritual para la inconsolable zozobra de un mamífero solitario arrojado en mitad del universo.


    El auténtico escéptico tendría que reconocer que el atrevimiento del ateo es mucho mayor que el del teísta. El ateo niega que exista un ser de naturaleza personal no detectable por sus sentidos y hábil, en cambio, para revelarse a los demás. El teísta, sin embargo, niega sólo el carácter racional de las pretensiones del ateo.

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  62. Añado: el juicio negativo del primero es ontológico; el del segundo epistemológico.

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  63. ¿Alguien ha leído las fuentes? ¿Alguien se ha tomado la molestia de leer el concordato? Un concordato tan sumamente ejemplar que aún hoy en día está en vigor. (después de que Alemania se haya sometido una de las mayores purgas jurídicas).

    La opinión de los papas se encuentra en las encíclicas y las encíclicas papales especialmente la que cité son clarísimas (tienen que citar textos de la época y no opiniones).

    Este texto (el cual usted copia)es especialmente clarificador pues se muestra la estupidez de creer a Hitler:

    "Personalmente estoy convencido del gran poder y profunda significación del cristianismo, y no permitiré que se promueva ninguna otra religión. Por esa razón me alejé de Ludendorff y rechazo el libro de Rosenberg. Lo escribió un protestante. No es un libro del Partido. El no lo escribió como un hombre del Partido. Que los Protestantes discutan con él… Como católico, nunca me siento cómodo en la iglesia evangélica o sus estructuras. Por eso tendría gran dificultad si tratara de reglamentar los asuntos de las iglesias protestantes. De todas maneras el pueblo evangélico o los protestantes me rechazarán. Pero ustedes pueden estar seguros: Protejeré los derechos y la libertad de las iglesias y no permitiré que las toquen, por tanto, no deben temer por el futuro de la iglesia"

    Hay unanimidad en que Hitler quería introducir una religión pagana que entroncara con las viejas creencias germanas y, es sabido, que Hitler la profesaba profundamente.

    Pero sigan con el escarnio anónimo. Sigan atribuyendo intenciones malvadas para cualquier acto pontificio porque eso es lo único que saben hacer. El equivalente a sus teorías históricas es el Código Da Vinci.

    Yo sigo con mi té.

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  64. Se describe cómo el Vaticano, por medio de los pronazis Pio XI, y su Secretario de Estado, Pacelli, alias Pio XII, vendió por un plato de lentejas, por un Concordato, el pueblo alemán a uno de los dictadores más oprobiosos del siglo XX.

    En 1.932 Hitler no era "uno de los dictadores más oprobiosos del siglo XX". Era un recién llegado al poder en virtud de las urnas, a priori no más peligroso que Stalin (de hecho bastante menos, al aceptar el capitalismo y la democracia) ni más racista que cualquier líder colonial europeo. El ascenso de los nazis al poder debe avergonzar a los alemanes, y la paz con ellos hasta que la guerra resultó inevitable es la negra culpa con la que Europa ha de cargar. Europa, no la Iglesia. Francia, Inglaterra, Italia, España, Rusia... no el Vaticano, el único territorio que, aun sin ejército que defendiera sus fronteras, pudo declarar solemnemente en 1937 que "todo el que tome la raza, o el pueblo, o el Estado, o una forma determinada del Estado, o los representantes del poder estatal u otros elementos fundamentales de la sociedad humana (...) y los divinice con culto idolátrico, pervierte y falsifica el orden creado e impuesto por Dios".

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  65. Este texto (el cual usted copia)es especialmente clarificador pues se muestra la estupidez de creer a Hitler

    No es estupidez, es malicia. La estupidez nunca es tan selectiva a la hora de acusar.

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  66. Mi querido Irichc,

    Eso son malabarísmos retóricos. ¿Qué es eso del "escépticismo auténtico"? ¿Existe una manera más legítima que otra de no llegar a ninguna parte? ¿Porque ha de parecer más audaz la negación de lo desconocido que su detallada descripción?

    Una caja opaca en el centro de la sala, tres ciegos, usted y yo entre ellos. ¿Que hay dentro de ella? Uno grita ¡nada!, otro ¡un elefante rosa, sin duda! yo callo ¿Qué ciego va más lejos en aventurar una respuesta que desconoce por completo?

    Si me venciese hacía uno u otro partido, estaría reconociendo que tengo algún indicio sobre lo que la caja esconde, o que me resulta más conveniente que haya elefante y no vacío, o viceversa. ¡Pero no tengo ni idea de lo que hay dentro!, y mi única certeza es que los dos mienten o yerran. Eso no es consuelo, en mi ceguera ni siquiera sé de donde salió la estúpida idea de que había una caja en el centro de la sala...

    ¿sala? ¿He afirmado que hay una sala? ¡Demonios, acabaré tan credulo como ustedes dos! Si es que son dos, si es que son alguien.

    Saludos

    PD.: He leído esos testimonios que han colgado sobre el Nazismo y la Iglesia. Es sencillamente sobrecojedor y despreciable. Pero a nadie pillan de nuevas estas cosas, sólo ustedes insisten en hacerse los sorprendidos.

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  67. ¿ En 1.932 Hitler no era "uno de los dictadores más oprobiosos del siglo XX"?

    El caso es que en su encumbramiento, la Iglesia Católica tiene su parte de responsabilidad, pues contribuyeron a ello, y si no fuesen de los suyos lo verían claramente. Y en todo caso, la lista que antecede son personajes católicos que conocían perfectamente lo que estaba pasando, muy perfectamente, y que asentían, algunos incluso con delectación.

    ¿Que no sabían lo que iba a pasar? Puede que no o puede que si, pero lo que hicieron, hecho está, y cada palo que aguante su vela.

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  68. Hitler no llegó al poder mediante un golpe de Estado, lo hizo con toda legalidad, pero fueron precisamente los católicos del partido del centro quienes votaron a favor de la ley de plenos poderes que pedía Hitler. Debemos recordar que Hitler necesitaba los 2 tercios de la cámara para aprobar esa ley, y esos votos se los concedió el Zentrum católico de monseñor Kaas por órdenes de Pacelli (futuro Pío XII) a cambio de ... firmar el Concordato con el Vaticano, éste fue el plato de lentejas, ese concordato ejemplar vigente hoy dia, y que costó millones de muertos.

    Con su pan se lo coman, aunque estómago parece que tienen.

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  69. A principios de los años treinta, Hitler fascinó al mundo. ¿Qué decía Keynes (uno de los dioses de la socialdemocracia) sobre la Alemania nazi?

    Cojo a Keynes porque nadie le acusará de racista ni genocida y aún teniendo a su servicio toda la información de los servicios de espionaje y contraespionaje británicos queda fascinado por el nazismo.

    Sin embargo, en esas fechas Su Santidad edita la encíclica: MIT BRENNENDER SORGE. Uno de los mejores textos doctrinales contra el nacionalsocialismo que se han editado jamás (los textos de la putilla de Heidegger son estúpidos comparados con esa encíclica).

    Se olvida que la peor bestia de esa época no es el nazismo (como interesadamente se nos quiere hacer creer pues de la misma manera que sería un problema tener el partido nazi en el parlamento español es el mismo problema -si acaso mayor- tener a Izquierda Unida) sino el comunismo. El nazismo es un aprendiz de genocida comparado con el socialismo.

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  70. Éste es el apoyo que la ciudadanía católica dio a Hitler. Esto es algo que el propio texto transcrito reconoce, acusando a "la curia" de cooperar en el afianzamiento de Hitler como dictador.

    El primer error de esta conclusión es identificar a "la curia" con el nazi Von Papen, por más católico que éste dijera ser. El segundo es, en base a esta identificación, hacer juicios de intenciones sobre lo que no se tiene pruebas. Juicios como éste:

    En ese encuentro, que debía permanecer estrictamente secreto, es bien probable que Papen le prometiese el apoyo del Papa, exigiendo como contrapartidas la destrucción de los partidos socialdemócrata y comunista, así como la conclusión de un concordato. Consta como seguro, tras la declaración de Schróder en el procesos de Nürenberg, que Hitler, en esa discusión a tres, habló ampliamente acerca del «alejamiento de todos los socialdemócratas, comunistas y judíos» de todos los puestos de dirección y consta asimismo que el concordato se concluyó de allí a poco, siendo Papen quien reivindicó para sí la iniciativa al respecto.

    O este otro:

    «De hecho, el prelado debió condicionar su voto a favor de la ley de plenos poderes a la garantía dada por de Hitler de concluir, en base a esa ley, el concordato repetidamente frustrado por la resistencia del parlamento».

    O, finalmente, éste:

    Un hombre como Hitler, sin embargo, que, en una declaración gubernamental del 23 de marzo, había ratificado su voluntad de consolidar las relaciones amistosas con la Santa Sede, no daba, evidentemente, nada gratuitamente. ¿Y qué otra cosa podría anhelar él a cambio de su condescendencia, si no es la puesta fuera de juego del catolicismo político alemán para iniciar así su régimen de opresión?

    Los hechos históricos probados no necesitan ser introducidos por ningún "es bien probable", "debió de" o "qué otra cosa podría". Ésas son las coartadas de la calumnia.

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  71. Si Hitler pretendió desactivar mediante Pacelli la oposición católica a su partido, fracasó estrepitosamente. Sólo cuatro años más tarde la Iglesia iba a proclamar "urbi et orbe" la incompatibilidad de ser católico y nazi, en lo que puede estimarse como la primera declaración de guerra (espiritual, si acaso) contra el régimen nacionalsocialista.

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  72. Debatir sobre quienes eran más genocidas, si nazis o comunistas, es pueril, y normalmente sólo sirve para camuflar las simpatías hacia uno u otro bando, justificándolo por contraposición al otro (“y tú mas”). Respecto a Keynes, desconozco sus opiniones sobre el tema, pero no me consta que participase directamente en el ascenso de Hitler al poder, como sí ocurrió con la Iglesia.

    En el caso del mapa de voto en las elecciones de 1932, será un mapa correcto, no lo pongo en duda. Pero hay mentiras, grandes mentiras y estadísticas; y en este caso, la falacia viene de llamar nazi a Von Papen, el lider del portido Zentrum católico, receptor del voto católico que figura en blanco en el mapa, con hasta un 60% de los sufragios en algunos casos, y luego contraponer y distinguir estos dos partidos. Ambos se aliaron para conseguir el poder para Hitler.

    Por otro lado, identificar a la curia con Von Papen, si bien es cierto que no podría ser demostrado en un juicio, tampoco es nada aventurado el extraer tal conclusión. Los hechos ciertos son que Von Papen, lider del partido católico influyó ante el presidente Von Hinderburg para el nombramiento de Hitler como Canciller, Von Papen dio sus votos para que se aprobase la Ley de Plenos Poderes, inicio de la sangrienta dictadura nazi, seguidamente Von Papen negoció la firma del Concordato, y finalmente Von Papen, de cuya ideología pro nazi yo tampoco dudo, fue absuelto en Nuremberg gracias a la intercesión personal de Roncalli, alias Juan XXIII.

    Quien quiera ver que vea.

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  73. Lo cierto es que los católicos no apoyaron en las elecciones a Hitler. Aún en el supuesto de que Papen hubiese hecho lo contrario sería él la manzana podrida. Y, además, está toda la doctrina oficial católica de la que se debería haber apartado para acercarse al nazismo. Sin embargo, el pueblo católico fue ejemplar.

    Dentro de la Iglesia medran verdaderos gusanos asquerosos como los teólogos de la liberación. De seguro se debería ser más duro contra esas sangüijuelas pero si les meten en una celda de por vida a pan y agua la gente dirá que vuelve el Santo Oficio. Sin duda, hubo fascistas y comunistas dentro de la Iglesia y, sin duda, al Santo Padre le ha faltado mano dura.

    Ahora bien, las potestades que debe atribuir al Santo Padre para que le cuadre el cuento son increíbles. ¡Su Santidad decide quién es condenado y quien no en Nuremberg! ¡Increíble! ¿Le debe encantar El Código da Vinci, ¿no?

    Por cierto, ¿los Papas se comunican con los ovnis?

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  74. Aquí se aprecia el grado de compenetración al que llegaron el Tercer Reich y la curia. Corría el año 1.939 y, junto a los panfletos y libros denigrando al "eterno judío", la imprenta nazi alumbraba ensayos anticatólicos como el de Holzner.

    Es conocido el profundo desprecio que Hitler sentía por el clericalismo y por países de tradición católica como España. Ni siquiera el estigma antisemita de la Iglesia medieval aumentó sus simpatías hacia la jerarquía católica, decadente y subversiva según su punto de vista.

    Hay que hacer notar también que mientras que la Iglesia había logrado purgar gran parte de su antisemitismo, éste perduraba todavía con gran fuerza a nivel popular en Europa y América. El judío no era contemplado ya como un enemigo de la religión, sino como un traidor a la patria.

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  75. Rocalli testificó en Nuremberg a favor de Von Papen. Quizá los simpatizantes de los nazis, que creen en los ovnis, en que la justicia es ciega, y en exterminar a los comunistas teólogos de la liberación, pensarán que eso no detrermina para nada el resultado de un Tribunal. Hay creyentes de todo tipo.

    Ver para creer.

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  76. Copio lo siguiente de una web de apologética católica:

    <<"Tras la ocupación nazi, pude comprobar cómo los medios de
    comunicación, cómo las universidades, fueron reducidos al silencio. Sólo la
    Iglesia permaneció de pie y firme para hacer frente a las campañas de Hitler
    para suprimir la verdad
    " Estas palabras corresponden a Albert Einstein. Como
    él, todo el pueblo judío manifestó públicamente su agradecimiento a Pío XII
    por la actuación de la Iglesia en la II Guerra Mundial. Unos méritos, los
    del Papa Pacelli, por los que ahora se encuentra en proceso de beatificación.

    >>Sin embargo, tras la muerte del Papa, se ha intentado, desde distintas
    partes de la comunidad hebrea, demoler su figura, puesto que creen que
    atacando a Pío XII atacan a la credibilidad de la Iglesia. Este intento ha
    llegado a tal punto que el Estado de Israel solicitó en las últimas fechas
    al Vaticano que pospusiese durante 50 años su proceso de beatificación. El
    argumento principal es el supuesto silencio de la Iglesia ante las
    barbaries del nazismo, las acusaciones de cobardía y de complicidad.

    >>Pese a esto, a sabiendas de que una intromisión de la Iglesia en el
    conflicto –como ya ocurrió en el caso de los obispos holandeses– podría
    acabar con la vida de miles de judíos católicos, Pío XII puso en marcha una
    impresionante red de ayuda para los perseguidos por el nazismo. Sólo en
    Roma, 155 casas religiosas, parroquias y colegios escondieron, alimentaron
    y salvaron de la deportación a 4.447 judíos. En total, y según datos del
    cónsul israelí en Milán, la Iglesia católica salvó durante la II Guerra
    Mundial a más de ochocientos mil judíos de ser trasladados a los campos de
    concentración nazis. Además, la labor impulsada por el Santo Padre permitió
    un contacto constante entre los presos y perseguidos y sus familiares.

    >>Centenares de católicos anónimos, verdaderos héroes, se jugaron la vida
    por esconder en sus casas, en conventos, parroquias o catacumbas a todos
    los perseguidos. Los ejemplos más gráficos están en la creación de una
    universidad ficticia, donde se camufló a centenares de perseguidos como si
    fueran estudiantes, profesores o bedeles, o en las 35 personas refugiadas
    durante meses en la cúpula de una Iglesia romana. El propio Pío XII, en
    virtud de los tratados Iglesia–Estado, utilizó su residencia de Castelgandolfo
    como refugio de decenas de perseguidos por el régimen de Hitler>>.
    (A. Gaspari)

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  77. Es tan conocido el profundo desprecio que Hitler sentía por el clericalismo y por países de tradición católica como España, que la prensa franquista española se alegró sobremanera de su muerte, como muestra la cita del diario Informaciones más arriba mostrada.

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  78. Apostillo: Si la Iglesia entregó Alemania a Hitler por un Concordato, ¿por qué se enfrentó a Hitler tras lograr dicho Concordato?

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  79. Ciertamente, Einstein debería desconocer el papel jugado por los Pios en el ascenso de Hitler al poder, y es preciso reconocer el genio del Vaticano en el arte de lanzar la piedra y econder la mano. Dos mil años de doble moral dan para mucho.

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  80. Anónimo:

    Hitler era un aliado para Franco, y la prensa española era de Franco. Misterio resuelto. Que Hitler detestaba el catolicismo lo prueban 1) sus declaraciones privadas y 2) que promoviese la publicación de libros como el de Holzner.

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  81. Ciertamente, Einstein debería desconocer el papel jugado por los Pios en el ascenso de Hitler al poder

    Tus historiadores tampoco lo conocen: lo conjeturan.

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  82. ¿por qué se enfrentó a Hitler tras lograr dicho Concordato?

    Von Papen pasó al ostracismo una vez que Hitler consiguió sus objetivos. La verdad es que el precio que cobró la Iglesia por su papelón, las 30 monedas obtenidas, no fue demasiado alto para Hitler, y como es usual, Roma no paga traidores.

    Relea la cita de J.S. Conway que aparece más arriba. Triste papel es el de judas.

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  83. Si Von Papen "pasó al ostracismo" (¿por voluntad propia? ¿por designio de Hitler?), no tomó parte en las fechorías belicistas y de limpieza étnica del régimen nazi, por lo que está justificada la intervención de Roncalli en su favor.

    Leo en la Wikipedia:

    Una vez Hitler estuvo en el poder, Von Papen y sus aliados fueron marginados rápidamente y él retirado de la vicecancillería en 1934, más adelante, el 30 de junio del mismo año, la Noche de los cuchillos largos, cuando fueron asesinados muchos enemigos de Hitler, tanto de dentro como de fuera del partido (incluido Schleicher). Von Papen fue arrestado y puesto bajo arresto domiciliario durante tres días, pero su secretaria, Herbert von Bose, y Edgar Julius Jung quien escribía sus discursos, fueron asesinados. Más tarde, Papen sirvió al gobierno Nazi como Embajador en Austria de 1934 a 1938 y en Turquía de 1939 a 1944. En este último país conoce al entonces Nuncio Apostólico Angelo Giuseppe Roncalli (más tarde conocido como el Papa Juan XXIII) quien ejerció notablemente su influencia en la decisión final del dicho diplomático de liberar a muchos judíos que iban a ser trasladados a los campos nazis de concentración.

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  84. Deja que recapitule, anónimo:

    Roma se sintió decepcionada por Hitler, dado que no sólo esperaba de él un Concordato, sino algo más. Como no fue posible obtener ese "algo" (sea lo que fuera, pero seguro que algo muy feo), se dispuso a arriesgar lo que había logrado.

    ¿Arriesgar, digo? ¡Imposible! Hitler era un católico sincero y dio su palabra de no permitir que se vulnerase la libertad religiosa. Y, como todo el mundo sabe, los políticos jamás incumplen sus promesas, con más razón si son dictadores y asesinos de masas.

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  85. Lo que dice la wiki es correcto. Nadie acusa a Von Papen ni a ambos Pios de exterminar judíos introduciéndolos directamtente en las cámaras de gas, pero de que contribuyeron al ascenso de Hitler, y de que tienen su parte de responsabilidad existen indicios más que razonables. Por otra parte, la ayuda prestada por Roncalli en esos momentos difíciles, más parece el pago de servicios prestados que el reconocimiento de la labor de un buen hombre, ¿no habíamos quedado en que era pronazi?

    FC para los amigos, Daniel, es que no me he conectado. Vine aquí desde tu página, que tenías muy abandonada, y hace poco que había debatido de esto con Dark. No es cuestión de desaprovechar el material recopilado para desfacer entuertos.

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  86. También en la Wikipedia:

    It is alleged that Pius XI favored Hitler as a "bulwark against Communism" and because of this signed the Reichskonkordat, through which Hitler gained international respectability. Relevant documents have only been made available by the Vatican since 2003, yet there is as of now no evidence to this. On the other hand it has been argued that the Pope stood before the alternative of either signing a concordat or undergoing another Kulturkampf by not giving the Catholics a legal basis to defend themselves. Later on, the concordat was the basis for formal complaints about the Third Reich's measures against the Church.

    Kaas and Pacelli, "on account of the exclusion of Catholics as a political party from the public life of Germany, found it all the more necessary that the Holy See assure government guarantees to maintain their position in the life of the nation". "Hitler, had from the beginning no other aim, than a war of exermination of the Church". Pacelli, now Pope Pius XII, met the German Cardinals March 6, 1939, three days after his election. He referred to the constant Nazi attacks against the Church, and the Nazi responses to his protests: "They always responded, "sorry, but we cannot act because the concordat is not legally binding yet". But after its ratification, things did not get any better, they got worse. The experiences of the past years are not encouraging". Why does the Church continue diplomatic relations with Germany under such circumstances? asked the previous Pius XI his Cardinal Pacelli, who replied, breaking up is easy, but what then?: "What do we do afterwards, how do we connect to the bishops and faithful in Germany? If the Nazis break relations, fine. But not us. Breaking is easy, building up difficult. God only knows, what concessions we have to make, in order to reconnect later. But if the government want to break, in God's name, so be it".

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  87. Nadie acusa a Von Papen ni a ambos Pios de exterminar judíos introduciéndolos directamtente en las cámaras de gas, pero de que contribuyeron al ascenso de Hitler, y de que tienen su parte de responsabilidad existen indicios más que razonables.

    No es lo mismo ser responsable por haber dado a Hitler cierta respetabilidad internacional que serlo por pactar con él la exclusión de comunistas, liberales y judíos de la democracia alemana, como habéis señalado sin fundamento, convirtiendo a la Iglesia en cómplice del advenimiento de una dictadura.

    La "respetabilidad" también se la concedió el anterior Papa a Castro, y no he escuchado a ningún historiador insinuar que Wojtyla fuera filocomunista.

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  88. La Iglesia no dió respetabilidad a Hitler, como dices que hizo con Castro (por cierto, ¿crees que le dió respetabilidad?), la Iglesia contribuyó a que fraguara su dictadura, es bien distinto. No me consta que ningún Papa ayudara a Castro a derrocar a Batista, que sería lo equivalente.

    Por cierto, me pongo mi traje, aunque también es horroroso esto de la Turing verificación.

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  89. ¡Bueno! Dejo el blog "solo en casa" tres días, y me encuentro esto: una maravillosa instancia de debate dialéctico. Apóstata ha hecho buen papel defendiendo la postura "anticlerical", pero no quiero que penséis que estoy de acuerdo en todo lo que dice (hay muchas cosas de la Iglesia y del Cristianismo -dos cosas bien distintas- que a mí me parecen muy bien, igual que hay muchas cosas de la filosofía y la cultura "clásica" que me parecen solemnes estupideces).

    Como no puedo responder una por una todas las cuestiones que han salido, me tomo la libertad de dejar sólo un par de comentarios:

    1) a la petición de Irhic de ejemplos, repito lo que dije más arriba: Lo que quiero decir es que tantas y tantas cosas que a nosotros nos parecen mal, que nos repugnan moralmente (ya digo, a unos más y a otros menos), han parecido completamente naturales y hasta sagradas para las iglesias cristianas durante siglos y siglos. Luego no ha sido el cristianismo solo el que ha contribuido a que las salvajadas cometidas en su nombre o con su aquiescencia, ahora nos parezcan injustificables. Debe haber habido, necesariamente, otras causas que nos hayan hecho valorar la libertad de opinión, la democracia o la igualdad de la mujer, y denigrar el maltrato a los detenidos y a los niños, la obligación de cerrar los cines en semana santa, o la opresión de los campesinos por los terratenientes.

    2) Respecto al "vosotros, los ateos", creo que es excesivamente simple: si creyente es el que tiene fe en una realidad trascendente que otorga sentido moral a la realidad empírica, ateo es, sencillamente, quien no tiene esa fe. Entonces, los ateos tienen realmente poco en común entre sí (y muchos de ellos lo son sin saberlo). Aunque es cerdad que existe un porcentaje (ridículo) de ateos que nos dedicamos a meter el dedo en las llagas de los creyentes, y seguro que Irhic se refiere a ese porcentaje con el "vosotros".

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  90. Mi estimado capitán. Bienvenido a bordo.

    ¿Y cómo podríamos coincidir usted y yo si habitamos en las antípodas del conocimiento?

    Volviendo a mi estúpido ejemplo de la caja, y a su presunto "vacío" o "elefante". Usted es el ciego positivista que proyecta la voz y luego queda en silencio, analizándo los ecos, sus frecuencias, sus posibles distancias. Escudriña la dureza o la convexidad de la superficie que le devolvió la voz en "x" segundos, con una intensidad de "y", en una tonalidad "z". Luego lo articula todo en una ecuación y concluye que aquel que nos ocupa no es el eco típico de una caja que contenga "elefante".

    Su fe en el estudio de los "ecos" demuestra un fervor tan religioso como el de Irchic en las descripciones de paquidermos, como el mío en la invalidez de ambas doctrinas.

    Estimado Capitán, ¿Cómo habríamos de estar usted y yo de acuerdo si yo encuentro más verdad en las nalgas de una prostituta que en el teorema de Pitagoras?

    Por lo demás, si Jesucristo estaba en lo cierto, no habra perchas en el infierno para tanta sotana.

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  91. Jesús:

    Ninguno de los puntos que mencionas, desde la libertad de consciencia (que no equivale a democracia) hasta la dignidad de la mujer (que no equivale a feminismo) ha sido ajeno a la sensibilidad cristiana premoderna. Sus distintas formulaciones se han ido abriendo camino ante muchas dificultades, tanto teóricas como prácticas, pues los productos perdurables de la historia no son fruto del consenso ni de la buena voluntad, sino de la oportunidad, la verdad y la inteligencia combinadas.

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  93. “hay muchas cosas de la filosofía y la cultura "clásica" que me parecen solemnes estupideces” (Don Jesús)

    ¿Y a quién no, mi docto capitán?

    Señalará el fanático del clasicismo Grecolatino, lo espabilados que anduvieron Demócrito y Epicuro en su intuición del átomo, pero evitará cualquier mención sobre la peregrina teoría de los Poliedros. Celebrará la Isonomía de Clistenes, pero nada dirá de cómo pergeño Platón, en su República, una atrocidad eugenética que habría sido firmada por el mismísimo Führer (y debidamente concodada por el Cardenal Pacelli). Glosará las virtudes de la romanización, esquivando el brutal militarismo con el que fueron impuestas. Y así sucesivamente, caminará entre loas y omisiones hasta desembocar de pleno en esa profunda aberración que describe el antes mencionado Karlheinz Deschner (¡oh Wikipedia te adoramos): "El que no escriba la historia universal como historia criminal, se hace cómplice de ella". Y es que las siniestras leyes del poder, gustan más de formular nerones que adrianos.

    Yo hallo que la verdadera grandeza de la antigüedad clásica reside en su capacidad para albergar la miseria y sus contrarios. ¿Ha contemplado usted la estatua del Gálata Moribundo? ¿Cuántas culturas se pueden envanecer de haber legado a la posteridad tanto respeto y dignidad sobre la muerte de un enemigo? Hágase la media con la brutal consumación del “Delenda est Carthago", y podremos contemplar el formidable espectáculo de la crueldad y la belleza grecolatinas en toda su magnitud.

    En su diversidad, convivieron en Grecia politeísmo y demiurgo, democracia y tiranía, ciudadanía y esclavitud. Es más de lo que ofrece el monocorde y dogmático panorama de la Edad Media, sólo quebrado en parte con el feliz retorno del humanismo. La plomiza tiranía evangélica del pensamiento cristiano, es como aquel principio uniformador del Mester de Clerecía: nos permite escribir sonetos, eglogas o espinelas, siempre que el resultado final sea una cuaderna vía. Podemos ejercer el libre albedrío de nuestro pensamiento, siempre que la consecuencia resultante sea la redentora divinidad del carpintero, el virgo incuestionable de su madre, y la inexcusable resurrección de la carne.

    En última instancia, la Cultura Clásica contuvo junto a otras miles, las claves de lo que luego sería el pensamiento Cristiano. Sin embargo el Catolicismo, impuesto durante siglos como doctrina hegemónica en connivencia con las tiranías terrenales, cifró todo su esfuerzo en contenerse únicamente a si misma. Y aún en eso fracasó, cuando sus esfuerzos militares no alcanzaron a detener el anglicanismo, la heterodoxia o la reforma.

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  94. ¿Y todas estas cosas: "valorar la libertad de opinión, la democracia o la igualdad de la mujer, y denigrar el maltrato a los detenidos y a los niños, la obligación de cerrar los cines en semana santa, o la opresión de los campesinos por los terratenientes" cree que fuesen posibles sin cristianismo?

    ¿Usted sabe cuál era el tratamiento de cada uno de esas libertades en el mundo pre-cristiano? ¿Se acuerda de Sócrates?

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  95. Apéndice humorístico sobre el legado grecolatino:

    http://es.youtube.com/watch?v=kOJZOaTihqY

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  96. tumbaíto e irhic:
    no me duelen prendas en reconocer la influencia de muchos pensadores cristianos en la elevación de esos valores que menciono; pero lo que quiero que reconozcáis es que muchas de las "dificultades" con las que se ha tenido que encontrar dicha elevación han sido TAMBIÉN fruto del cristianismo (la defensa de todos y cada uno de esos valores ha contado con cientos de proclamas condenatorias por parte de papas, obispos, teólogos cultísimos, y santos debidamente canonizados).

    Por otro lado, todos y cada uno de esos valores han tenido precursores en la antigüedad clásica (junto con miles de opositores, naturalmente), así que tampoco está claro que no hubieran podido triunfar finalmente (incluso mucho antes) si no hubiera sido por el cristianismo.

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  97. Es que ninguno de esos valores lo quiero irrestricto; normalmente cuando los europeas piensan en, por ejemplo, los campesinos piensan en algo así como un hobbit; sin embargo, a mí me vienen a la cabeza los campesinos vietnamitas.

    Todos esos valores los encuentro muy controvertidos y no los profeso irrestríctamente. ¿Libertad de expresión? ¿Irrestricta? ¡Y un cuerno!

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  98. Apóstata:

    Las Cruzadas fueron la gran epopeya de la Edad Media y el principio del fin del feudalismo, pero vuestra mojigatez os impide verlo (y más aún reconocerlo).


    En su diversidad, convivieron en Grecia politeísmo y demiurgo, democracia y tiranía, ciudadanía y esclavitud.


    Hoy conviven en nuestras sociedades occidentales el monoteísmo y el new age, la democracia y el terrorismo, la ciudadanía y la inmigración ilegal. Lo tuyo es sólo nostalgia romántica.

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  99. Y es que (su)señor Sebastián no deja de excretar verdades (o al menos, medias verdades) por su boquita:

    http://www.elplural.com/macrovida/detail.php?id=19512

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