[Tras la intensa discusión que estamos teniendo en la entrada sobre el concepto de "creer" (y, de paso, sobre "saber"), me ha parecido oportuno recuperar esta vieja entrada de hace casi tres años]
Las dificultades que he tenido para hacerme entender en las últimas entradas por parte de un alumno inteligente, como Ramón Álvarez, han traído a mi atención la imagen de la filosofía que, en mi opinión, mejor define la naturaleza de esta vieja y siempre peligrosa actividad intelectual: la de la filosofía como testeo de conceptos. Es la actividad que iniciaron los primeros filósofos griegos, pero que llevaron hasta sus más fantásticas piruetas los sofistas, y entre ellos, el gran maestro Sócrates; la del continuo preguntarse más allá de lo obvio, incluso en donde casi todo el mundo piensa que ya no hay nada que preguntar. (Luego vinieron Platón, Aristóteles, y sus secuaces en la caverna de los ladrones, creyéndose con la responsabilidad de tener una respuesta para cada pregunta, e iniciando con ello la otra rama de la filosofía: la aburrida).
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Lo que conocemos como "método socrático" (aunque sería mejor llamarlo "método sofístico") consiste básicamente en intentar sacar consecuencias (cuanto más aberrantes o anti-intuitivas, mejor) a partir de premisas aparentemente claras y "de sentido común" (cuanto más "de sentido común", mejor). Para ello es conveniente, y a menudo preciso, aislar aquellas premisas de las circunstancias por las que se ven rodeadas normalmente, y someterlas al experimento mental de ver qué se sigue de ellas cuando las introducimos en un entorno nuevo y extraño. Recordad lo que hizo Zenón de Elea: "todos vemos que avanzamos al correr, y ello no nos sorprende en absoluto, pero pensemos en las distancias que hay que ir recorriendo, en períodos de tiempo cada vez más cortos... !entonces resulta que...!".
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Con frecuencia, en estos experimentos mentales, los conceptos se estiran demasiado y se rompen, como los condones en las pruebas de tensión. O terminan hechos pedazos como los crash test dummies de las pruebas de choque de los automóviles. Pero no hay ningún concepto que tenga garantía de por vida.
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En la entrada anterior, y en otra reciente sobre Gaia, intentaba hacer lo mismo con el principio (común entre los ecologistas, bioéticos, y demás gente de mal vivir) de que "la biodiversidad es valiosa en sí misma". Y en fin, la hipótesis se descacharró...
Entonces el mayor miedo de todo filósofo será tenerla demasiado grande. No vaya a ser que se le rompa el concepto, ¿no?
ResponderEliminarSaludos.
ResponderEliminarEntiendo que estás utilizando una concepción pragmática del conocimiento y en especial de los conceptos o, si lo prefieres, un uso instrumental del lenguaje. Las distintas formas de hablar y diferentes conceptos, no son más que herramientas con las que testear la realidad... la filosofía sería, más que un saber, una actividad incesante de estiramiento, el laboratorio de pruebas del lenguaje... ¿me equivoco mucho?
Rorty, por ejemplo, piensa algo parecido y hay una idea suya que me parece especialmente interesante: tomando el lenguaje en este sentido, el problema es que no sabemos muy bien para qué va a servir una herramienta en concreto. POr ejemplo el marxismo que nació como una práxis de la liberación, no tardó en convertirse en su contrario (aunque por el camino ayudase a inventar otras herramientas tal vez más útiles)
Hola, Abril:
ResponderEliminarno presupongo necesariamente una concepción pragmática de los conceptos (aunque simpatizo con ella). El tipo de "testeo" al que me refiero consiste sólo, o principalmente, en SACAR CONSECUENCIAS, que no tienen por qué ser pragmáticas. Se trata de ver qué se sigue de cualquier combinación de proposiciones que nos parezcan razonables en principio; las consecuencias pueden ser todo lo "teoricas" que te parezca. Lo importante es ver si entre esas consecuencias llegamos a algunas que no estamos dispuestos a aceptar, lo que nos forzará a revisar las premisas.
“Lo importante es ver si entre esas consecuencias llegamos a algunas que no estamos dispuestos a aceptar, lo que nos forzará a revisar las premisas.”
ResponderEliminarJesús: Me gusta como enfocas, y comparto en buena medida todo lo que dices en tu entrada. Pero esto de arriba me parece tan condición necesaria de todo pensar racional, crítico y decente, que quiero simplemente señalarlo, y felicitarte. A esa forma, que comparto, de filosofar es lo que cabría llamar 'joder a pelo descubierto'.
Mauricio Patapalo.